Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]

I Can Hear Music

Octubre de 1974 - Londres

No sabía cómo lo había logrado Brian May, pero había conseguido poner un pequeño apartamento en Pembroke Road a su nombre, junto con una cuenta bancaria con cientos de miles de libras a su disposición para que no tuviera que molestarse jamás en buscar un trabajo.

Brian se lo había explicado todo antes de marcharse al 1974, pero ella estaba demasiado nerviosa por todo lo que estaba pasando para prestarle atención. Por suerte, Roger Taylor cortó el hilo de explicaciones científicas y la tomó por los hombros momentos antes de desaparecer del 2010.

—¿Cómo os voy a encontrar?— balbuceó Leena, mirando sin ver los ojos azules como el cielo de Roger.

—Empieza por Trident. Esos cabrones nos tenían controlados y nos obligaban a ir a un montón de mierdas.

—¿Tienes en el smartphone la lista de bares y clubs que frecuentábamos en aquella época? ¿Y las fechas del Sheer Heart Attack Tour?— preguntó Brian.

—Sí y sí.— respondió ella, intentando retenerlo todo.

—Bien.— dijo Roger, apretándole los hombros para transmitirle fuerza.— Freddie odiaba la vulgaridad. Pero no te preocupes. Sé tu misma. No necesitas fingir nada, le vas a encantar.

Brian May asintió, con una sonrisa leve.

—Si vas a conocernos después de un concierto lo tendrás más fácil. En aquella época Freddie no tenía problema en... bueno.

—En follar con seguidoras.— acabó la frase Roger con una risita de conejo.— Luego ya no lo hizo y nosotros tomamos el relevo.

—¡Roger, por dios!

—Bah, no me seas monja, Brian. Total, ella lo va a ver todo. Incluyéndote a ti en el backstage.

Brian palideció. Al parecer no se había detenido a considerar aquello.

—No voy a contar nada a la prensa, si eso es lo que os preocupa.— dijo Leena, con un dolor de cabeza creciente en la sien derecha.— Y ahora si no os importa, tengo cosas que hacer y tal.

Roger Taylor asintió. Lo vio tragar saliva varias veces con nerviosismo.

—¿Brian? ¿Todo listo?

—Todo listo. Buena suerte, Leena. La vas a necesitar.

Aquello fue lo último que escuchó del Brian May de 2010 antes de llegar al bullicioso y colorido Londres de 1974.

Tras toda una vida viviendo en lugares que no eran suyos, el modesto piso de Pembroke Road le pareció un pequeño palacio. Solo tenía una habitación, con un baño en suite, y una sala más amplia que hacía a la vez de cocina y sala de estar. Nada más. Pero era suyo.

Se tiró sobre el sofá para respirar varias veces antes de pensar en el siguiente paso. Tenía que averiguar dónde encontrar a Freddie Mercury y empezar a ganarse su confianza.

Pero antes supo que tenía que ir a comprar ropa. No podía pasearse por Londres con su aspecto actual.

Cuando puso el pie en el Soho, con sus calles repletas de tiendas de ropa de moda, se dio cuenta que incluso si modificaba su forma de vestir ella no encajaba demasiado en aquella época.

Leena no tenía el aspecto bohemio y chic del resto de chicas de los setenta. Muy delgadas, etéreas, lánguidas y distantes. Nunca había tenido problemas con su físico, y mucho menos con sus curvas, pero desde luego no era aquel el aspecto de moda. Lo supo en cuando entró en una pequeña tienda de pantalones y pidió una simple talla 40.