CAPÍTULO 63: ULTIMÁTUM

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T R E C E   A Ñ O S    A  T R Á S

11 de febrero.

Eran cerca de las diez de la mañana cuando Wen Ning llegó a la cocina de mano de Qing,  apretando los labios ligeramente intimidado por la gran casa. En su mente aún había vagos recuerdos de una gran y fría casa que le causaba miedo, tampoco le gustaba estar lejos de su familia, no quería despertar solo en un cuarto de hospital, o esperar que fuera la hora de visita para ver a su hermana. Por otro lado había prometido ser valiente y no llorar,  pero de verdad solo quería volver a casa.

—Señora Jiang puedo llamar a A-jie—pidió el niño

— Si cariño pero primero desayunamos, a ella le va a gustar que le cuentes lo que has comido.Vamos saluda

El niño fue hasta el mayordomo que preparaba el desayuno. El hombre lo miró advirtiendo su  timidez

—Buenos días señor— se inclinó A-Ning educadamente el hombre sonrió, era extraño ver a niño tan educado.

— Buenos días. ¿Cual es tu nombre?

El niño miró a Yan Li en busca de su permiso, ella asintió.

—Wei Ning, estaré a su cuidado señor

El hombre se puso pálido por la mención, pero no se atrevió a buscar una explicación pues no le correspondía.

—Sin preguntas por ahora, ya te explicaré—se adelantó Yan Li— El no es un problema, es tranquilo ¿podrías ayudarme a cuidar de él?

—Sí señora. 

Wei, el apellido no se había mencionado en la casa desde la muerte de Fengmian y su esposa. Sin embargo todos en casa esperaron ver de vuelta a Wei Wu Xian, pero luego de su matrimonio no se escuchó nada más ni en la casa ni en el exterior y el señor Jiang Wan Yin prohibió a todos mencionar su nombre.

El mayordomo  miró de nuevo al niño, era muy grande para ser hijo de Wei Wu Xian no había parecido a simple vista. Zi Xuan llegó  con Jin Ling en brazos y una sonrisa en el rostro a pesar de las ojeras por no haber dormido y pasar cada segundo mirando a su hijo, pensando en lo que iba a hacer. Su sonrisa era debido a que al fin había logrado cambiar el pañal del niño son se mojado en el intento.

—Adivinen quién ganó está vez

—¡Felicidades!—se rió, sin querer recordó la expresión de su esposo cada vez que intentaba cambiar a Jin Ling, de absoluto pánico por ser mojado

Yan Li extendió los brazos para recibir a su pequeño, Zi Xuan la beso en la frente antes de servirse café. No quería ir a la oficina pero Guang Yao esperaba por él y no podía quedarse mucho tiempo, su hermano había tenido unas semanas complicadas, su esposa estaba embarazada y su salud no era buena. Por otra parte, Jiang Cheng seguía renuente a salir de Shanghai incluso si era por trabajo.

—Yo puedo encargarme por hoy—se ofreció Yan Li al ver a su esposo bostezado por tercera vez

—No, no te preocupes,   volveré temprano a casa y pedí ya un taxi.

Zi Xuan siempre cumplía su palabra seguramente estaría de vuelta para la comida Yan Li no insistió, lo dejó marcharse.  Era cierto que tenía que ir a la oficina, sin embargo no era un asunto que llevará más de una hora, tenía  además  que  hablar con MingJue y no era una conversación que su esposa debía escuchar. MingJue podía ser temperamental e intimidante pero era bueno en su trabajo. Pedir su consejo era lo más sensato que podía hacer  dadas las circunstancias.

Al llegar a la oficina su hermano estaba ahí con el semblante fresco y amable  que parecía el de siempre pero a Zi Xuan le pareció ligeramente forzado. Tenía algún tiempo de esa forma al principio pensó que era por el delicado estado de Qin Su y la negativa y subsecuente  de su suegra, luego se dio cuenta de que estaba incómodo a su presencia. El motivo le era obvio, su padre y Zi Xun estaban acosando, había sido ya informado por el personal de seguridad y por la secretaría de Jiang Cheng que su primo y su padre se  entrevistaron con Guang Yao en varias ocasiones. Supuso que lo estaban presionando para que Yao lo  convenciera para acceder a permitirles ver a Jin Ling. Zi Xuan sabía que su hermano mayor era lo suficientemente  considerado como para no molestarlo y soportar solo el problema.

STAY BY MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora