CAPÍTULO 35: EL GENERAL FANTASMA

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Nie Qionglin, era estudiante de medicina misma que había dejado en pausa cuando el hombre que le había dado su apellido, Nie MingJue, murió dejándole más preguntas que respuestas. Se mudó a Shijiazhuang en Hebei para iniciar la universidad, sin embargo él creció en Estados Unidos de internado en internado, desde que podía recordar, tuvo una infancia feliz, muchos amigos y una familia divertida que veía siempre que quería. Él era un apuesto joven, con buena salud, educado, ligeramente tímido, y sumamente amable. Sin embargo una vez fue el temible y despiadado general fantasma que en realidad solo era un valiente niño cuyo nombre era Wen Ning. Armado con una espada de madera y arco de juguete siempre estuvo dispuesto a defender a su atolondrado amo, que aunque era más alto, más fuerte era perseguido por malos espíritus que solo él podía ahuyentar.

Por supuesto eso solo era un recuerdo sepultado tan profundamente en la mente de Wen Ning que ya no lo recordaba, aunque algunas veces soñaba con un joven tocando una flauta, trepado en un árbol sonriéndole. De hecho ya no recordaba nada de su infancia antes de ser adoptado, olvido todo el sobre su familia, incluyendo el último día que estuvo con su padre. Aquel día como cualquier otro, el pequeño de cuatro años se mantenía esperando a su hermana y a su maestro. Aun no entendía porque se mudaban tantas veces o por qué no podía vivir con su hermana como antes.

Cada día Wen Zhou miraba a su hijo esperar, en la ventana que daba a la calle, ya ni siquiera se atrevía a mencionar que su hija o We WuXian irían de visita para no emocionarlo en vano pues a menudo alguno no podía llegar. Aquella fue una mañana especialmente fría, una tormenta invernal al fin había pintado de blanco el jardín, el paisaje era tan hermoso que no pudo resistir llevar a su pequeño a qué jugara con la nieve.

Dio un recorrido por el jardín, pensó que si quedaban hasta la primavera podría enseñar a su hijo a cultivar algunas flores. Luego llevó su mira al niño para asegurarse que todo estaba en orden. Wen Ning, apilaba la nieve con una pequeña pala para arena a un lado de la entrada con aire serio completamente concentrado en su labor.

-¿Qué haces?-preguntó, su hijo no lo miró continuó juntando la nieve

-Conejos de nieve-respondió luego de unos minutos dándole forma a las bolitas de nieve-al maestro le gustan los conejos si viene hoy va a sonreír.

-¿Por qué quieres que sonría?

El niño lo pensó detenidamente

-No es tan feliz como antes papá

-Pero la última vez se veía muy feliz

-Es que recibió un bonito regalo de cumpleaños, el lo dijo

-Oh, eso lo explica. Pero no es mejor construir conejos de nieve con su ayuda.-Los ojos de su pequeño al fin lo miraron brillantes

-¿Va a venir?

-Si...

Wen Ning creció entre hospitales una anomalía cardíaca congénita lo había tenido desde su nacimiento entrando y saliendo del quirófano. No creció como el resto de los niños, tenía un aire maduro y un completo desinterés por las cosas de niños de su edad. Hasta que apareció Wei WuXian, todo cambió, jugaba, se quejaba, hacía algunas travesuras y lucía como casi cualquier niño. Incluso si Wen Zhou no era capaz de ver a la cara a Wei WuXian, siempre agradecia profundamente las visitas que hacía a su hijo.

Wen Ning dejó la pala y se sacudió el pantalón, el médico dio un vistazo al personal de vigilancia que seguía dando sus habituales rondas por el jardín. Curiosamente los hombres no incomodaban a su hijo, algunas veces el pequeño los seguía, otras más se quedaba cerca de ellos para mirarlos fijamente, otras más les llevaba emparedados o golosinas por su cuenta.

STAY BY MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora