Marzo de 1986 - Munich
—¿Es cierto lo que has dicho antes?
—¿Cuándo?— preguntó Fred, estirando los brazos y cruzándolos bajo su cabeza.
—En la entrevista. Lo de que no confías en nadie, solo en mi.
—Claro que es cierto.
—¿Y qué pasa con Phoebe y Joe? ¿Y Jim?
Freddie alargó un brazo para agarrarla y acercarla a él, hasta que ambos quedaron totalmente pegados el uno al otro.
—Confío en Phoebe y Joe, mucho. Pero al fin y al cabo yo les pago su sueldo. Y Jim... No sé. Tengo la permanente sensación de que, aunque me quiere, jamás se habría fijado en mí si yo no fuera Freddie Mercury. Y...
—¿Y?
—Y quiere que yo sea alguien que no soy.— suspiró Fred, mirando el techo. Notaba el pie de Leena acariciándole distraídamente las pantorrillas.— Nunca seré el perfecto esposo, tranquilo y fiel, que él desea de mí. Y él tampoco será quién a mi me gustaría que fuera.
Leena no dijo nada, limitándose a pasar la mano por su pecho, jugando a estirar pequeños mechones de vello. Freddie la miró, arrullado por el cómodo silencio entre ellos.
Por supuesto que no confiaba en nadie más. Los años y las traiciones acumuladas le habían hecho desconfiado y escéptico con la gente, y cuanto más rico y famoso era, menos creía en las buenas intenciones de las personas que se le acercaban. Por supuesto que no desconfiaba de Roger, quién no necesitaba ni su fama ni su dinero, porque ambos eran igualmente ricos y famosos, al igual que Brian y John.
Pero Leena había aparecido cuando él apenas era famoso y ni mucho menos rico. De hecho, cuando se conocieron, ella era la que tenía más dinero de ambos. Era ella quién se preocupaba de comprarles comida a Roger y a él, de ayudarles a pagar el alquiler, de colaborar a sufragar los gastos de la gasolina en el Sheer Heart Attack Tour, de pagar decenas de cervezas para todos, de comprarle a Freddie billetes para el metro. Así fue durante el primer año que estuvieron juntos.
No fue hasta el éxito de Bohemian Rhapsody en que se libraron del yugo de Trident y Freddie empezó a hacerse rico. A partir de entonces, Leena no tuvo que volver a dejarle dinero y con el primer y cuantioso cheque que Fred recibió por las ventas de 'A Night At The Opera', le compró sus primeras Converse en agradecimiento por todo aquel primer año en que ella le había ayudado de forma incondicional.
Freddie recordaba perfectamente cómo se habían parado delante de la tienda en Camden y Leena se había quedado mirando aquellas deportivas blancas. Sin decirle una palabra la había cogido de la mano, la había metido en la tienda y había pagado encantado por aquellas deportivas blancas. Leena había intentado rechazarlas pero él la calló con un beso. Desde entonces le había comprado media docena de Converse, que ella llevaba hasta que se caían a trozos.
—¿Crees que el amor lo justifica todo? ¿Incluidas las mentiras y los engaños?— le preguntó ella, de repente. Fred volvió de sus recuerdos para contestarle.
—No lo sé. Depende, supongo. Pero en el amor alguien siempre sale herido.
—¿Fred? ¿Y si algún día descubrieras que he hecho ciertas cosas... por amor? Por amor a ti.
—Encontraría la manera de perdonarte, encanto. Aunque seguro que antes me enfadaría muchísimo. Pero siempre te acabaría perdonando.— le acarició la mejilla con cariño.— ¿Qué has hecho?
—Nada. Pero si alguna vez lo hago y lo descubres...
—Si alguna vez lo haces y lo descubro recordaré todos los momentos que he vivido contigo, incluida esta conversación, y me acabará dando todo igual. Porque eres mía, querida.— la besó y ella arrugó la frente.
Se separó de él bruscamente y se levantó, nerviosa e inquieta, con solo unas bragas negras. Abrió el minibar y sacó una Coca Cola, mientras él la observaba.
—Yo no soy de nadie, Freddie.— murmuró, mirando la lata de refresco. Luego le clavó la pupila de sus ojos azules.— Soy una mujer libre.
Freddie bajó de la cama y se acercó a ella, que retrocedió un par de pasos conforme él avanzaba.
—Eres una mujer libre.— concedió él, sonriendo.— Y eres maravillosamente mía.
Leena dejó la lata en una mesita, sin apartarle la mirada y continuando retrocediendo.
—Irremediablemente tuya.
—Y yo soy rendidamente tuyo.— susurró Fred. La acorraló entre él y la pared, y Leena ya no pudo huir. Freddie se apoyó en la pared, con ambos brazos alrededor de la cara de ella.
—Y tú eres completamente mío.
—Siempre, encanto. Pase lo que pase. Hagas lo que hagas.
—Siempre.
Freddie la besó como si su boca fuera el último manantial de agua en un inmenso y árido desierto y Leena le correspondió de igual forma, desesperada y hambrienta de él. Era una sensación maravillosa.
Le agarró el borde de las braguitas y las desgarró, arrancándoselas con furia y tirando el pequeño trozo de tela a un lado. Leena le bajó apresuradamente los calzoncillos hasta que estos cayeron hasta sus tobillos.
No les dio tiempo a llegar a la cama.
+++
Las tres semanas escondidos en Munich habían sido reveladoras, al menos para Fred. En su mente tenía perfectamente claro que las cosas debían volver a su lugar correcto. Con Leena en Garden Lodge y con Leena a su lado en el Magic Tour. Si Jim lo aceptaba, era bienvenido a quedarse con él. Y si no, podía irse libremente.
Pero al regresar a Londres todo terminó y todo se fue a la mierda. Ella dejó caer aquella bomba helada sobre ambos, alejándose de forma definitiva para darle una oportunidad a su relación con Olli.
Estaba seguro que Jim había tenido algo que ver con aquella repentina decisión de Leena de cortar con él, pero ella lo negó. Cuando se lo preguntó a Jim, este también negó haber hablado con ella.
Sabía que uno de los dos le estaba mintiendo, o quizá los dos, tratándole como a un niño pequeño y decidiendo por él. Se hubiera enfadado, pero lo cierto es que ya no tenía fuerzas ni siquiera para montar una histérica escena.
La realidad es que no habría más noches escapándose a Pembroke Road, ni más mañanas en Garden Lodge. No más Fred y Leena.
Solo amigos. Los mejores amigos.
Freddie se dio cuenta que, al fin y al cabo, no iba a poder tenerlo todo.
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Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]
Fanfiction-Tienes que salvar a Freddie Mercury.- dijo Brian May. -¿Perdón? Y así fue como todo empezó. AVISO PARA NAVEGANTES: No es un fanfic soft. Habrá sexo gráfico, escenas de drogas, palabrotas y demás. Al final y al cabo, reflejar la vida de Freddie sin...