STAY BY ME

CAPÍTULO 32: LA LEALTAD DE UN HOMBRE

Wei Ying despertó antes de que el despertador sonara. De nuevo había tenido otras de esas horribles pesadillas, odiaba soñar con Rouhan, sentía que su corazón se salía de su pecho y todo su cuerpo temblaba. Se encogió en la cama buscando tranquilizarse un poco para no despertar a nadie. Luego de unos minutos pudo moverse, estiró la mano para alcanzar su teléfono y mirar la hora solo faltaban unos minutos para que todos despertaran. Pensó en bajar a la cocina y de esa forma no tendría que volver a cerrar los ojos. Sin embargo su mirada fue al hombre que dormía profundamente a su lado. Lan Zhan odiaba despertar y no encontrarlo a su lado, lo mejor era quedarse hasta que despertara. Lan Zhan se había desvelado hablando con él, aunque en realidad solo lo escucho parlotear por horas sobre la remodelación de la casa.

Contemplarlo  desvaneció  lentamente su miedo, ya nadie iba a lastimarlo, solo era un mal sueño. Su mano se movió para tocar el hermoso rostro,  pero se reprimió quería que durmiera hasta el último minuto en  que la alarma sonara. Una mejor idea cruzó por su mente, encendió la lámpara de su buró y se preparó para añadir  a su colección una fotografía de Lan Zhan dormido con el torso desnudo. Tomo tantas fotos como pudo hasta que Lan Zhan se comenzó a mover al no poder estrechar el cuerpo de Wei Ying contra el suyo. Abrió los ojos intentando enfocar al chico sentado a su lado.

—¿Estás bien?—Preguntó con voz ronca jalándolo de la mano para hacer que se volviera a acostar con él. Wei Ying se dejó caer en la cama, la piel de su espalda se adhirió con el pecho cálido de Lan Zhan, incluso podía sentir su corazón latiendo. Lan Zhan lo abrazó con fuerza y pasó su nariz por la nuca de Wei Ying y aspiró profundamente provocando cosquillas.

—Lan Zhan no hagas eso—se quejó retorciéndose un poco pero sin intención de alejarse—estoy bien lo juro

—Amo como hueles—admitió adormilado.

Wei Ying sonrió intentando soportar el cosquilleo esperando a que se volviera a quedar dormido. Pasó su dedo por la pantalla del teléfono para elegir la mejor foto pero  era incapaz de elegir  solo una, todas le gustaban mucho. El hecho de que Wei Ying se quedara en silencio estando despierto fue lo que impidió a Lan Zhan volver a dormir unos minutos más.  Estiró el cuello para ver lo que su novio veía en el teléfono y la foto funcionó mejor que una taza de café para despertarlo.

—¡Wei Ying!

Wei Ying saltó de la cama llevándose el teléfono al pecho, Lan Zhan salto también intentado atraparlo, lo acorralo contra la puerta y de esa forma comenzaron el día.

—¡Wei Wu Xian!

La voz de Lan Zhan tenía un tono profundo, su mirada estaba seria, claramente no estaba jugando pero Wei Ying sonrió coquetamente jugando un mechón de su cabello.

—Lan WangJi—retó el jovencito mirando sus rutas de escape.

—No estoy jugando—Advirtió extendiendo la mano para que le diera el teléfono.

—¡No! ¡Vas a tener que quitármelo!

Corrió escabulléndose por un lado, pero Lan Zhan lo atrapó por la cintura, lo arrojó sobre la cama y saltó encima de él. La sonora y melódica risa de Wei Ying resonó en la habitación. Una mano de Lan Zhan bastó para inmovilizar ambas manos en las que Wei Ying  sostenía el teléfono con fuerza y con la otra mano le hizo cosquillas.

—¡Alto espera!... ¡¡no es justo!!... Hagamos un trato

El médico se detuvo, liberó sus manos  y lo miró atentamente buscando recobrar el aliento y controlar su risa antes de hablar.

—... Quiero algo a cambio—sonrió dejando su mirada en el borde del pantalón de la pijama de Lan Zhan. Aquello fue para el médico el indicio de que algo mucho peor tramaba pero lo dejó seguir—Tu y yo en la tina esta noche y quiero sonrisa del emperador. ¿Qué dices?