CAPÍTULO 21: AGRIDULCE

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Wei Ying cerró los ojos al igual Chao. Se escuchó una detonación. Cuando WeI Ying volvió a abrir los ojos Chao estaba en el suelo gimiendo, la sangre se diluyó en el los charcos de agua. ¿Wei Ying no fue capaz de enfocar correctamente? No sabía que ocurrió, miro todo fue una secuencia lenta frente a él, lo soltaron, los dos hombres auxiliaron a su jefe. Alguien lo levantó por la camisa, lo miró, lo reconoció pero no entendió porque lo hizo, por qué salvarlo. Era Zhu Liu lo siguió desde que salió del hotel.

—Levanten lo y llevenselo—ordenó agitando la mano en la que aún tenía el arma.

Wei Ying se quitó la mano de Zhu Liu de encima bruscamente.

—Estás ebrio —dijo pero el muchacho lo ignoró volviendo a su camino a paso lento buscando cómo orientarse.

Zhu Liu lo siguió bajo la lluvia por horas hasta que el muchacho pudo encontrar el camino a casa. Al llegar Wei Ying se desplomó en los escalones del edificio de los dormitorios. Necesito un respiro antes de entrar, era complicado entrar en una habitación y decir que estaba bien a pesar de su apariencia. Se acomodo el cabello mojado, luego tomó un largo y profundo respiro antes de incorporarse de nuevo. Sentado echó una mirada a su espalda al edificio sonrió, ante la remota posibilidad de que él lo esperara, se apoyó en sus rodillas para levantarse y entró al edificio.

En tanto Lan Zhan giró en la cama, sus ojos se abrieron una vez más pero como todas las veces anteriores la cama de al lado estaba vacía. Su compañero de cuarto se había ido antes de terminar las clases. Era irritante, estaba preocupado por un irresponsable que solía llegar al último minuto haciendo ruido sonriendo bromeando como si nada.

Sorpresivamente la puerta se abrió Lan Zhan cerró los ojos. El aroma a licor era tan fuerte que llegó con facilidad hasta su nariz, sin embargo se sintió tan aliviado de que volviera. Wei Ying se movió torpemente por la habitación luego de encender la lámpara de su mesa de noche

Abrió el cajón del escritorio necesitaba dormirse pronto o no despertaría a tiempo para las clases, miró las pastillas pero antes de tomar una su mente evocó todo lo ocurrido de forma más clara. En qué estaba pensando cuando le gritó a Chao que disparará, claro no estaba pensando, se limpió las lágrimas. No podía hacer eso, olvidarse de todo, los Wen lo necesitaban, había un niño que lo esperaba todas las tardes, una chica que esperaba sus cartas para saber si su familia estaba bien, una chica parecía siempre encantada de reprenderlo, Su tió su hermana y Cheng no lo perdonaría si muriera . Cerró el cajón, lo miró a Lan Zhan dormir

Fue hacia el pequeño refrigerador y sacó una lata de cerveza, pero bebió solo la mitad. Lan Zhan abrió los ojos y quiso levantarse pero Wei Ying comenzó a quitarse la ropa. Se desabrocho los botones de la camisa aún y con la tenue luz de la pequeña lámpara fue posible para el notar las marcas rojas por todo el torso. ¿Cómo es que siempre se metía en problemas? pensó Lan Zhan. Lo miro evaluarse los golpes. Ya no era para nada el chico de dos años atrás, lo sabía, desde que volvió a verlo pero no fue tan real como el poder apreciarlo a solo un par de metros.

Todo en él ha cambiado cada músculo, su abdomen antes suave y blanco ahora era firme, se tensaba mostrando los músculos a cada respiración. Quiso apartar la mirada pero continuaba descendiendo, las caderas, los glúteos, mientras Wei Ying se quita el pantalón.

Estaba fascinado por el cuerpo de un hombre, se reprendió por sentir deseo de tocar y besar cada parte de ese cuerpo. Finalmente Wei Ying se quitó la camisa, quedando completamente desnudo ante sus ojos. El deseo quedó en segundo término al darse cuenta de las cicatrices especialmente las de hombro que se extendían hasta llegar al parche que le cubría el pecho. Wei Ying lo retiró pero Lan Zhan no fue capaz de ver lo que había debajo.

STAY BY MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora