Capítulo 13:5 - El secreto de la parisina

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Uno a uno fuimos sacados al frente para leer ante todos lo que habíamos escrito, con una única excepción, la estudiante parisina recién llegada. Había narraciones cortas y largas, con calidad o excesivamente flojas, y algunas fueron difíciles de comprender por el solo hecho de que sus dueños no eran capaces de exponerlas adecuadamente, no sé si les atemorizaba demasiado o temían revelar sus talentos ante el resto de la clase.

Salomé lo hizo excelente, como era de esperarse de una chica tan inteligente como ella, es bastante dedicada con lo que hace. Por otro lado, Dylan, a pesar de tener una capacidad impresionante para escribir, se quedó cortó en la narración, no podía evitar tener errores al hablar o manejar una respiración incorrecta.

Cuando fue mi turno, narré una historia, sobre una heroína que lo arriesgó todo por salvar al mundo que tanto amaba. Básicamente, estaba contando la historia de la Cortesana del pináculo, con tantos como me fue posible recordar, poniendo algunas migajas de la verdadera historia que me reveló Vicaria en aquella cueva de secretos.

Todos los estudiantes parecían aburridos, para ellos no es más que otra historia de fantasía que puede pasarse por cliché, todos menos una jovencita. Daphnée parecía tan concentrada en mi narración que realmente me empecé a asustar, estoy utilizando nombres reales del mundo en que renací, como Siradel, Chirai, Cortesana del pináculo, Mensajero y otras tantas que no deberían inmutar a los desconocedores de este sitio.

Sin embargo, su atención es cada vez más fija, por lo que mi cabeza empieza a procesar ciertas probabilidades. —"¿Será una reencarnada?" —. Cuando culminé mi narrativa tenía la intención de ir directamente a mi puesto y hacer como que no ha pasado nada relevante, empero, la mano levantada de la chica francesa detuvo mi avance.

—¿Qué quieres decir señorita Daphnée?

—Tengo una pregunta para Arthyr —. La maestra asiente ante el deseo de la rubia, por lo que ella me miró fijamente con esos ojos de tono bello. —¿Qué te motivo a escribir esta historia? —. Permanecí en silencio por unos segundos, antes de contestar con suavidad.

—Lo vi en un sueño, y al final del mismo una persona aparecía y me decía... —. Sin previo aviso, empiezo a hablar en el idioma de Siradel, cosa que confunde a todos los estudiantes por no entender lo que dije, pero la chica parisina parece que entendió perfectamente lo que le dije, así que se quedó en silencio otra vez.

Cuando la hora del recreo volvió me ausente de mi sitio habitual junto a Salomé y Dylan, me dirigí rápidamente hacia la terraza y me quedé allí por unos minutos, hasta que apareció la chica rubia. Lo que confirmó por completo mis sospechas. —Así que de verdad entendiste lo que te dije.

—Tú, ¿quién eres? ¿Por qué conoces Siradel? ¿Provienes también de él? —. Ella empezó a hablarme directamente en el idioma de ese mundo, por lo que embocé una pequeña sonrisa.

—Así es, también soy de allí. ¿Renaciste también? —. Correspondo sus palabras también en el idioma de Siradel, por lo que ella se acerca todavía más a mí y me mira directamente a los ojos, analizando mis rasgos físicos.

—Sí, soy una renacida. Pero tú, ahora que me fijo bien, tiene el aspecto de un habitante del reino de Lanihí.

—Vaya sorpresa, no sé cómo me pudiste reconocer, eso definitivamente prueba por completo que eres de ese mundo. No diré más al respecto, pero ciertamente me da curiosidad saber cómo te has sentido sin tu magia —. Le digo con una sonrisa burlona a la chica, ante lo cual ella también se ríe, lo que me desconcierta levemente.

—Es cierto que en un principio me sentía confundida con este mundo donde no hay estadísticas o regeneración veloz, pero con el tiempo me acostumbré, aunque nunca perdí la esperanza de volver a tener mi magia de vuelta, pues la sentía todavía dentro de mí. Si bien mi cuerpo no es de la Tierra, mi alma sigue siendo de Siradel y en ella hay todavía magia, por lo que tras muchos intentos logré desarrollarla nuevamente, aunque en una escala mucho mayor que antes.

Sus palabras me dejan levemente paralizado, eso quiere decir que es verdaderamente talentosa, contrario a lo que he pensado todo el tiempo. No obstante, el prospecto mágico suyo es tan minúsculo que no puedo siquiera sentir su esencia, y si yo no puedo sentirla ella tampoco puede sentirme, pues se requiere un entendimiento mutuo para ello.

—Debe ser una casualidad del destino el que yo haya venido hasta acá y te pudiera conocer.

—Sabes perfectamente que no es cosa del destino, esto definitivamente es obra del Color. Aunque no puedo saber sus intenciones al reunirme contigo —. Corto frío mientras paso a su lado con la intensión de retirarme, pues me bastaba con confirmar mis sospechas sobre ella, empero, ella me detuvo al tomarme de la mano.

—Oye, ¿cómo hiciste para llegar a este mundo con tu cuerpo original?

—Ha, ha, ha, ha. Este no es mi cuerpo original, yo era originalmente de este mundo.

—¿Qué? ¡Entonces tú encontraste la manera de viajar entre los mundos! —. Ahora se nota muy entusiasmada, como si esperara que yo la fuera a ayudar a visitar Siradel de alguna manera.

—No te me pegues tanto, no creas que te voy a decir cómo lo hago. Tú ya perteneces a este mundo, así que debes quedarte aunque no lo quieras —, con algo de brusquedad la aparto, por lo que ella no se muestra de acuerdo con mi pensamiento.

—Eres un egoísta, estás queriendo decir que solo tú puedes viajar entre los dos mundos —, permanezco en silencio ante sus palabras y continúo con retirada de la terraza, no obstante, un bomba quedó detonada junto detrás de mí. —Supongo que no estaría mal revelarle a todo el mundo que provienes de otro planeta.

Detuve mis pasos al instante, como cuando vas caminando por un pasillo y de repente se apagan todas las luces. Giré la cabeza lentamente para verla, y no pude evitar sentir repulsión ante su expresión de victoria. —Eres una desgraciada, por algo me caíste mal desde que te presentaste.

—Yo siempre consigo lo que quiero.

—No me extrañaría saber que por tu forma de ser moriste en Siradel, ¿Qué te hicieron? ¿Acaso te decapitaron? ¿O te quemaron en la hoguera por ser una vieja bruja?

Ante lo último que dije ella tuvo una pequeña reacción, como si hubiese acertado por lo menos en un punto. —Escúchame bien, soy mucho más poderoso que tú, así que no puedes obligarme. Desaparecer tu cuerpo humano sería demasiado fácil y luego lo reemplazaría por una tú con los recuerdos alterados a mi gusto.

Mi amenaza fue muy clara, lo que acalló por completo a la renacida. Durante el silencio que se formó parecía estar planeando algo, así que cuando lo concretó en su mente lo soltó sin más dilación. —Sé que es apresurado, pero, ¿te casarías conmigo?

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora