CAPÍTULO 48: EL FINAL

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"—¿Lo lograste cierto?

—Si pero nos costó la vida a todos, curiosamente quitarle a él la vida fue muy sencillo

—¿Tu lo hiciste?

—Si tenía que hacerlo yo lo prometí, pero todas las ganas que tuve de matarlo un día ya no estaban en ese momento"

Capítulo 19: Un camino sin retorno. Stay by me

Wei Ying despertó, no hubo un motivo para hacerlo, miró a su alrededor sus ojos estaban tan acostumbrados a la falta de luz. Pudo distinguir todo fácilmente, la habitación estaba exactamente igual que cuando perdió el conocimiento, ni siquiera había comida. Nunca tenía apetito, algunas veces estaba tan drogado que no sentía ni hambre o dolor. Ya había perdido la cuenta de los días que llevaba encerrado, no estaba seguro de nada solo del hecho de que sintiera o no su cuerpo no iba a soportar más. Se enderezó apoyado en sus brazos que de inmediato dolieron, los extendió para darles un vistazo ya no había espacio sin marca de aguja. El primer día que despertó había un par de ellas en cada brazo y su cintura dolía al punto en que no pudo salir de la cama pero no recordaba más.

Rouhan lo había encerrado en una cabaña en la que solo podía ir de su habitación a la estancia en el primer piso. Todo estaba vacío para evitar encontrar la forma de salir o de hacerse daño, lo había despojado de todo incluso de su ropa. Lo visitaba regularmente aunque era claro que lo vigilaba las 24 horas del día por las cámaras.

Posó los pies en el suelo, la madera crujió con su peso, la sangre escurrió por su espalda y entre sus piernas. No era suya, pero no recordaba que había pasado, se presionó la frente pero nada en su cabeza parecía ser capaz de armar lo sucedido. Camino hasta el apagador, la luz lo cegó provocando otro dolor de cabeza, se obligó abrir los ojos. La habitación no había sido aseada, la sangre seguía intacta en la cama, el piso, el las paredes. Algunas veces para castigarlo Rouhan llevaba a más personas cuando buscaba darle una lección pero la noche anterior Wei Ying no estaba del mejor humor.

La luz parpadeó y luego se apagó, Wei Ying corrió a la ventana, era inutil de todas formas el muro que rodeaba el lugar no le permitía ver nada. Salió corriendo de la habitación y por las escaleras tropezando y rodando los últimos escalones. En el suelo solo pudo escuchar al principio su áspera respiración, sus ojos estuvieron por cerrarse, así que se obligó a levantarse para seguir despierto. Le pareció escuchar algo afuera, bien podría estar alucinando de nuevo, le pasaba a menudo, sin embargo no quiso arriesgarse y fue a la cocina y se metió en la alacena.

Con las piernas contra su pecho cerró los ojos para concentrarse, ansiaba con todo su corazón que ese fuera su último día, pero en cuanto lo encontraran le iba a cortar la garganta y ni siquiera estaba seguro de si seguía cerca de la casa Wen, pero aún podía percibir el aroma del bosque y escuchar el bullicio de las aves.

La explosión tiró abajo el muro y varios hombres entraron para asegurar el área pero no había absolutamente nada. Un hombre empuñando la espada que había pertenecido a Wei Ying dio la orden de tirar la puerta y revisar el interior. La mujer con la luna en el cuello le había entregado la espada personalmente, era el favorecido entre el resto, pero antes debía cerrar la única salida, y liquidar a cualquiera en esa cabaña. Aunque la orden era exterminar a toda la casa Wen se trataba en realidad de una competencia por llevar la cabeza de Wen Rouhan, quién lo hiciera iba a ser nombrado Fu Shan Chu, el lugar a que Wen Xu había dejado disponible .

La cabaña solo parecía en apariencia abandonada por la ausencia de mobiliario, pues estaba muy limpia para estar olvidada. Wen Ying escuchó varias pisadas, pero no pudo determinar cuántos hombres entraron. Rompieron todas las puertas cada centímetro fue revisado y como resultado obvio fue encontrado en un abrir y cerrar de ojos. Los sacaron por los cabellos y lo arrojaron contra el suelo, su cuerpo se estremeció a causa del fresco viento de la noche. Sin poder evitarlo los presentes se miraron entre si, sabían quién era el joven, pero su estado los desconcertó. Al no representar una amenaza el hombre con la espada le indicó al resto con un gesto salieran de la casa, no había tiempo para perder con un simple niño rico, tenían que entrar a la casa antes que todos.

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