CAPITULO 50: SPOTLIGHT

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PRESENTE.

Wei Ying miró a los conejos correr para ocultarse de él. Jingyi se había ido obedientemente para llevar a su vecina al ballet pero no de buena gana. Camino lentamente de vuelta hasta el pequeño huerto quito la tabla que servía de puerta improvisada y por un segundo su mente se perdió en un recuerdo.

Un sol radiante de primavera el gimoteo de un bebe que clamaba por él en brazos de su esposa, el aroma de la tierra mojada y la hierba recién cortada era reconfortante. Miró a su derecha Ning sostenía una pequeña pala de plástico. Su mano se movió naturalmente a la mejilla rosada del niño que sonrió tímidamente.

-No se ve mal-Admitió Qing recargándose sobre su hombro. Wei Ying sonrió satisfecho, ella se había quejado de que era una pérdida de tiempo y dinero. Lo era en realidad accedió por qué era bastante bueno verlo sonreír.

-Te lo dije... tendremos Zanahorias, coles, papas, y hasta ¡ugh! rabanos...

El pequeño se removió al escuchar la voz de su padre, gimoteo un poco haciendo que Wei Ying intentara levantar la delgada cobijita pero la mano de Qing se lo impidió.

-Shhh... volverá a llorar si te escucha...-Wei Ying asintió, les tomó mucho tiempo que se quedara quieto-Antes de medio día los quiero dentro de la casa... A-Ning toma agua ¿correcto?

-Si...

-¡Bien a trabajar!

Wei Ying miró a su derecha, pero el niño no estaba ahí. Se frotó los ojos, esos fragmentos de memorias eran mucho más doloroso que todo el resto sobre todo porque aún peleaba encontrarse con la imagen nítida de los rostros de sus niños pero siempre todo se desvanecía. Comenzó a trabajar, retiró todo los restos de lo sembrado y la hierba de antes de trabajar en la cerca que mantendría a raya a los conejos. Antes de medio día detuvo su trabajo, un vecino comenzó a hablar con él, era amable y se ofreció a prestarle su herramienta.

-A los niños les va a encantar- exclamó Wei Ying con una sonrisa en medio de la conversación, solo para darse cuenta que no se refería a Sizhui y a Jingyi.

-¿Niños? En unos años ser irán a la universidad

Lan Zhan miró por la ventana a Wei Ying hablando con el vecino con una sonrisa mientras sostenía al pequeño Xian, de pronto su sonrisa se borró de tajo. Wei Ying intentó a toda costa conservar la sonrisa hasta despedirse. Luego beso al conejo negro antes de meterlo en la bolsa de tela donde lo transportaba, levantó al Wang y regreso a la casa
Lan Zhan lo miró con preocupación, lo acorralo en la puerta para besarlo, pero Wei Ying le evitó el beso poniendo a Wang frente a él.
- Lo siento estoy sucio-los dedos de Lan Zhan le limpiaron un poco la mejilla, no le importaba arruinar el resplandeciente blanco de la bata.

Tomó el mentón y lo llevó hasta sus labios, Wei correspondió a penas al beso. Se fingió más interesado en la comida y se apartó rápidamente para probar dejando al pequeño conejo blanco entre las manos de su novio

-¡Esto es muy bueno!-exclamó con la boca llena llevándose otro bocado más de la carne-¿Dónde lo aprendiste?

Lan Zhan tomó una servilleta para limpiarle la boca cuidadosamente como a un niño

-Es de tu cuaderno

-Oh... claro-Wei Ying se metio un par de bocados más con la emoción claramente ausente

Lan Zhan pensó que esa era una buena forma de animarlo, pero no funcionó. Las pocas ganas que tenía de dejarlo con los niños se evaporan, le preocupaba dejarlo solo, que lo necesitara y él no pudiera estar para él. Lo cierto era que Wei Ying ni siquiera sabía cómo afrontar la situación. Iba de extrañar a Wen Qing, desear recordar a sus niños y necesitar el consuelo de Wen Ning, pero ellos ya no estaban. Entre la culpa de haber usurpado un lugar que no era suyo y tener la oportunidad que su familia se merecía más que él apenas podía respirar. Al dormir, soñaba que Lan Zhan lo abandonaba era la pesadilla mucho más terrible que el soñar con Wen Rouhan.

STAY BY MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora