Capítulo 5:8 -Enfrentando los problemas

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Las palabras de Teddier me cautivaron enormemente, tanto como para que yo quiera observar el peso de su voluntad. Me retiro un par de pasos en tanto que observo la espalda del comerciante, parece bastante agitado, pero el peso de su determinación lo mantiene con la cabeza fría, pensando en cada acción que realizará.

—Vengan a mí...

Tras esa provocación los dos sujetos se arrojaron hacia él, uno con su cabello castaño con corte de tazón y el otro con un corte que lo hace parecer casi tan calvo como un monje de templo. Las espadas de madera en sus manos gritan por sí mismas el deseo de impactar sobre la piel del miembro del clan Vergald.

—¡Ah!

Tras un grito de ánimo interior Teddier se arrojó contra ellos con los puños desnudos, vi como recibía cada golpe y como resistía el dolor al no caer de pie o rendirse. Lo estaban apaleando sin compasión esos dos, pero aun así no me permito a mí mismo intervenir, pues la voluntad de un hombre se debe respetar por todos los medios posibles, o de lo contrario tendrá su mente intranquila. Lo sé porque ya lo he vivido en muchas ocasiones, donde definitivamente anhelaba tener un método para destruirlo todo, pero no lo hallaba.

Ahora lo veo tendido en el suelo, parece muerto por las heridas en su cuerpo, pero todavía tiene la fuerza para levantarse nuevamente. —Ven a mí energía del entorno, permíteme tenerte sobre mis manos, esfera de energía —. Ante su cántico, la magia pura se reunió en su palma derecha, no obstante, esta parecía inestable y variaba su color entre azul, violeta y rojo.

Cuando está azul su forma esférica es consistente, cuando está violeta fluctúa su tamaño a uno más reducido y cuando está roja pierde momentáneamente su constitución esferoidal. Sus emociones están influenciando la magia que manipula, afortunadamente optó por emplear un elemento neutral, cuyos efectos no va a variar demasiado por tener la cabeza un tanto ofuscada.

—¡Cómanse esto!

Los segundos transcurrieron, y solo vi como lentamente era aplastado por esos dos sin compasión, de hecho las personas empezaron a acumularse en el coliseo. Algunos se reían del comerciante y otros se preocupaban por el vendedor, pues nadie más les vendería tantos y tan valiosos elementos.

—¡Acábenlo! —. Exclamaron unos.

—¡Sálvenlo! —. Pidieron otros.

Para cuando ya habían transcurrido unos minutos, Teddier estaba nuevamente en el suelo, con más heridas que antes, mientras que sus atacantes recibían aplausos por parte de los que querían ver sufrir al comerciante.

—¿Qué es lo que te detiene?

Me agaché para susurrarle a un moribundo Vergald, quien no parece tener fuerzas para contestar la pregunta.

—Yo... no quiero dañarlos... no otra vez.

De sus ojos empezaron a escaparse lágrimas culposas que por poco me afectan, simplemente desvié la mirada por unos segundos y observé a los dos tipos recibiendo vítores por golpear a alguien más débil que ellos.

—Pues ellos no parece que piensen lo mismo... no sé qué es lo que te ata, pero ahora solo das vergüenza, ¿sabes?

—Yo... lo sé, pero me prometí a mí mismo no volver a liberar la bestia, me prometí no volver a perder el control sobre mi cuerpo.

—¿Qué tipo de bestia vive en ti? No sé cómo sea, pero si te puede salvar deberías soltarla, pero mantenerle la cadena apretada.

—¿Cómo puedo hacer eso? Mis sentidos se pierden cuando lo hago, es algo que no puedo manejar aunque lo quiera.

—Entonces, hagamos un trato. Si te salvas a ti mismo ahora, le diré a Aqwl que te ayude a librarte de esa maldición, él tiene el poder para hacerlo y lo hará... ten eso por seguro.

Ante mis palabras, un suspiro en él se liberó, como si hubiese despertado un Teddier que estaba dormido hace mucho tiempo. No está solo, me tiene a mí, su socio de comercio principal, y si necesita un apoyo emocional yo lo seré entonces... como un buen padre.

El comerciante se levantó con un nuevo aire exudando desde su corazón, el más puro deseo de demostrarse a sí mismo lo que puede hacer, el sentimiento de frustración acumulada ardiendo en un ferviente deseo de dar prueba de lo que es capaz de realizar.

Entonces de su bolsillo sacó un frasco increíblemente pequeño, cuyo contenido ha de ser una sola gota de un fluido que desconozco. —Gracias por tus palabras Arthyr. Ahora, aléjate un poco, porque esto se puede poner feo.

Abrió el frasco y puso en su lengua la única gota del contenido. —"¿Qué es eso Google?".

[Afirmativo. Buscando... buscando... buscando. Encontrado. Se trata de vino]

—"¿¡Vino!?"

No me quedó más tiempo para pensar, pues una torrencial aura nació desde el cuerpo de Teddier. Su postura cambió de recta a encorvada y con los ojos cerrados, como si estuviese durmiendo un extraño letargo del no podrá despertar rápidamente.

—¡Maldición! ¡De verdad lo hizo!

Los dos sujetos que antes se pavoneaban de haberlo golpeado ahora sostienen sus espadas de madera con mucha fuerza, uno de ellos incluso empezó a conjurar algo en voz baja, pero no tuvo más tiempo para hacerlo debido a que Teddier se movió a una impresionante velocidad.

Una patada ejecutada de un modo un tanto extraño se plantó en la cara de ese sujeto y lo mandó a rodar por la arena unos cuantos metros, mientras que el otro está de pie allí, detenido por la impresión de apreciar un despliegue de celeridad tan impresionante.

—¡Maldito monstr...!

No pudo terminar de hablar debido al golpe que se instaló en su boca, mandándolo al suelo inmediatamente, los labios le están sangrando enormemente, pero también se regeneran. El cambio de roles es demasiado estremecedor, casi como cuando tienes un sueño repentino en el que caes y despiertas agitado, así de neurálgica es la permutación de situación.

Ahora ellos son los que están en el suelo y él está de pie, aunque parece más bien estar durmiendo de pie, pues se tambalea cual borracho.

—"Oye Google, ¿cuál es el nivel de Teddier?"

[Afirmativo. Buscando... buscando... buscando. Encontrado. Teddier Vergald de Lanihí está en un nivel de 17, pero cuando está ebrio las estadísticas Fuerza, Destreza y Resistencia ganan 20 puntos extras, a cambio de perder toda la inteligencia, fe y aprendizaje. Teddier Vergald de Lanihí en modo ebrio es nivel 41]

—"Vaya, es un cambio muy impresionante a decir verdad".

Los dos sujetos tras regenerar sus heridas se ponen de pie, uno ahora sostiene su varita mientras que el otro desenfundó su espada de cobre barato.

—"Esto se pondrá bueno".

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora