ROMUGUVI [Vol. 1]

Capítulo 14:8 - Liberación interior

Después de unos diez minutos de concentración, el pelinegro finalmente le da luz verde a la princesa Marie, por fin puede volver a desviar la mirada de sus ojos. —"Creí que al ser una niña no soportaría la curiosidad, eso solo demuestra la voluntad que tiene por vivir, a tan corta edad ya conoce el valor que tiene la vida" —. Hay pocas cosas que despierten la mínima muestra de admiración por parte del pelinegro, es casi como un plus exclusivo para ciertos privilegiados.

Ella de repente le da un abrazo, lo que toma desprevenido al azabache, pues esperaba una actitud más recatada por parte de una chica de la realeza. Incluso dudando un poco corresponde el gesto, y eso ya era arriesgarse demasiado, especialmente en un mundo donde no sabes los compromisos que tienen los adolescentes, tranquilamente puede tener su mano enlazada a un viejo sadista que solo desea alcanzar la corona a través de métodos depravados como la pedofilia.

—Ven, salgamos de aquí, tu padre debe estar preocupado por tu seguridad —. De inmediato la conduje hacia la luz del exterior, incluso con el vestido de los rituales de purificación, así probablemente haya más credibilidad por parte del monarca de Lanihí. —Seguro estará muy feliz de que tu maldición esté disuelta finalmente.

Al salir por la gruta, el rey Alvanir de inmediato se abalanza sobre su adorada hija, apreciando su rostro finalmente libre del impío maleficio de los demonios. —¿¡Esto real!?

—¡Es real papá! ¡Por fin soy libre! ¡Podré vivir! —. Ambos, hija y padre, seden inevitablemente ante las lágrimas que reflejan su basta alegría. Tras unos segundos, en los que ambos se profesaron el sentimiento de felicidad pura, se pusieron de pie y observaron a quien fue posible todo eso.

El rey de Lanihí, por segunda vez en el día se inclinó frente a un completo desconocido, en el que depositó su fe más profunda, esa que ni siquiera les profesa a los dioses en los que se ha basado toda su cultura. Cómo es posible que esto esté sucediendo, un adolescente que apenas está llegando a sus catorce años ya tiene el respeto de una nación entera, porque así será, el reino completo de Lanihí será el primero en recibir de manera segura la vía verde para iniciar el comercio con Dalila.

—Dime tu nombre joven, te daré el título de noble si así lo deseas —. Alvanir está tan emocionado que ya empezó a mencionar recompensas para el pelinegro de ojos vendados, pero este permanece en completa calma y pronuncia unas palabras que el rey recordará por el resto de su vida.

—Alteza, mis acciones no tienen la intención de obtener una recompensa, solo soy curandero que ha sido bendecido con el don de la antítesis hacia maleficios. No es un regalo que me hayan dado los dioses, es algo que me brindó el mismo conocimiento del mundo, la raíz de todo —. Al escuchar aquello, el rey se planteó seriamente un cambio de dios en el que creer, sería muy difícil teniendo en cuenta lo arraigado que ya está el exponente de su iglesia. —Si desea agradecerle a alguien será a este pueblo, pero lo hará por voluntad propia, sin que yo lo presioné por algún tipo de compensación por algo que hago enteramente de corazón.

La princesa quedó tan maravillada con ese discurso que de inmediato tomó a su padre del hombro para bajarlo a su nivel, con el propósito de susurrarle al oído algo, que de inmediato provocó sorpresa en el monarca. —Muy bien Heraldo del cielo —. Se pone de pie cuando el mensaje de su hija fue procesado, la curiosidad es demasiada, una intriga gigante hace que todos añoren conocer lo que Marie dijo.

—No te haré propuestas, ni siquiera yo mismo elegiré lo que quiero para ti. Es mi hija misma la que acaba de decidir lo que quiere —. El monarca toma la mano del curandero y la mano de la princesa, antes de unirlas y posteriormente atarlas con un hilo que la señorita le entregó mientras le hablaba al oído. —Mi adorada, ha decidido que tú serás el hombre con que pasará el resto de su vida, te casarás con mi querida Marie.

La sorpresa no solo atacó al pelinegro, sino también al gobernador de Lanihí y a todos los guardias que hacían escolta del rey Alvanir. Los policías que escoltaban al gobernador se miraron entre sí con una sorpresa impresionante, y entonces como un eco de gran potencia empezó a repetirse entre todas las personas, estallando una sorpresa de inmediato, expandiéndose una emoción festiva.

—"Creo que esto se puede complicar un poco. Ni siquiera sabe quién soy y ya me comprometió con su hija, de verdad tiene una gratitud formidable" —. Esperaba algún tipo de recompensa normal, no estaba dentro de sus predicciones aquello, de hecho, creyó que incluso el monarca podría ser más celoso con su hija, cosa que no resultó ser cierta en ningún sentido.

...

Mientras tanto, en el interior del palacio real del reino de Venuem, el pánico colectivo ya empezó a reinar, pues el príncipe acaba de morir de manera misteriosa. Todos los invitados fueron encerrados en el interior, para descubrir al culpable y no saben lo que seguirá...

—Sabía que eso pasaría, así que mi plan va de maravilla —. Se dice a sí misma Zullah presenciando el caos que está provocando su venganza, en tanto que bebe su propio veneno como si se tratara de una simple bebida energizante. —Es extraño ser inmune al veneno, una maravillosa característica de mi clan, lo mismo que nos permitió desarrollar métodos curativos con una tasa de efectividad del 98%

Ella se levanta del sitio en que se encuentra sentada, todavía en el techo del palacio, justo al lado de una ventana que deja observar el gran salón. —Pero, también nos permitió conocer los más oscuros secretos del veneno y sus terroríficas propiedades —. Abre la ventana con suma delicadeza y respira profundamente, antes de exhalar desde sus pulmones una nube de gas tóxico que inundó toda la sala.

Rápidamente cierra la ventana otra vez y se escapa con gran velocidad en dirección a su academia de aprendizaje. En tanto que los gritos de horror se escurren en la sala y los más de doscientos nobles en el interior fallecen uno a uno por intoxicación, no sin antes sufrir...

—Esto es, por habernos abandonado después de todo lo que hicimos por usted, malditas escorias de la sociedad.