CAPÍTULO 41: LUNA CRECIENTE

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Wei Ying secó las lágrimas. Busco su teléfono, sólo había una persona a la que deseaba escuchar en ese momento, pero no se atrevió a llamarlo. Escribió un mensaje para Lan Zhan apenas cruzó la puerta de salida del hospital.

"Te lo dije, estoy bien. Te veré pronto Lan Zhan."

Escribió, poso su vista en los autos que lo esperaban, todos del mismo modelo con vidrios polarizados. Por supuesto Wen Rouhan no iba a ser discreto lo iba a seguir para recordarle que el tiempo se agotaba. Ya tenía solo una opción para esas 24 horas, se sentía como el final del camino. Se sentó en el suelo, se quería tomar unos minutos antes de caminar a cualquiera de esos autos, con suerte tener noticias de Wen Qing antes de entregarse. Escribió un último mensaje para Lan Xichen para terminar la situación. Lamento poner esa carga sobre los hombros de Lan Xichen pero la única persona en la podia poner toda su confianza. Tanto Lan Zhan como Xichen le llamaron, sin embargo rechazó una y otras vez las llamadas hasta que simplemente lo dejó sonar. No tenía el valor para contestar a ninguno de los Lan,

Sobre su cabeza el suelo retumbó, esa al parecer iba a ser la primera lluvia de la temporada. Tuvo deseos de quedarse a mirarla, no estaba seguro de si iba a poder respirar aire fresco en los siguientes días o si iba a ser capaz de sentir algo de nuevo. El teléfono continuó sonando, miró de nuevo la pantalla y se apresuró a atender

—¿Por qué no contestabas?—grito Mei Liang

—Es que creí...

—Olvídalo tienes que venir es A-Ning necesito llevarlo al hospital

—Lo sabía—murmuró— espera ahí, la maleta está lista, busca su flauta y abrigalo llama al hospital de cardiología y avisa que llegaras con el niño, los documento ya están en la mochila

—¿Como que lo sabías?

—Instinto materno, de preservación

Fue a buscar su auto, se pasó varios semáforos en rojo, sin embargo nadie resultó herido su escolta lo seguía en sincronía perfecta al igual que los hombres de Rouhan. En la entrada de la casa el niño agitaba la flauta escolar para llamar la atención de Wei Ying. Los neumáticos del auto rechinaron al frenar. Wei Ying corrió dónde el niño. Había sudor en su frente, sus labios tenían un ligero tono azul, su respiración era irregular y agitada y su estómago estaba extendido. Wei Ying casi pudo escuchar a Wen Qing diciéndole que eran los signos de una falla cardíaca. No iba a permitir que ese par de hermanos no fueran capaz de reencontrarse.

—Yo estoy bien maestro—protestó el niño apartándose de Wei Ying

—Por supuesto que estás bien—Concedió Wei Ying, el niño puso su mano en sus mejillas

—Esta triste maestro

—¿Te parece que lo estoy?

Wen Ning asintió varias veces con la cabeza seguro de su conjetura.

—Solo un poco...

—¿Y si llamo una ambulancia?—interrumpió Mei Liang

—Le tomará 20 minutos llegar y 30 más llevar al hospital. Puedo llegar al hospital en 25 minutos

—¿Sin atropellar a nadie?

—No creo poder garantizar eso—bromeó

—¿Maestro?—respingo Wen Ning con las cejas fruncidas en un ligero puchero por las crueles palabras de su maestro

—Es broma A.Ning

—No es graciosa maestro—reprocho el pequeño

—Lo siento, lo siento, ahora todos al auto

STAY BY MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora