CAPITULO 92: EL TRIÁNGULO DE ORO

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El rumor creció como una bola de nieve, Wei Wu Xian, había vuelto, el dicho de unos locos se difundió rápidamente, absurdo, si, pero el miedo volteo del mundo de la mafia rápidamente. Los más razonable apuntaban que se trataba de un imitador que intentaba colgarse de la fama del despiadado Patriarca de Yiling, en tanto, los antiguos miembros de Qishan Wen preferían mirar a su espalda, encender la luz y estar todo el tiempo en compañía de un arma. 

Continuar tras el rastro de Jian Guang Yao y de Wang Lingjiao los llevo al camino que innumerables víctimas transitaron  en su camino al peor de los infiernos en la frontera. Al segundo día de iniciado el viaje, una copiosa lluvia los detuvo sin darles tregua para continuar su camino hasta entrada la madrugada del cuatro día. Cerca de las 3 de la mañana Wei Ying salió de la cama, el calor no era insoportable, sin embargo su ropa estaba mojada y adherida a su piel a causa del sudor. Miró al hombre a su lado con envidia, él podía dormir perfectamente sin importar el clima o el lugar solo requería que pasaran de las 10 de la noche para caer dormido.

Empujó suavemente la puerta y salió a hurtadillas de la habitación, quedándose en el pórtico contra uno de los portes mirando la  inmensa espesura de la vegetación. El silencio era inexistente, había cientos de pequeños sonidos, resultaba tan familiar que no parecía que tanto años hubieran transcurridos. Wei Ying escuchó pasos a su espalda, reconoció el ritmo y la cadencia, dejó caer su cabeza contra el poste y cerró brevemente los ojos.

—¿No puedes dormir?—preguntó Wei Ying

Wen Ning era un chico citadino que encontraba ruidosa la noche y cada pequeño ruido lo hacía saltar de la cama como un niño asustado de tres años.

—No…yo… no puedo—confesó colocándose al lado de su maestro, en un gesto que vio infinidad de veces su mano acomodó el cabello tras la oreja. Wei Ying se rio y envolvió su cuerpo con sus brazos al sentir la brisa fría contra él 

—La extraño, juro que lo hago y lo haré el resto de mi vida, sea lo que dure

—Maestro ¿usted?

—Estoy bien, A-Ning, solo estoy cansado. Estoy volviendo sobre mis pasos, no es agradable y no se siente bien…no me siento bien 

—¿Estuvo aquí antes?

—Desearía decir que no

 El destino fue la frontera la intersección entre  Laos, Myanmar y China a pocos kilómetros del río Lancang en una de las rutas poco conocidas que llevaban al lugar conocido como el triángulo de oro en el qué Wei Ying estuvo decenas de veces. El triángulo de oro  era la unión de Laos, Myanmar y Tailandia, tierras remotas, junglas y verdes colinas llenas  rutas  que no aparecían  en los mapas comerciales, que eran  el lugar en el que se fabrica una gran parte de las drogas sintéticas que se consumían en el mundo, donde cientos de mujeres y niños eran traficados, en resumen una de las sedes de los negocios más lucrativos, mismo que por años estuvo  en manos de Qishan. Sin embargo en la actualidad ya no había un dueño, todo se vendía  al mejor postor y tratándose de negocios cuyo destino eran China Lan Ling estaba a la cabeza.

El objetivo de Wei Ying era interceptar uno de los envíos comprados para Lan Ling antes de diseminarse por toda China.Tres días antes en medio de la selva fueron detenidos. La punta de un rifle apuntó contra  la frentes de Wei Ying, este levantó las manos en señal de rendición mientras Lan Zhan fue despojado de la espada, la unica arma con la que contaban. 

—Queremos ver a Kim Mai—dijo Wei Ying con voz firme  sin atreverse a mirar a los hombres aunque usaban pasamontañas, ni se atrevió a mirar a tras a Lan Zhan o a Wen Ning.

—¡Arriba!—les ordenaron

Levantar las manos, no poner resistencia, así como cualquier signo de sumisión no implicaba más que unos minutos más de vida. La verdadera luz apareció cuando Wei Ying alcanzó a ver a un muchacho entrar en una vieja cabaña, igual la de sus recuerdos y jalar a un anciano del brazo para sacarlo a toda prisa. Wei Ying se detuvo frente al anciano, el tiempo había pasado realmente por el hombre que apenas recordaba. Kim Mai miró directamente al muchacho al frente del grupo con el cabello atado desordenadamente, ojos grises y magníficos rasgos, toda una belleza  al grado que no importaba si era un hombre o una mujer, pero sintió un poco de familiaridad con él aunque no se trataba de su físico. 

STAY BY MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora