CAPÍTULO 65: LA CACERÍA DEL INOCENTE

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T  R E C E   A Ñ O S   A T R Á S

12 DE FEBRERO.

Guang Yao se  quedó en blanco cuando su esposa preguntó por el niño entre llanto y gritos, Su She tuvo que entrar para explicarle y luego decidió sedarla para que no se hiciera daño. Los ojos del esposo se posaron sobre su mujer que lentamente se tranquilizó, pero no se movió ni un centímetro por varios minutos, le pareció al médico que estaba en shock. Luego de eso necesitaron  a Su She en otra área, estaba de turno y no tenía tiempo para cortesías, su colega le hizo una vela por el cristal para que se diera prisa o serían regañados. Por espacio de casi una hora el médico se ocupó de su trabajo olvidándose de Guang Yao por completo. Hasta que lo vió caminar entre los pasillos, lo siguió por varios minutos. Guang Yao estaba pálido, parecía enfermo, apenas era capaz de estar de pie, salió de la habitación sosteniéndose de la pared.

—A-Yao—llamó con suavidad, puso su mano sobre su hombro y el hombre saltó asustado—¿Estás bien?

Guang Yao asintió con la cabeza varias veces denotando lo nervioso que estaba.

—Ven necesitas tomar aire fresco, te haré compañía…

Fue conducido hasta un pequeño jardín, a pesar del invierno el tenue reflejó del sol bastaba para entrar en calor. Su She puso en su mano una bebida caliente, era chocolate  el dulzor resultó reconfortante al primer sorbo.

—¿Qué harás ahora?—preguntó  el médico que estaba enterado de la situación de Guang Yao y Qin Su por qué él mismo había realizado las pruebas de ADN.

—Me divorciare—mintió dándole un sorbo a su bebida

El médico suspiró, él no sabía de intrigas, engaños o crueldad, solo era un médico que había llegado solo hasta ese punto. Pensar en Jin Guang Shan le causaba escalofríos, dos hermanos habían terminado casados sin saberlo por su pervertida y retorcida mente. Su situación era distinta, había crecido con sus abuelos y su madre sin saber  de su padre nunca lo necesito. Un día accidentalmente se enteró por su abuelo en un descuido producto del Alzheimer que el hombre en la revista sobre la mesa era su padre, el mismo hombre que admiraba. Su ingenuidad lo hizo buscarlo solo para recibir un abierto rechazo y un infundado desdén. A Lan QiRen no le importaba, jamás lo hizo, le recalco que nunca quiso un hijo pero su madre insistió en tenerlo.  Sin embargo Lan  QiRen si tuvo tiempo y paciencia para criar a sus dos sobrinos. Le pareció el hombre más cruel hasta que se enteró de la situación de Meng Guang Yao.

—¿Guang Yao por qué me ayudas?

—Necesitaba un favor y es tu derecho Su She… no tengo nada contra Lan Qiren, jamás me trató diferente a pesar de…

—¿De?

Guang Yao sonrió amargamente pero no continuó hablando. No era un secreto que  madre era prostituta, multas, arrestos la hicieron caminar entre las calles para avergonzarla, pero nunca a ella pareció importarle. Todos sabían a dónde quiera que Guang Yao iba  quién era su madre. La  esposa de Jin Guang Shan, lo divulgó a los cuatro vientos, para truncar  el camino del joven, desvirtuar su imagen, opacar cada uno de sus esfuerzos, muchos a su vez encontraron  divertido mofarse de él y otros más disfrutaron divulgar el chisme, añadiendo cosas. Solo la mirada de Nie MingJue mantuvo a raya los rumores y llegó incluso a encarar a más uno, incluyendo a la esposa de Jin Guang Shan .

El médico tuvo que despedirse apresuradamente, una emergencia terminó con la conversación. Yao tomó otro sorbo antes de corroborar la hora, en el teléfono tenía varias llamadas perdidas  de su padre. Otra llamada más se perdió mientras miraba el teléfono sin atreverse a responder. Se puso de pie, sus piernas tenían de vuelta sus fuerzas pero  no tenía adonde ir más que de vuelta a la habitación de esposa o junto a su suegro. Tiro la bebida en un contenedor de basura antes de entrar en unos de los baños mirando a la distancia a Qin Cangye caminando impaciente por el corredor esperando por él.

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