CAPITULO 95: EL HOMBRE TRÁS EL CRISTAL

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EL HOMBRE TRAS EL CRISTAL

La mañana siguiente, tal como Lan Zhan prometió, Song Lan fue devuelto a su casa pero ni quiso irse sin los niños, incluso si el médico, el estudiante de medicina y el joven no parecían una amenaza no pensó en dejarlos. Así que para resolver todo de forma calmada y demostrar que él tampoco era una amenaza  los invito a su casa, con todo lo que eso implicaba.

En la puerta estaba el mayordomo visiblemente mal, seguramente no durmió en toda la noche.  El alma le volvió al cuerpo cuando vio a su joven amo salir del auto totalmente ileso, pálido pero a salvo.

Wei Ying  miró de arriba a abajo la casa, era una fortaleza de cristal, la mayor parte de ella estaba compuesta de ventanales, el interior era completamente visible desde fuera, acabados elegantes y limpios, la decoración era minimalista, los árboles y las flores de los jardines, por el contrario era mucho más vistosas que el mobiliario. Por supuesto no era la casa en la que estuvo una vez. Wen Ning bajó a los niños, de a uno a uno y todos se pegaron a él como si fueran pollitos detrás de su madre, ninguno se apartaba más de un metro.

Song Lan miró de reojo sin expresión pero tomando en cuenta que posiblemente los niños tenían una mejor y más formada opinión de ellos que él. Luego miró su reloj, tenía una junta para atender en 20 minutos, dudó un poco sobre lo que tenía que hacer.

—Dales un sitio para hospedarse y muéstrales a los niños la casa—Se giró para ver a Wei Ying se inclinó levemente, solo unos grados para disculparse—Tengo una reunión en unos minutos, pónganse cómodos discutiremos sobre los niños  apenas termine.

—Claro

Song Lan corrió a su habitación para cambiarse de ropa, no le tomó más de 15 minutos bajar a su oficina y encender la computadora.  El trabajaba desde casa para reducir el contacto con otras personas, le aterraba hasta el más mínimo contacto físico accidental con otra persona. Song Lan padecía de Hafefobia, fue diagnosticado luego de cumplir sus 20 años, por supuesto su miedo a ser tocado era sumamente irracional, hasta él lo sabía. Su psicólogo por el contrario no lo encontraba extraño, había presneciado el asesinado de su padre, sufrio de abuso sexual y violencia  por parte de su padre, mismo al que vio durante años violar a otros niños, y como si no fuera suficiente  fue abandonado por su madre; el afecto fisico o de cualquier otro tipo jamás estuvo presente en su vida, el miedo desproporcionado y la ansiedad extrema eran un resultado logico. Tanto el psiquiatra como su psicólogo se mantuvieron optimistas por su evolución hasta que hace un tiempo todo se vino abajo, se aisló por completo, todo dejó de funcionar, abandonó su oficina, las juntas de trabajo y hasta los paseos simples por el parque a horas no concurridas se terminaron. Se sumergió en una depresión tan profunda que lo llevó varias veces al hospital de emergencia.

Sobre el escritorio estaba el vaso de cristal con agua y al lado los fármacos, ansiolíticos y antidepresivos, Song Lan se los tomó sin detenerse un segundo, solo eran parte de la rutina de todos los días, no era que tuviera verdaderos deseos de mejorar, eran solo un medio que le permitía hacer todo lo que estaba en su agenda de pendientes. 

Fuera del despacho se escuchaban las risas de los niños que parecían encantados con su nuevo lugar para dormir donde además había cuatro niños más, y que luego de los interrogatorios de Wei Ying se pudieron unir al juego de Wen Ning en uno de los jardines. No había, al parecer, nada extraño con ese lugar, todos parecían ser buenos con los niños e incluso si Song Lan no tenía contacto con ellos a pesar de vivir en la misma casa se preocupaba por que tuviera todo lo necesario. Los niños lo  llamaban el hombre tras el cristal, algunas veces los saludaba con la mano y otras veces los miraba jugar, pero no era un mal tipo si los cuidaba tanto,  aunque nunca lo habían visto en persona.

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