Capítulo 4:5 -Anécdota y consejo

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Supongo que... es la hora de contar mi historia. Ahora me llamas Google, no conozco la razón para ello, pero acogí ya ese nombre así que no lo cambiaré. Yo nací en otro planeta, muy diferente a aquel donde naciste, y allí me llamaban Adlaremms.

Mi raza era violenta y territorial, tanta era la sangre que corría que ni siquiera desarrollamos tecnologías adecuadas antes de nuestra extinción a manos de un volcán súper masivo. Apenas si llegamos a un intento de escritura cavernícola, en donde relatábamos nuestros días de caza y supervivencia.

Allí poníamos eventos importantes, como nacimientos de nuevos miembros de la familia o el establecimiento de una nueva fuente alimenticia. Luchábamos por todo; territorio, comida, agua, armas, presas y apareamiento.

Si tuviera que comparar mi raza con un animal de tu mundo, sería la rana, pues podíamos sobrevivir en tierra y agua. Nuestros cuerpos tenían la misma fisiología de un humano, solo que nuestras pieles eran mocosas y translúcidas en ocasiones.

Morí a muy temprana edad, tan solo había cumplido mi octava vuelta al sol. Aunque teniendo en cuenta el tamaño y la velocidad de rotación y traslación del planeta, para la Tierra o Siradel tendría unos dieciseis años.

Mi vida fue guerra desde siempre, nunca me detuve a reflexionar sobre lo malo y lo bueno, cada día era un reto de vida. Mis sentimientos no se desarrollaron en ningún momento, pues solo tenía tres pensamientos: Comer, cazar y sobrevivir hasta la reproducción.

Me defendía en el cruento mundo con palos afilados, colmillos de presas o piedras del camino, no importaba demasiado la técnica si el propósito era el mismo.

Fui engullida por un monstruo marino de proporciones colosales en un día de caza normal, un día en el que estaba más alegre de lo corriente, pues el día anterior habían nacido mis primeros hermanos menores.

Por esa razón papá me confió la caza del día, pues debía quedarse a cuidar el hogar y la bandada de doce huevos que pondría mamá. Yo era la última de todas sus crías en casa, pues mis otros hermanos habían muerto o ya habían fundado sus propias colonias.

Si tan solo hubiese visto los rastros de esa criatura, no hubiera muerto. Una ballena de tu antiguo mundo es minúscula en comparación con el pez que me comió, una especie que nunca había visto antes en persona, pero de los que había escuchado en las charlas de fogata que papá narraba, contando sus experiencias de juventud.

Cuando mi alma llegó al mundo diáfano me sentí sola, hasta que apareció el Color, uno que nunca vi. Me pregunto si fui feliz en mi vida anterior, y le dije que no. Así que me obligó renacer otra vez con tres deseos y yo pedí lo primero que se me vino a la cabeza, nunca podría haber procesado lo que tú sabías.

Mi primer deseo fue una bolsa de la que saliera cualquier comida que pensaras, los instintos me reclamaban por aquello. El segundo fue una roca afilada que nunca se desgastara o se separara de mí, por si me encontraba en territorio hostil. Y el tercer deseo fue, un abrigo de piel que no pudiera ser destruido fácilmente.

Renací en el mundo, tal y como tú, y mis regalos aparecieron lentamente en el transcurso de mis primeros cuatro años de vida. Pero, me di cuenta de lo inútiles que eran.

¿Para qué una reserva de comida ilimitada en un mundo donde el hambre no estaba en todas partes? ¿Cuál es la utilidad de una piedra en contra de espadas y lanzas? ¿Quién usaría un abrigo de piel de monstruo tan feo en un sitio tan refinado?

Yo estuve en la época donde no habían restricciones en los deseos y aun así no supe aprovecharlos, solo actuaba ingenuamente con mi conocimiento limitado y primitivo.

Me costó bastante adaptarme a la falta de mi habilidad de respiración bajo el agua, casi muero en par de ocasiones por olvidarlo y arrojarme al agua sin pensarlo.

Tuve una larga vida bajo el nuevo nombre de Thalíope Valhore de Pacifae, estudié en la Pedalja como lo haces ahora tú y me casé temprano con un joven de la misma comarca donde crecí. Siempre haciendo consultas a mi guía automatizada, preguntaba desde pequeñas tonterías hasta consejos románticos.

Mi esposo y yo nos dedicamos a la agricultura y ganadería, tuvimos seis hijos, y de esos nacieron 19 nietos maravillosos. Morí siendo nivel 9, a la edad 89 años, fue una muerte pacífica en mi hogar junto a toda mi familia, muy diferente a mi anterior vida.

Cuando regresé al mundo diáfano, el Color me preguntó si estaba conforme... a lo que contesté que sí. Entonces me permitió ascender al plano extra-dimensional, donde nuevamente me encontré con mi anterior familia en forma de almas.

Ahora nosotros servimos como guías de los reencarnados, pues vivimos ya una experiencia similar, además ostentamos conocimiento oculto del mundo por nuestro estado de alma ligada al mundo diáfano. Un sitio donde circula el conocimiento del todo.

En todos mis años de vida tuve momentos buenos y momentos malos, tiempos de crisis y de ensueño, malas cosechas y buenas cosechas. Toda va y viene, nada se detiene, los ciclos del péndulo de la fortuna nunca están estáticos.

Todos los seres tienen la oportunidad de reencarnar cuantas veces quieran, pero los deseos disminuirán con cada nueva vida, hasta que no hay deseos y terminas en la deriva el azar... o mejor dicho, en las intenciones poco clara del Color. Allí puedes acabar en cualquier lado de la matriz que teje la realidad, así que pocos se aventuran en ese vacío existencial de desconocimiento, donde incluso puedes perder tu identidad.

Y cuando el deseo de vivir se haya extinguido por completo, solo deberás darle a conocer al Color tu satisfacción y te enviará a la extra-dimensión, donde encontrarás todo lo que perdiste.

No pienses en esta reencarnación como algo que solo te correspondió a ti, todos tienen la oportunidad, pero son enviados lejos de otros reencarnados por obvios motivos, a menos que el Color desee unir a dos reencarnados.

Y si eso ocurre, solo significa que el otro es tu ejecutor, exactamente lo contrario a ti. Si molestas al Color, este te borrará a su manera.

Por eso pido reconsideración de tu parte con respecto a las ambiciones que estás desenterrando de ti, no sabes lo que podría hacer el Color para destruir tu identidad.

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora