CAPÍTULO 15: LÍNEAS PARALELAS

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Giró enredándose en las sabanas, estaba tan cansado que no deseaba salir de la cama, probablemente se estaba volviendo viejo, salir de madrugada y continuar el día como si dormir no significará nada se había quedado en el pasado. Además tenía un motivo extra para quedarse en la cama, el jovencito que tenía puesta de cabeza su habitación. La ropa del armario estaba desordenada, aunque le había conseguido algunas prendas insistía en usar su ropa porque según él lo hacía lucir sexy. Ni hablar de la cocina, la nueva regla de la casa era no dejarlo cocinar, en cuanto a la sala estaba llena de los viejos DVDs, de eso último no iba a quejarse al menos lo dejaba quieto algunas horas. Su vida y la de sus hijos se había vuelto un caos, los conejos había invadido la sala, los horarios ya no eran respetados, la mayor parte del tiempo la casa era un escándalo y las risas de sus hijos se habían vuelto habituales. Con todo cambiando podía él también quedarse un poco más en la cama. De esa forma Wei Ying dormiría contra su pecho envuelto en sus brazos. Dormiría un par de horas, incluso podrían desayunar juntos, y luego de una ducha se iría directo al consultorio, si eso haría. Busco a tientas en la cama sin abrir los ojos, pero está estaba vacía de un salto se enderezó abriendo los ojos. ¿Donde estaba?

—¡Wei Ying!—llamó

Miró alrededor pero no había señal de él se apresuró a salir de la habitación sin importarle que estaba descalzo. ¿Que iba a hacer si desaparecía de nuevo? era un pensamiento sumamente ilógico pero muy recurrente. Entonces escucho las voces de los niños en la cocina, se quedó en el marco de la puerta mirando sin decir nada para no delatarse, Wei Ying estaba ahí.

SiZhui cocinaba mientras Wei Ying observaba con una taza entre las manos, específicamente era su taza, el regalo del día del padre que los niños le compraron años atrás, en tanto Jingyi estaba en espera de su desayuno, todavía adormilado recargado con la cabeza en su sobre el brazo de Wei Ying.

—¿Otra pesadilla?—preguntó Sizhui

—No recuerdo, yo vine por cafe.... espera déjame probar eso....

—Espere aun no esta listo...

—Bueno desayunaré y volver a la cama...

—No tiene usted nada de tacto... no presuma de ese modo—Se quejó Jingyi frunciendo la boca en un puchero. A Lan Zhan le pareció curioso que los tres hicieran esa expresión pero con lo lento que era para algunas cosas Wei Ying no iba a notarlo pronto.

—Lo siento lo siento—dijo acariciándole el cabello y luego la mejilla, entonces se dio cuenta de la presencia de Lan Zhan—¡Lan WangJi!

—Buenos días Padre — Saludó SiZhui sin voltear a mirarlo.

—Buenos...Días...— dijo Jingyi enterrando la cabeza en la sudadera de Wei Ying.

—Buenos días—respondió Lan Zhan aunque solo pudo mirar la sonrisa de Wei Ying.

—¿Café? —preguntó Wei Ying ofreciendo la taza, no hubo respuesta Lan Zhan tomó la taza llevandosela a los labios para darle un sorbo.

Sizhui evitó mirar el descarado coqueteo de su padre con el joven Yu. Ya habían pasado poco más de tres semanas desde que el joven se había instalado en sus vidas. Para Sizhui había en esa situación una inexplicable sensación de familiaridad aunque si era algo raro que su padre estuviera en una relación.

Por otra parte algunas cosas quedaron claras, como el hecho de que su padre nunca salió con nadie, ni le presto atención a ninguna mujer, y había un número exagerado de madres solteras detrás de él. Más importante, le fue obvia la razón por la que su padre no tenía permitido ir a la casa del tío Qiren. Lo que aun no le quedaba claro era como su hermano no había notado que su padre estaba en una relación con el joven Yu, dormían juntos aún y cuando había una habitación para huéspedes, se bañaban juntos, su padre alimentaba a Yu en la boca siempre que tenía oportunidad o lo llevaba en brazos para evitar que caminará, ni hablar de la forma en la que se miraban el uno al otro, las películas románticas se quedaban cortas.

STAY BY MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora