STAY BY ME

CAPÍTULO 81: EL PESO DE LA CULPA

Lan WangJi miró la escena desde lejos  al dar el primer paso para aproximarse se detuvo al ver la sonrisa de Wei Ying. No había espacio en ese sitio para él, Wen Ning puso en suelo a Wei Ying y este le tomó de la mano para llevarlo consigo. Lan Zhan suspiró, mirándolos alejarse, sintiéndose tranquilo al recordar que Wei Ying dijo que ese niño era la única persona en el mundo incapaz de lastimarlo. Volvió con sus hijos para pasar el resto del día con ellos.

Wei Ying llevó a Wen Ning a la habitación de Lan Zhan para mostrarle el contenido de la caja para reunirlo con su hermana y todos los recuerdos que las personas que olvidó. Wei Ying habló por horas  de cientos de cosas y recuerdos que volvían a él con las fotografías.  La habitación se llenó de risas y Wen Ning se olvidó de las preguntas, no importó si el hombre frente a él era o no el monstruo del que leyó. Las horas pasaron sin que el dueño de la habitación regresará y Wei Ying únicamente dejó de hablar ya entrada la noche.

Lan Zhan guardaba  golosinas para Wei Ying en sus cajones, algunas veces su apetito no era bueno  y debía recurrir a cualquier método para hacerlo probar bocado. Cuando el estómago de Wen Ning gruñó avergonzando en medio de la más divertida anécdota sobre perros y manzanas Wei  Ying se dio cuenta que pasaba de medianoche.

Mientras hurgaba en los cajones revolviendo la ropa para obtener sus bocadillos la caja con los anillos cayó al suelo. Wen Ning se estiró para devolver la sortija a la caja.

—Usted y ese médico—murmuró Wen Ning ruborizándose arrastrando las palabras sin atreverse a preguntar.

—¿Somos tan obvios?

Wen Ning sonrió avergonzado  pero asintió con la cabeza.

—Estamos juntos—admitió Wei Ying tomando la caja—pero  rechacé casarme con él

—¿No lo ama?

—Si, pero

Wen Ning miró a Wei Ying estremecerse sus ojos se humedecieron y palideció. Miedo, Wei Ying tenía miedo. No era que antes no lo sintiera, en su vida anterior tuvo miedo de perder a su familia, de ser odiado por quienes lo amaban, de ser vencido por Wen Rouhan, peleó contra el miedo y por un resultado diferente pero falló. Así que estaba aterrado  de perder todo de nuevo,  ni siquiera era capaz aferrarse a la promesa de una vida con el hombre que amaba, ya  no se atrevía a pensar en un futuro con todo lo que estaba pasando. Wei Ying volvió a su sitio junto a Wen Ning apretando la caja llevándose las piernas al pecho encogiéndose como si instintivamente buscará protegerse.

—Tengo miedo—confesó en voz alta hizo una pausa y miró alrededor todas las fotografías—una vez fui feliz, volví a tenerlo todo a pesar de lo que hice, de lo que me hicieron  y de quién fui… 

Wen Ning miro los huesos de las vértebras cervicales y dorsales sobresalientes por la extrema delgadez de su maestro y las cicatrices en su pies y manos. El conjunto completo le recordó al muchacho plagado de golpes tendido en una cama incapaz de dormir tranquilo solo y herido con aire de ser un niño abandonado. Y luego sonrió recordando al verdadero Mo Xuan Yu con mucha prisa por vivir todo.

—Xuan Yu, él—dijo Wen Ning con voz nostálgica cayendo en la cuenta de que ya no estaba y que por tanto no volvería.

—Si pudiera le devolvería su lugar, yo sé que no merezco…—se apresuró a decir Wei Ying pero Wen Ning volvió a hablar

—No, él no lo necesita—admitió Wen Ning con el corazón oprimido y la convicción de que Mo Xuan  Yu no hubiera pensado en vivir sin su padre.

Wen Ning conocía bien a Mo Xuan Yu, se llevaban pocos años y aunque no eran los mejores amigos no fue difícil considerarlo parte de su familia. Mo Xuan Yu  tenía  miedo todo el tiempo, de no ser suficiente, de equivocarse, pensaba todo cientos de veces, entraba en pánico por escenarios catastróficos e imaginarios, pero pasó toda su vida peleando contra sí mismo, se obligaba a ser valiente, no estaba dispuesto a quedarse donde estaba, el lo quería todo  porque nunca tuvo nada por eso vivía también con prisa y bajo sus reglas consciente de que nada por muy bueno o malo que fuera duraría por siempre.