Capítulo 14:3 - Búsqueda

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Un portal se abre en medio de una habitación a oscuras, por ella surge el pelinegro, paseando su mirada por los alrededores, al encontrar su objetivo se dirige hacia allí. —¿Tan débil eres de verdad? —. Pregunta, observando a la chica rubia envuelta en la sábana, parece fingir que está dormido. —¿Enserio no pudiste asimilar esa muerte que tanto añorabas concretar?

De un tirón arrebata la sábana, revelando su cuerpo, provocando que el silencio en la habitación se prolongara aún más. El rostro estoico de Daphnée es lo único que Arthyr puede ver, y al examinar su cuerpo, se ve una cortada en su muñeca en una gran mancha de sangre. —Eres una maldita —, susurra antes de moverse hacia la puerta y dar un par de toques bastante fuertes, con el propósito de que encuentren el cuerpo.

Estaba por abrir un portal para irse, cuando ve un par de notas sobre la mesa de estudio, así que toma la que está dirigida hacia él antes de desaparecer de la habitación. Tras unos segundos el ama de llaves toca la puerta. —Señorita, ¿acaso tocó usted para algún servicio? —. Cuestionó la mujer de cincuenta años desde el otro lado, pero al no obtener una respuesta transcurridos unos minutos decidió ingresar.

Cuando se dio cuenta del estado de la chica, gritó con todas sus fuerzas, alertando a las demás personas de la residencia, antes de caer desmayada por la impresión.

...

Sé que prometí que te yo misma te entregaría la piedra indestructible, pero no soporto las pesadillas que me provoca la imagen de la princesa, no sale de mi cabeza y es cada vez más aterrador...

Ve a la antigua mansión que perteneció a mi familia, bajo tierra hallarás una bóveda con varios artículos que coleccionaba mi madre, en uno de los pedestales estará lo que quieres.

Busca la cresta familiar que dibujé en la parte de atrás de este escrito...

Dibujado a lápiz hay un símbolo similar a un cisne volando, rodeado por nubes y estrellas.

Al parecer, cumplir su venganza supuso un hecho traumático que la arrinconó, él no quisiera saber lo que vivió en sus últimos minutos como para tener que acabar con su vida en busca de alivio. Probablemente lo hizo para ver al Color otra vez y pedirle con uno de sus deseos que borre los recuerdos que la atormentan, buscó la senda fácil.

El azabache se halla ante la ciudad de Fiouré, que continúa en caos a pesar de que ya no hay cadáveres devorando a las personas. Es un escenario desolador para cualquiera, se puede apreciar el dolor en las personas y la devastación que dejó el ataque del mensajero. —¿Ya se enteraron? ¡La princesa murió también! —. Los chismorreos de boca a boca dejan llegar mensajes malos y muy malos, la esperanza es lo último que se comunica de alguna manera, pues no es congruente al morbo colectivo. —¡Qué horror! ¿¡Cuántas más desgracias nos aguardan!?

Con una capucha desgastada desde su inventario, Arthyr se adentró en las calles carentes de seguridad caballera, se cruza en el camino con personas que sacan las cosas más importantes para ellos, con la intensión de irse definitivamente de la ciudad. —¡Esto es un presagio del fin los hombres, abandonen toda esperanza o será peor! —. Un hombre está parado en una butaca y grita a los cuatro vientos, normalmente sería catalogado como loco, pero a su alrededor hay gente que lo escucha y cree todo lo que dice.

—"Están en el punto de quiebre" —. Piensa en pelinegro pasando de largo ese sitio, manteniendo el ritmo de su caminar y viendo los cuerpos sin vida. —"Hay algunos cuerpos que no son producto de mis reanimados, hay asesinatos que se produjeron incluso después de que me fui. Deudas o rencores que querían saldar de alguna manera, eso creo".

Sus ojos observan las runas de cada casa, pues es tradición tener un símbolo que dé cuenta de tu familia en la portada de la mansión o la puerta en el caso de la plebe. —"Es aquí" —. Piensa el pelinegro al ver la cresta de clan en una cadena de varias casas con un diseño particularmente pulido con respecto a las otras, resaltando fácilmente.

Sin mucho esfuerzo entra y ve que el interior está destrozado por completo, aparentemente el sitio nunca fue tomado por alguien más, quizá la propiedad era demasiado cara para ser comprada por cualquiera, o simplemente fue vetada por la princesa.

Tras un recorrido por el sitio encuentra la entrada que da con el sótano, así que descienda con cautela y me encuentro con una vista triste. Los pedestales donde deberían estar los elementos preciados fueron destrozados y sus objetos robados.

En lo que queda de los pedestales se pueden apreciar unas inscripciones que definen los objetos que había. Cetro del primer emperador de Chirié, corona de la reina Olivia Corzzo, Espada perteneciente a la primera generación de héroes, La piedra irrompible de la noble Thalíope Valhore.

El pelinegro recordó al instante el anterior nombre que tuvo Google antes de morir, por lo que supo que en ese pedestal se hallaba antes la piedra que buscaba. — "Necesitaré rastrear a quien se lo llevó. Surge de entre la oscuridad, perseguidor".

Una sombra sale desde la palma del pelinegro y envuelve las ruinas del pedestal, entonces la misma sombrar regresa a él y abre un portal, por el cual él se mete y se sorprende al aparecer frente a la Pedalja de Lanihí donde estudió.

—"¿Está aquí?" —. La sombra se mueve con rapidez, por lo que él la sigue con gran velocidad, sin perderla nunca de vista. Él entonces come una hierba de camaleón del cielo y sin ser detectado cruza las puertas de la Pedalja, sin saber que llamó la atención de alguien muy experimentado en su interior.

—"¿Qué fue eso? Irrumpieron la Pedalja" —. El director Petermin se levanta de su escritorio y concentra su magia intentando ubicar al intruso no deseado. —"Te mueves bastante rápido, pequeño ratón".

Con un simple movimiento de su bastón contra el suelo, una serie de runas se marcan en las manos del pelinegro, y en un instante es transportado directamente a la oficina del director, cayendo en un fuerte estruendo sobre el suelo del despacho. —¿Qué haces aquí Arthyr? Creí que estabas en un viaje con tus padres.

Así es, ni siquiera con hierba del camaleón pudo esconderse del precavido director. La razón es simple, su firma mágica ya no está registrada en la Pedalja, por lo que la barrera lo detectó al instante. —"Esto era lo que faltaba".

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora