Capítulo 3:2 -Corona y cartas

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El suelo está húmedo, pero no es por lluvia, pues estamos en un espacio cerrado. El suelo está húmedo y no se ha derretido escarcha que hubiesen entrado niños para jugar. Lo que se ha derretido ha sido la solidez en nuestros cuerpos, que han ardido por horas en un espectáculo de lujuria perversa.

Los pisos están tapizado de mujeres hermosas, de diferentes proporciones y edades, todas ellas se me han unido en algún momento. Mis pulmones se sienten pesados, llenándose y vaciándose constantemente a causa de los ejercicios de cardiopulmonares que llevo ejerciendo hace rato.

Mares de transpiración escurren de mi frente y espalda, mientras inhalo y exhalo desesperado por no ahogarme. Y mientras ello ocurre, mis caderas se mecen violentas, para empujar mi miembro en el interior de la última súcubo que queda consciente.

Mis ojos eyaculan lágrimas de felicidad por haber logrado el cometido más pecaminoso que tenía en mente, mientras que mi pene llora sus últimas gotas dentro de la chica que lo acogía en el interior de sus labios inferiores.

Y así tras seis horas continuas de sexo sin descanso, solo apoyado por las hierbas Senectud zafral, sometí a treinta y cuatro súcubos que no se llenaron solo como mi semilla, sino también con mis puntos de salud.

Ambos elementos propician placer en sus cuerpos, y una excesiva cantidad las lleva al delirio, es por ello que no pueden mantenerse en pie incluso con la resistencia que deberían tener en el ámbito sexual.

[Advertencia. Usted ha perdido 17'626.600 (diecisiete millones seiscientos veintiséis mil seiscientos) puntos de salud]

Es obvio que no pueden soportar más de mí, cada una absorbió alrededor de quinientos mil puntos de salud durante la orgía, es verdad que yo me siento ni un poco agotado, pero ellas están en una especie de estado de hibernación por el tope de energía de sus cuerpos.

—"Google, ¿qué ocurrirá con ellas?".

[Advertencia. Tras haber llenado sus reservas de poder con su energía sexual y vital, entrarán en una etapa de evolución. Pasarán de ser demonios menores a demonios básicos]

Entiendo, supongo que tardarán un buen tiempo en estar listas para la siguiente ronda, de momento regresaré. Aunque me incomoda un poco el hecho de que no solo les di satisfacción sexual, sino también energética. Es como si literalmente hubieran bebido todo mi jugo sumergido en guaraná y extracto de té.

Estaba por abandonar el lugar, cuando la última chica me agarró del pie. —Espera, tengo algo para ti, como recompensa por todo el poder que nos has entregado.

Debo resaltar que esta súcubo fue la primera que penetré y la última con la que estuve, la que nombré Liliam. Ella empezó a trazar siglas mágicas en el suelo usando su dedo índice, mientras susurra en un idioma que desconozco por completo, un vocabulario gutural y violento. Solo hubo unas palabras que entendí.

—Yo, Vicaria Bon Lilith, te ofrezco la corona de nuestra señora.

Una distorsión sobrenatural apareció en el techo de este sitio, y de ese espacio con brillo intenso rojo apareció una corona enorme, mezcla de la corona de espinas de Cristo y una aureola que representa los rayos de luz divina.

—Cuando uses esta joya, nos tendrás a nosotras, las treinta y cuatro súcubos que sometiste, bajo tu completo dominio. Y con nosotras, también nuestro poder —. Sentí el impulso de arrodillarme, pero no lo hice de ninguna forma. Fue entonces cuando surgió un cuadro informativo frente a mis ojos.

[¿Aceptas el pacto de la profanación y depravación? Si / No]

Ante esto solo suspiré, no conozco demasiados beneficios al respecto, pero es mejor eso que nada. Por supuesto acepté y recibí la corona, para guardarla en mi inventario. Tras hacerlo, ella cayó en un profundo sueño, así como las demás.

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora