Capítulo 9:4 - Muchos cambios

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Un larguísimo bostezo se me escapa de la boca en el momento en que por fin despierto, dormí como un bebé recién nacido. Paseo mis ojos por el cuarto, antes de fijarme en el bulto que se alza por debajo de mi sábana. Con mucho cuidado descubro a la invasora, de cabello rojo y ahora largo bastante bien cuidado, no es otra más que Derrien la que se inmiscuyó en mi cama.

Tiene puesto un camisón negro y un short blanco, puedo apreciar un poco de su busco que ha empezado a notarse bastante bien a decir verdad. Con una sonrisa juguetona mi mano se escurre hacia su pecho y empieza a acariciar los activos que han estado creciendo muy saludablemente; ante esto la chica no puede evitar soltar quejidos suaves que me estimulan la erección mañanera que tengo por rutina.

Se nota que ya tiene catorce años, pues verdaderamente es capaz de tentarme ahora sí. A pesar de que en ocasiones ella me permite tocar sus senos y trasero, no me ha entregado su virginidad todavía, pues estamos a la espera de la ceremonia para ir a la cama con muchas ganas.

Sin ir a despertar a mi prometida, me levanto con cautela y me meto en el baño, un buen duchazo mañanero puede llegar a tener el mismo efecto del sexo sin lo ves de cierta manera, después de todo te saca el aliento el agua fría. Tras salir me seco y visto con presura mi cuerpo en tanto que me observo al espejo, se empieza a notar mi desarrollo físico, la pubertad está provocando leves cambios, una sombra de bigote quiere nacer y algo de vello púbico empezó a crecer ya.

Tras estar listo salgo del cuarto y observo los alrededores, ya no estoy en el primer peldaño del primer piso, estoy en el onceavo piso porque ya estoy en sexto peldaño avanzado. Los años pasaron volando y cuando menos pensé ya estaba firmando un acta de grados para la próxima semana.

Camino lentamente y sin apurarme hasta la biblioteca de este piso, donde no cruzo palabras con los estudiantes que hay allí estudiante y simplemente me limito a leer algo de literatura. En cuanto marcan las ocho voy hasta el restaurante y como el desayuno en solitario, me gustan los espacios silenciosos a veces.

—Mañana es la carrera de mazmorras, será una prueba difícil.

¿Difícil? Eso es imposible para mí, o al menos lo sería si no me estuviera poniendo límites constantemente. Los siguientes tres años tras la ejecución de Dalila me centré en encontrar una manera de ocultar mis estadísticas y mi aura ominosa, no encontré mejor solución que crear mi propio dispositivo restrictivo.

El resultado fue mi anillo de oso, un elemento que fácilmente puede pasar como decorativo, pero en realidad es el responsable de que mi vida siga en perfectas condiciones. Oficialmente ante el mundo mis estadísticas no son la gran cosa y no he dado indicios de querer ser mucho más poderoso que alguien promedio.

Arthyr Qwertyan de Lanihí

Nivel (Nivel de la persona): 15

Salud de vida (Es la cantidad de años que se vivirán. Directamente proporcional con el nivel de la persona): 95

Salud física (Lo que puede soportar el cuerpo): 10

Aprendizaje (Velocidad de conjuración y aprendizaje de hechizos): 12

Aguante (Aguante físico en esfuerzos pesados): 15

Fuerza (Capacidad para manipular de forma eficaz elementos de gran peso): 12

Destreza (Capacidad para manipular de forma eficaz elementos que requieren habilidad): 20

Resistencia (Resistencia a venenos, sangrados y maldiciones): 4

Inteligencia (Capacidad para conjurar hechizos): 10

Fe (Capacidad de conjurar hechizos de orden creyente): 12

Puntos de experiencia para el siguiente nivel: 1987

Puntos de experiencia disponibles: 760

El anillo me impide utilizar más poderes de los que tengo permitidos, por lo tanto, me restringe incluso las magias profanas que me vuelven tan extremadamente poderoso. Esto lo hice, más que todo para divertirme un poco, como cuando ya te conoces demasiado bien un juego y quieres el siguiente grado de dificultad, básicamente no solo me sirvió para tener una vida normal sino también para explayarme más.

En estos siete años he cambiado radicalmente mi forma de pensar, ya no me gusta tanto el tanque, prefiero más la destreza y el hecho de parecer intocable me ha llevado a un nuevo nivel de placer en el arte de la batalla.

Tras terminar el desayuno me dirijo al coliseo, viendo la hora en todo momento. Más o menos a esta hora entreno con Rytha, con quien he formado una especie de amistad, sin importar su aura repelente a la mía. No sé si fue para evitar tener que confrontarlo directamente o si es por...

—¡Arthyr!

Una dulce voz me llama desde el interior del coliseo, al centrar mi vista puedo ver a Rytha allí de pie, ¿y por qué digo su dulce voz? Fácil, resulta que el chico decidió unirse al camino de los travestis y ahora no solo actúa como una chica sino que también se viste como una.

Muchas veces le he preguntado si ahora le gustan los hombres, a lo que se sonroja y me dice "tonto". Vamos, quien podría creerse que un aperitivo así podría resultar peligroso para el futuro, incluso me dan ganas de empotrarlo contra la pared y penetrarlo sin compasión, porque realmente está demasiado lindo con el nuevo aspecto que ha tomado.

De todo pudo pasar en estos siete años, si empezara a recordar una a una mis vivencias durante ese tiempo no alcanzaría a narrar todo lo que viví. Un ejemplo muy cercano es el hecho de que mamá y papá se reconciliaron hace más o menos tres años y ahora tengo una hermana menor, así es, justo cuando yo creía que era imposible realmente sucedió.

Y hablando de cosas imposibles, mis planes han estado dando sus frutos lentamente, daré un paseo por el E.S.D. Dalila para comprobar los informes que me han dado Vicaria y Teddier sobre los avances. Aunque realmente me parece muy gracioso el nombre que se puso este último, no creí que se tomaría enserio lo que le dije.

—"Deberías llamarte Riqui Ricón porque vas a ser muy rico" —, y terminó obedeciéndome, solo que modificó un poco la escritura para terminar siendo Ricchie Riccón. Bueno, dejando un poco de lado ese asunto, debo centrarme en la práctica de combate que está a punto de iniciar con mi nueva waifu favorita, el adorable Rytha.

—Entonces, ¿hoy sí aceptarás tener una cita conmigo?

Ante mis palabras un sonrojo se extiende en Rytha, quien hace un puchero y solo se prepara para el combate portando su falda estudiantil. Por lo menos ya no tiene esa mirada estoica de cuando lo conocí.

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora