ROMUGUVI [Vol. 1]

Capítulo 10:4 - Victoria

Me encuentro corriendo a toda velocidad huyendo de la barrera como si no hubiera un mañana, la magia no es algo que pueda estar derrochando como si fuera agua, de verdad es complejo estar haciendo rendir cada punto de aprendizaje que tienes.

—¡Dos estudiantes más han sido retirados de la carrera de mazmorra!

¿Quiénes serán? ¿Por qué no dicen sus nombres? Debe de ser porque eran dos, eso significa que fueron eliminados al mismo tiempo. Rytha está en pie obviamente, eso significa que dos de las chicas fueron retiradas. Una debe ser Zullah sin lugar a dudas y la otra está entre Liliam y Derrien.

Si tuviera que apostar a ojos cerrados creería que Derrien es la que sigue en la mazmorra, después de todo tiene un nivel muy alto, demasiado diría yo.

Continúo el camino por un rato, cruzo el sub-piso número diez y desciendo velozmente, me sorprende bastante no encontrar enemigos hostiles en los alrededores, parece que fueron eliminados recientemente por alguien. —¿Qué es este extraño olor? —. Pregunto a la nada mientras que me tapo la nariz.

[Afirmativo. Buscando... buscando... buscando. Resultado no encontrado en la base de datos de Siradel]

Mi expresión no consigue tranquilizarse ante la respuesta de Google, así que decido continuar mi carrera, los últimos sub-pisos se van volviendo más pequeños, por lo que el tiempo de trayecto es razonablemente menor.

—"Tengo un extraño presentimiento".

Mis rápidos pasos se detienen en el momento en que llego a la última sala, que da con las escaleras para bajar al quinceavo sub-piso, veo a la distancia una figura arrodilla aparentemente agonizante. Cuando estaba por acercarme aprecio como aparece una luz desde su brazo que la transporta directamente a la superficie.

—¡La princesa Liliam ha sido retirada de la carrera de mazmorras!

¿Liliam? Creí que ya habría sido eliminada de la carrera, eso quiere decir que antes la expulsada fue Derrien. Y si no estoy mal, el único con tales capacidades es quizá Rytha. Supongo que tendremos nuestra batalla final frente al último jefe de la...

—¡El Dragón insecto acaba de ser eliminado!

Ante ese anuncio me quedo paralizado, imaginando la cantidad de logros que se está llevando Rytha. Muy emocionado por el hecho de enfrentar al pelinegro me aproximo a las escaleras, pero en cuanto pongo un pie sobre estas, el sello regreso sano a casa de mi mano se enciende con intensidad.

—"¡No puede ser!"

Tuve que cerrar los ojos ante tan cegador destello, y al abrirlos solo puedo ver a las personas que aprecian las mazmorras a través de la pantalla. —¡Veo que ni siquiera tú pudiste con ella! —. Una chica se me cuelga del cuello por la espalda, no es otra más que mi hermosa prometida de dientes afilados.

—Bueno, no me esperaba una trampa en medio del camino. Pero, ¿por qué dices ella? Recuerda que Rytha es un chico.

—¿Rytha? —. Una confusión notable aparece en el rostro de la pelirroja, ante lo cual me extraño.

—¿Que yo qué? —. La voz del pelinegro aparece desde una esquina y lo veo recostado en una camilla, su rostro se ve bastante mal, peor que cuando te da fiebre del dragón. A su lado también está Liliam con el mismo rostro de agotamiento y malestar, solo que está inconsciente.

—Un momento, pero si ustedes están aquí, eso significa que...

—¡La ganadora de la carrera de mazmorras este año es Zullah Ficcama de Venuem!

Un atronador grito apareció por parte de muchas personas que están al frente de una proyección mágica, con presura me acerco y tras unos empujones puedo apreciar a la albina al lado del dragón insecto ya fallecido.

—¡Esto es algo histórico! ¡Es la primera jovencita que derrota al dragón final de la Pedalja! ¡Y eso que lo tenía mucho más difícil que los de otros años, es increíble! ¡Lo mejor es que no recibió un solo golpe, y ya sabemos lo que acarrea eso, un triple mérito!

En la proyección se ve cómo su mano se ilumina y es transportada directamente a esta sala, donde es recibida con vítores por parte de todos los estudiantes presentes. Incluso los profesores van a abrazarla para expresarle el enorme orgullo que sienten por su logro, y es aquí donde yo me preguntó... ¿Qué demonios pasó aquí?

El director Petermin le pone una corona sobre la cabeza, le entrega un ramo de flores y le levanta la mano en señal de victoria. —¡Nuestra campeona de este año!

Las ovaciones no cesan, mientras que yo intento procesar qué es lo que ocurrió, solo puedo voltear a mirar a Rytha y Derrien, quienes solo me hacen muecas de: "Yo tampoco me lo esperaba".

Junto a esa declaración se sumaron varios jóvenes que empezaron a convocar cajas costosísimas, mientras se arrodillan ante la campeona de la Pedalja.

—¿Te casarías conmigo hermosa Zullah? / ¿Quieres ser mi esposa? / ¿Serías la mujer de mis sueños?

Varias declaraciones consecutivas hacían que la albina solo mantuviera una mirada baja con los cachetes sonrojados, mientras eso ocurre veo las caras de envidia de muchas chicas, aunque hay otras que se mueren de la emoción por este preciso momento.

Yo la verdad ni siquiera sé cómo actuar, para empezar, ¿qué hago aquí? Yo no fui derrotado por nadie.

—¿A quién eliges Zullah? Cualquier caballero estaría encantado de pasar la vida contigo, y aún más siendo tan fuerte. Estoy seguro de que todo tu clan se debe sentir orgulloso de este logro que has conseguido.

El director le da unas palabras emotivas al ver que ella no tiene respuesta ante las propuestas que le hacen. Por un momento levanta la mirada y nuestros ojos se cruzan por un instante, así que le hago un simple gesto de salud con una sonrisa, pues me alegra y sorprende al mismo tiempo lo que ella ha logrado.

Ella entonces tocó el hombro del director y empezó a susurrarle algo al oído, quizá diciéndole cuál de los caballeros era el afortunado. Empero, contrario a lo que yo esperaba, el director en cuanto terminó de escucharla levantó la mirada, inspeccionó los alrededores y al identificarme, extendió la mano y me señaló, por lo que toda la multitud le volteó para observarme atentamente.

—Arthyr Qwertyan de Lanihí, ven al frente, nuestra campeona tiene unas palabras para ti.

Todos los estudiantes empezaron a instigarme para que pasara al frente, así que en medio de empujones me posicioné frente a la albina, quien se quitó la corona y me la puso en la cabeza. Posteriormente me abrazó en silencio, ocultando su cabeza en mi pecho, dando a entender su deseo.