CAPÍTULO 37: EL REFLEJO DEL SOL

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Wen Tao, espero pacientemente a qué Wei WuXian se comunicará. El muchacho no le dijo lo que iba a hacer, solo le pidió que estuviera listo con varios hombres para llegar a la casa principal. Poco antes de medianoche el teléfono sonó, espero esa llamada horas, incluso llegó a  creer que lo que iba a intentar Wei Wu Xian se había quedado a medias o simplemente no tuvo oportunidad.

—¡WuXian! ¿eres tú?

Solo se escuchó silencio y una respiración áspera en el teléfono. En menos de un segundo tomó la resolución de ir por él a la casa.  No le importaba si Wen Rouhan se cobraba más tarde el ayudar a ese muchacho, necesitaba saber que estaba bien.

—¡Wei Ying! hijo responde ¿estás bien?

—… tío… puedes venir por mi… 

Eso fue todo, el joven dejó caer el teléfono. Por más que Wen Tao lo llamó no recibió respuesta. Subió a su auto seguido de todos los hombres que tenía a su disposición. Al llegar la reja de la puerta principal estaba abierta de par en par. Doce hombres bajaron de los autos, portando armas largas y usando chalecos antibalas.  El aire frío les cortó la piel  del rostro, en la noche un delgado silbido fue apenas audible. Tao indicó a sus hombres que bajaran las armas,  reconoció el sonido, era la flauta de Wei Wu Xian, pero no pudo reconocer la melodía que le erizaba la piel de la nuca. Avanzaron lentamente por el sendero iluminado con las pequeñas luces amarillas, era una atmósfera bastante lúgubre nada se escucha salvo por la melodía de la flauta, nada se movía, los hombres miraban ansiosamente a su jefe esperando  les dejara volver a levantar sus armas. 

En la entrada  de la casa había un chico cuyas ropas blancas estaban llenas de sangre, sus labios casi azules estaban sobre la flauta y sus  ojos estaban cerrados. Wen Tao corrió hasta él, se quitó el abrigo para cubrirlo, pero el joven ni siquiera lo noto continuó con su melodía. El resto de los hombres entraron a la casa con Yukio al frente.

—¿Wei Wu Xian?

Wen Tao retiró la flauta de sus labios, puso su mano contra la mejilla helada para que lo mirará.

—...soy mejor que él—balbuceó  Wei Ying antes de mirarlo, luego le sonrió al reconocerlo.

—Hijo… ¿dónde está? 

—En su habitación—Murmuró

—Tío es mejor que entre,  él está en shock,—dijo con voz baja Yukio

Yukio se inclinó para tomarle el pulso a Wei Ying y poder llevar a uno de los autos. 

—Wei Wu Xian—lo llamó con suavidad. No obtuvo nada, ya sabía que  el chico se estaba desmoronando, se metió la mano al bolsillo.

—¿Recuerdas esto?—mostró el listón rojo brillante.

Mei Liang lo había enviado no para devolver lo sino como  una disculpa y lo había enviado a él para cuidar a Wei Wu Xian  en su lugar y en el de su hermano. Los dedos  pálidos sujetaron el listón rojo, una sonrisa apareció y se disolvió en menos de un segundo. Su novia tenía razón, todavía había ahí dentro un dulce y travieso niño pequeño que había sido abandonado continuamente.

—Lo lamento—dijo envolviendo el listón en la mano de Wei Ying— Te hicimos convertirte en esto.

Lo ayudó a levantarse, ya era demasiado alto y fuerte como  para llevarlo en *brazos como cuando se caía con todo y la motocicleta porque era más pesada que él, era tan pequeño y delgado que fácilmente podía echarlo en un hombro como un costal. 

Wen Tao entró en la casa, el piso estaba lleno de sangre, las paredes  salpicadas por el escandaloso líquido, tocó el cuello de una de las víctimas en busca de señal de vida pero no encontró nada.

STAY BY MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora