CAPÍTULO 46: FLORES DE AZAHAR.

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(Va a odiarme...y ya se que no debería tentar a mi suerte luego de hacer a Lan Zhan pasivo)


Por semanas en varias revistas la imagen recurrente era la de Wen Qing, no fue una cuestión diferente de la habitual, aparecía en los periódicos y revistas,  en eventos de caridad, reuniones  y fiestas, sola o acompañando a su tío Wen Rouhan. No hubo ningún cambio hasta que en los últimos días de junio una revista publicó la petición de mano a la joven en la habitación de hospital durante el tiempo que la joven estuvo ausente.

Las enfermeras aseguraba que el joven había cuidado a la chica  día y noche cada día sin falta, que era apuesto amable y cálido como un sol, totalmente distinto a ella. Por supuesto Lan Zhan reconoció a Wei Wu Xian en la imagen, no le tomó ni un segundo hacerlo, era la última persona a la que quería ver y al mismo tiempo lo añoraba todo el tiempo. Le dijo que no quería volver a verlo, lo dejó solo llorando suplicando no lo abandonara y como castigo era él el que no podía dejarlo de lado. Se movía entre el conflicto de querer olvidarlo y no ser capaz de hacerlo, todo lo que Wei Ying le provocó y le provocaba estaba más claro, incluso parecía que cada vez que lo perdía era solo para darse cuenta de lo profundo que era lo que sentía por él.

Desde el minuto uno la atracción había sido inexplicable e intolerable. No entendió porque lo miraba aun y cuando no lo soportaba, o porque su ausencia lo incomodaba. Por otro lado siempre llegó ilusamente a pensar en Wei Wu Xian como un libro abierto, algunas veces sobraban las palabras, sin embargo no conocía sus rincones más oscuros y dolorosos, a pesar de amarlo profundamente no estaba seguro de poder amarlo en su totalidad.

Como cada noche desde que decidió sacarlo de su vida se sentó frente a un vaso de licor. La música retumbaba en su cabeza, estaba ya mareado aunque no había tomado ni gota de alcohol. La secuencia de cada día se repitió, estaba atrapado en un bucle, sin importar que fuera a otro sitio o su acompañante fuera mujer u hombre todo siempre pasaba de la misma forma y a la mañana siguiente no recordaba lo ocurrido solo hacía evidente el hecho de que la persona que dormía a su lado no era Wei Ying.

A donde quiera que fuera la presencia de Lan WangJi saltaba a la vista, pues era mucho más allá que solo apuesto y lo mejor del caso era que jamás se negaba a pasar la noche con alguien siempre y cuando  fuera de su agrado. Para ese punto ya era conocido, así como sus estándares, ojos negros piel extraordinariamente blanca cabello oscuro, dando prioridad siempre a los hombres jóvenes. Lan Zhan se llevó el vaso a los labios, tomó un pequeño sorbo, no pudo percibir el sabor sin importar  lo que tocaba su boca todo parecía tener un sabor amargo.  Miro a contraluz el cristal, probó una infinidad de licores pero no lograba diferenciarlos. Vertió el resto del contenido en su garganta determinado a resistir un par de copas más.

El joven que había estado mirando a Lan Zhan desde que este puso un pie el lugar finalmente se acercó. Se sentó a su lado, lo miró con detenimiento confirmando los rumores del hermoso hombre que algunas veces aparecía por el lugar en busca alguien con quien pasar la noche.

Los dedos del desconocido rozaron de lo de Lan Zhan. El tacto cálido lo hizo mirar la joven. Ya estaba un poco aturdido por el alcohol, levantó el rostro del desconocido por el mentón  con suavidad para mirarlo con detenimiento. Sus ojos eras oscuros pero no negros, su piel era blanca, sus facciones eras delicadas y suaves delatando que era muy joven, llevaba el cabello atadado de forma desordenada lo que le recordó un poco a Wei Ying. Sin embargo no era él, lo sabía, la piel y la temperatura se sentía distinta bajo sus dedos, su pulgar acarició los finos labios rosados.

El chico le sonrió y Lan Zhan le devolvió la sonrisa, pero fue una sonrisa triste pues recordó que no le sonrió a Wei Ying las veces suficientes. De pronto su celular sonó, no lo escuchó solo sintió el vibrar en el bolsillo de su pantalón, se apresuró a sacarlo, era Wei Ying, por primera vez en semanas. El motivo resultó obvio, era por la noticia, por su foto arrodillado pidiéndole matrimonio a Wen  Qing. Devolvió el teléfono a su sitio y con la mano libre acercó el rostro del chico para encontrarse con sus labios.

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