CAPÍTULO: 23 ESTIGIO

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—¡A-Yang! !A-Yang!... ¡Vamos! ¡Vamos despierta!

Abrió trabajosamente los ojos, bostezo intentando enderezarse. Se sintió enfadado por ser despertado, el dolor se había ido lo mismo que la fiebre solo quería seguir descansando, pero no podía golpear a su amigo.

—¿Te sientes mejor?—pregunto, Xue Yan afirmó con la cabeza

—Genial... vamos despierta

—¿Ir?—Balbuceo frotándose los ojos lo que le permitió tener una mejor imagen de lo que pasaba. Hui Long estaba vestido con ropa adecuada de invierno.

—Tenemos que irnos... no o van a encontrarnos

—¡No! estamos a salvo aquí.... no podemos irnos...

—En las noticias ya está la muerte de ese tipo, crees que van a dejarnos

—No entiendes... es que

—Un montón de regalos y ya confías en ese sujeto... tienes que venir conmigo no puedo dejarte

—Pero... es que

—Solo podemos confiar el uno en el otro.

Finalmente salió de la cama para que su amigo lo ayudará a vestirse. Había sido bueno mientras duró, pero era cierto, lo mejor era no arriesgarse, solo estaban más seguros. Dio una última mirada a la habitación antes de cerrar la puerta, se escabulleron rápidamente del lugar. Afuera ya no había tormenta la gente limpiaba las calles algunos niños jugaban por ahí de hecho pasaron desapercibidos nadie se molestó en mirarlos solo eran un par de niños más. Con el dinero que tomaron iban a conseguir unos boletos para viajar en autobús el destino, era lo menos importante. Hui Long fue por los boletos. La chica en la caja preguntó por su madre, Long señaló a una mujer con un bebe en brazos sentada al lado de Yang que astutamente jugaba con el bebé, eso lo que logró convencer a la chica de venderle tres boletos.

Se quedaron cerca de la mujer y se levantaron de los asientos cuando ella lo hizo entonces pudieron ir por algo para beber y comprar cosas para el camino. Xue metió el billete en la máquina de bebidas, cuando alguien sujeto su hombro haciéndole apretar la boca para no gemir de dolor

—Te atrape pequeña rata—Sonrió el hombre mostrando su dentadura amarilla. Los habían atrapado de nuevo.

Justo en ese momento Wei Ying continuaba armando figuras de papel, evaluando los hechos, lo poco que sabía, pensando en las posibilidades sin haber probado aún la cerveza que había pedido.

Xue Yang le había mentido, no había lastimado a un cliente con unas tijeras, lo había matado, le había perforado la yugular. Un empresario pedía un par de bonitos niños para una noche, se lo había ganado a pulso. Chang Cian recogía niños huérfanos, los marcaban los vendía los ponía a robar y si tenía suerte eran usados en el tráfico de órganos. Eran un buen negocio no iba a deshacerse de uno de esos niños un castigo ejemplar como un dedo iba a ser mucho más efectivo en caso de que algún otro intentara una estupidez. Lo más lógico luego del incidente era moverse con los niños a otra ciudad o país mover a doce niños requería tiempo sobre todo con las carreteras bloqueadas, pero si no podía moverlos iban a deshacerse de ellos antes de que el incidente llegara a alguien de alto rango. Wei Ying necesitaba más información, lo dicho de Hui Long no era suficiente ni siquiera recordaba donde estaba el lugar donde los tenía. El niño mencionó el nombre de un bar pero no estaba del todo seguro.

Ese día Yang despertó hasta pasado medio día, su amigo se había vuelto a dormir luego de un poco de comida. Cuando el niño abrió los ojos la aguja en su vena le recordó dónde estaba, a salvo.

Buscó al joven con la mirada. Él estaba en la ventana jugando con una moneda que hacía rodar sobre sus dedos. Parecía ser un tipo con apariencia genial, había robado todo lo que estaba en la habitación en solo unas horas y había vuelto sin un solo rasguño. Pero la expresión que tenía en ese momento daba miedo.

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