Epílogo

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—¿Qué opinas de mi propuesta? —. Pregunto mientras observo al comerciante observando un mapa de Lanihí donde hay varias equis puestas en sitios estratégicos.

—Parece convincente, aunque todavía me suena extraño el hecho de tener que fingir mi muerte. Pero como ya me lo dijiste, vida solo hay una y se debe aprovechar —. Contesta él, mostrándose dispuesto a continuar con la locura que le propongo.

—Muy bien, el plan debe estar completo dentro de seis o siete años, será entonces cuando empecemos el plan "Senda de luz" —, digo mientras que bebo algo de vino que tenemos en la mesa donde estamos haciendo planes.

Al girar la mirada puedo ver a Vicaria rezando en la tumba de sus compañeras fallecidas, incluso se nota un poco más fuerte de lo que era antes.

—Pero hay algo que me pone a dudar todavía, tú dices que estas "pistolas" tienen municiones limitadas, entonces cómo pretendes que superen a las conjuraciones. Un hechicero cualquiera puede reponer sus reservas con una simple poción —, Teddier parece dudoso sobre la efectividad de las armas que ya le había enseñado.

—Ahí es donde entro yo... —. Vicaria se pronuncia aun sin abandonar su sitio de oración. —Mi deber será buscar al mejor herrero demonio que pueda haber existido, su nombre es Jíronh y es considerado un prodigio en la metalurgia básica y mágica.

—No lo entiendo, pero sigue siendo un problema la limitación.

—En eso te equivocas... —. Acoto al instante. —... nuestro pueblo no usará armas de fuego convencionales, tengo planes mucho mayores y dentro de mis aspiraciones espero que sea posible crear la milicia definitiva, pues portarán las primeras armas de fuego mágico.

Ante mis palabras los ojos del comerciante se expanden levemente, imaginando las posibilidades, pero sin saber realmente lo que yo estoy maquinando.

—Está bien, total tú sabes muy bien lo que haces. ¿Has pensado un nombre para el pueblo?

—Así es, será el Estado Social de Derecho Dalila o abreviado, el E.S.D. Dalila. Convivirán todas las razas y demostraremos que la mayor fuerza no está en el linaje puro o en la conservación extrema, sino en la armonía. En el momento en que Lithoria se desate será la prueba de fuego de todos los reinos, quienes prevalezcan tras el desastre tendrán los más altos ministerios a ojos del mundo.

—Puedes llegar a ser aterrador Arthyr, o mejor dicho, mensajero.

—No me llames así, yo preferiría que me dijeran El Soñador.

—¡Cómo ordene! —. Teddier se inclina con exageración ante mí y posteriormente se pone de pie. —¡Por el nuevo futuro!

—¡Por el nuevo futuro! —. Ambos chocamos nuestras copas, la mía de vino y la suya de simple jugo, antes de abrir una brecha por la que el comerciante se va a iniciar su parte en esta tarea de dificultad colosal.

Tras su retirada un enorme silencio surge entre la chica demonio y yo, pues se nota que no tiene un estado de ánimo muy apto para continuar con la reunión.

—Si tu pensamiento es traer la paz, entonces tendrás que enfrentarte a la diosa Lilith.

—Eso yo ya lo sé, y si es necesario acabaré con ella, junto a los otros dioses, ninguno se interpondrá en mi camino.

Ante mis declaraciones Vicaria se ríe levemente, posteriormente se pone de pie. —Ya sabes dónde enviarme.

—Por supuesto que sí, a tu hogar en el continente de los demonios Calioph —. Con mi pensamiento aparece un portal que la dirigirá hacia esa zona, ella ingresa y este se cierra tras de sí.

Posteriormente permanezco unos segundos más allí, antes de abrir un portal hacia mi hogar nuevamente. Aparezco en la sala, por lo que alcanzo a escuchar los ronquidos de mi padre desde su alcoba y puedo observar los movimientos de mi madre, que está durmiendo en un colchón cerca de la cocina.

Ella vino aquí a la casa a dormir estos dos días, incluso si su novio se retorcía de la ira, pues ella es libre y empoderada, inclusive me daba risa escuchar cómo intentaba discutir contra mi madre y esta simplemente se pasaba por el aro sus comentarios.

Observo la ventana y en el cielo visualizo las dos lunas, brillando con un fulgor celestial. Supongo que se acabó la hora de los juegos, es hora de pasar a la acción real, y el primer paso quizá haya sido ganar este poder profano que se extiende casi hasta lo infinito por culpa de la gigantesca salud que tengo, pero que se le va a hacer, esto es lo que pedí.

Me pregunto qué tipo de planes quieres gastar en mí Color, si Dalila era tu intento por detenerme déjame decirte que estaba lejos de lograr derrotarme. Haré cosas gigantes y si quieres mover tus fichas en este ajedrez estoy dispuesto a contestar con sangre, no hay obstáculo que pueda parar el gigantesco poder que he ganado.

—¿Enserio crees que tienes la victoria sobrada? —. Me exalto de repente al momento de escuchar una voz a mi espalda, por lo que giro rápidamente, encontrando al mismo hilo de color que una vez me propuso reencarnar. —Me gusta este reto que quieres proponerme, entonces empezaré a tirar mis marionetas en tu camino, espero que no te incomode demasiado.

—No esperaba que te presentaras personalmente. Pues entonces que las cosas sean así, este será nuestro pequeño juego, ¿estás de acuerdo?

—Porque no, después de todo me aburro en el plano diáfano. Pero déjame decirte que hasta ahora las cosas no han sido complicadas para ti, digamos que este fue solo el tutorial, ahora viene la verdadera acción.

—Hump... estaba por decir exactamente lo mismo, la partida estuvo muy fácil, es tiempo de pasar al verdadero mundo que tenías preparado para mí. El calentamiento estuvo divertido, pero lo que sigue será mucho más excitante de lo que puedo llegar a imaginar.

—Ha, ha, ha, ha... Eres muy divertido William, espero que sigas con esa prepotencia cuando hayas perdido tu tablero.

Sin más el hilo de color indescriptible desapareció, ante lo cual una sonrisa se me escapa inconscientemente, pues no sé lo que está por venir, pero estaré más que preparado para todo lo que conlleva retar al ser que está encargado de todo.

—"Será muy divertido"

[¿Usted cree eso?]

—"Así es. Siempre me he considerado alguien dispuesto a asumir enormes retos y este no será la excepción... —. Observo por un segundo el guante de color oscuro que guarda la marca del padecimiento ante el mundo, sabiendo que contiene el poder que me llevará a la victoria, vuelvo a observar ambas lunas y en un susurro seguro, afirmo ante el mundo...

—Que comience el juego.

Continuará...

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora