Capítulo 2:5 -Recién despertando

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Te preguntarás en qué ridícula pero épica situación estoy, pues déjame decirte que ahora mismo estoy sobre mi cama fingiendo estar desmayado. La actuación fue lo suficientemente creíble como para que las niñas me acomodaran en la cama entre las tres, de momento me limito a esperar que el efecto de la poción se pase.

Luego fingiré que no sabía que la efectividad de la poción no ha pasado, por lo que responderé dócilmente todo lo que me digan, pero estando en la seguridad de las mentiras.

El problema es que las horas transcurren y cada vez que tengo oportunidad me observo la mano derecha, las uñas deberían regresar a su color original cuando el efecto pase.

...

—Oye, niño nuevo, despierta.

¿Despierta? No me digas que... Vaya, al parecer me quedé dormido, caí en mi propia trampa y terminé dormido, eso las hará conscientes de que la marca ya desapareció por lo que no preguntarán más con respecto a lo de anoche.

—Ho... Hola.

Los saludos inocentes son primero, lo segundo es observar a mi alrededor y lo tercero es continuar con la conversación de la manera más natural posible de acuerdo con la última situación que viví mientras todavía estaba "cuerdo".

—¿Qué pasó? —. Me acaricio la cabeza como si una jaqueca me estuviera azotando.

—Parece que te desmayaste.

La misma que me despertó, Derrien, es la que me responde. Yo con inocencia paseo mi mirada por todo el lugar, y me sorprendo al encontrar a Zullah sobre la cama opaca, parece que me equivoqué sobre su lugar de sueño.

Por otro lado, la cama más revolcada es en la que está sentada la pelirroja, lo que quiere decir que no es ordenada como yo la imaginaba. Lo que por descarte posiciona a la violenta Liliam como la que utiliza la cama de tono inmaculadamente blanco.

—¿Enserio me desmayé?

—Sí así es, nosotras te subimos a la cama y te arropamos.

A la distancia puedo ver que Zullah me da miradas ocasionales, pero desvía su contemplación con velocidad, como si temiera que yo descubriera su atención sobre mí. Por otra parte, Liliam no se ve en ninguna parte, lo que me da una pequeña oportunidad para averiguar su violencia del día de ayer.

—¿Dónde está la... la chica de cabello negro?

—¿Liliam? Se fue temprano a clases, es la más estudiosa de nosotras. Todos los días va a las clases del maestro Bernard, quien madruga demasiado y solo estudiantes con una fuerte voluntad tienen la oportunidad de recibir sus cursos.

—¿Enserio? ¿Desde qué hora enseña?

—Desde las cuatro de la mañana, mucho antes de que suene la campana de clase.

Vaya, no me esperaba que esa chica tan poco femenina fuera extremadamente aplicada, su apariencia y actitud reflejan exactamente lo contrario.

—¿Siempre es tan violenta Liliam?

—No te confundas con ella, es calmada la mayor parte del tiempo. Pero ayer se arruinó su record en la mazmorra, pues un estudiante anónimo mató al dragón del sub-piso quince. Cuando te desmayaste descartó por completo la idea, pues no podrías aguantar ni siquiera un golpe del dragón.

Ya comprendo su enojo, es frustración porque su record se vio arruinado repentinamente por mi culpa, aunque ella obviamente no sabe de ello.

—¿Hasta qué piso puede llegar ella?

—Ayer estuvo a un paso de pasar al sub-piso tres de forma individual, pero en eso todos fueron convocados por la directora. Por cierto, ¿qué clase de dragón mataste?

Esta chica no pierde oportunidad, disfraza su curiosidad insaciable con un carisma innegable, de esa manera puede conseguir muchas cosas que desea con toda su ambiciosa alma pura.

—Fue uno que vi en un libro de mi mamá. Su nombre es dragón corteza.

—Oh, ya veo. Esos están en el primer sub-piso, pero era de esperarse, solo te mandaron allí a jugar. La directora debió sorprenderse al saber que mataste a uno por ti mismo. He escuchado que es muy atenta con los recién ingresado durante la primera semana, luego los olvida.

—Yo... Yo todavía no le he contado.

—¿Enserio? Eres demasiado humilde. Si hasta nos lo querías ocultar a nosotras. Incluso para mí es difícil derrotarlos y eso que ya llego al tercer sub-piso individualmente sin sufrir EPN.

—¿EPN? ¿Qué es eso?

—EPN es una forma de abreviar la Expulsión Por Nivel. El sello para ingresar evalúa las probabilidades de morir de un solo golpe en cada piso. Si ese riesgo llega a ser tan solo de 1% se sufre una regresión inmediata a la entrada de la mazmorra.

—Esas son muchas palabras para mi cabecita.

—No te preocupes, ya lo entenderás.

Definitivamente fingir es mi mayor poder, y darles a unas niñas la confianza de que me están guiando les dará mucha confianza conmigo, cosa que me hará pasar desapercibido por cualquiera que detecte comportamientos extraños.

—¿Qué nivel eres tú? —. Pregunto casualmente a la niña.

—Pues no lo sé. Solo lo sabré cuando cumpla la edad requerida, así es siempre. ¿Es que tus padres no te lo enseñaron?

—Lo había olvidado —, creo que fue incorrecto el tema.

—Tranquilo. ¿Hasta qué piso has llegado tú?

—Pues ayer solo estuve jugando en el primero. Supongo que ese es mi récord.

—Ha, ha, ha. Es cierto, qué tonta soy.

Después de unos segundos en silencio ella decidió irse al baño, con el propósito de ducharse. Fue entonces cuando nos quedamos solo Zullah y yo, lo que inmediatamente fue aprovechado por la chica de cabello blanco. Ella se acercó con velocidad hacia mí, y lo que hizo me dejó sin palabras.

—Mentiroso —¿Qué? Y ahora qué pista le di a esta chica como para que me ataque directamente.

—¿Por qué me dices eso?

—El cuchillo estaba bañado con hierbas venenosas rojas, ¿sabes en qué sub-piso se pueden encontrar esas plantas?

Como un demonio, olvidé por completo que Zullah tiene conocimientos altos en plantas venenosas y elíxires de interrogación. Por supuesto, dejé pasar ese pequeño detalle por alto y de verdad no recuerdo ni siquiera en qué momento empecé a toparme con esas hierbas venenosas. Simplemente las recogía a medida que avanzaba en mi transcurso, esta chica parecía la más inocente y resulta ser más peligrosa intelectualmente que las otras.

—No sé en qué piso se encuentran.

—¿No lo sabes? Pues te lo diré yo. Están a partir del piso diez, ¿de dónde sacaste esas hierbas?

—Yo... yo...

—¿Tú qué?

Está chica está sacando su lado más peligroso, afortunadamente puedo salvarme de esta situación muy fácilmente.

—Yo se las compré a un estudiante.

No es una mentira que vi al estudiante, la mentira es que no le he comprado nada y no sé si vende las hierbas. Pero creo que me ayudará por ahora, lo que debo hacer es volver a buscarlo y convencerlo de que confirme mi historia.

Si no recuerdo mal, estaba cerca del restaurante, justo en una esquina que parece llena de basura. Pues esa es la tienda, debo apresurarme en encontrarlo.

—¿Enserio hay alguien que vende esas hierbas? Las he buscado desde que llegué, pero a nadie le interesa el arte del veneno como a mí —. Resulta que la más inocente tiene el pensamiento más homicida.

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora