Capítulo 7:1 -Estrategia

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Todos nos encontramos ahora mismo en una cueva que señaló Liliam, hemos estado preparando una trampa con la que nos desharemos de la arpía, yo podría matarla sin ningún inconveniente, pero las cosas no serían divertidas de esa manera.

—Ha llegado la hora —, dice Liliam mientras se asoma por la entrada de la caverna, vigilando cada uno de los movimientos realizados por la arpía emplumada. Los otros chicos se encuentran en posición, listos para lo que deba suceder a partir de este momento, dispuestos a desprenderse de los miedos que pueden llegar a pesar tanto sobre un ser humano convencional.

—Ahora —, ante la afirmativa de la princesa, Rytha salió de la cueva y utilizando un arco pequeño con una flecha le apunta a la arpía. Cuando la flecha salió disparada silbó por el aire y por poco impacta en el monstruo que tenemos en la mira, aun así consiguió llamar su atención lo suficiente como para que se dirija hacia nosotros.

Rytha ingresa a la cueva rápidamente junto a Liliam y se ocultan en una de las esquinas de la oscura cueva. Para cuando lo hicieron la arpía ya se estaba asomando por la entrada, liberando sus atronadores y escalofriantes gritos similares a una mujer que está siendo torturada.

Permanecemos todos en un silencio cauto, a la espera del momento perfecto. El monstruo observa con su rostro de mujer el interior de la cueva, sin atreverse a entrar por su presa, si fuera más inteligente sabría que entrar es una locura, pero es solo un monstruo sin un cerebro lo suficientemente desarrollado como para tener ideas más profundas.

—¡Iahhh! —. La arpía se desenfrena en el momento en que una pesada red cae sobre su cuerpo, ante lo cual salimos los otros ocho con armas en mano preparadas con las técnicas de respiración. Apuñalamos entre todos al monstruo, —¡ieghh! —, haciendo que libere su último grito de agonía en un instante.

Sus puntos de salud son solo 90, su defensa física es de 50 y su defensa mágica es de 80, y tiene un daño que ronda tan solo los 25; no es lo más preocupante del mundo, pero supongo que para unos niños sí que podría suponer un gran reto, teniendo en cuenta que nuestro número ha disminuido notablemente.

—¡Sí! / ¡Lo logramos! —, los infantes están muy animados, tanto como para empezar a hacer escándalo en la cueva.

Me acerqué nuevamente a la entrada, en tanto que los niños celebran haber logrado derrotar su primer monstruo del tercer piso. —¿Por qué no lo celebras como los otros? —, al voltear la mirada veo a Liliam en mi línea de visión, por lo que prefiero no quedarme viéndola por demasiado tiempo.

—Solo fue una arpía, no es la gran cosa como para armar tanto revuelo. Además, debemos seguir avanzado, estamos tan solo en la primera sala y ya estuvimos demasiado rato planeando contra un solo monstruo.

—Era necesario hacerlo, el libro de monstruos del que hablé las describe como criaturas aterradoras que tienen poca salud pero una gran agilidad de movimiento.

Mientras que la Noahí habla, yo continúo analizando los alrededores con una visión aguda, pues está bastante oscuro y los monstruos podrían hallarse en cualquier rincón. —Dile a los otros que está despejado de momento, hay que decidir si avanzar todos o uno a uno.

Al notar mi seriedad con el hecho de avanzar ella se queda callada, me da una mirada de sensatez y se aproxima a los chicos para realizar su rol como líder del equipo. Yo mientras tanto, ahora estoy en el rol de un guía, pues soy el único de todos que ha dado paseos por estos pisos sin demasiados inconvenientes.

Mientras que ellos dialogan sobre la decisión de avance, me adelanto un poco por fuera de la cueva, visualizando los alrededores con detenimiento. En mi área de visión no surge nada interesante durante un rato, hasta que en una esquina alcanzo a observar una especie de toro negro con enormes cuernos.

Se encuentra acostado plácidamente en medio del camino a la siguiente sala, lo que puede suponer un problema para el recorrido. A sus pies tiene una arpía destrozada, lo que significa que la mató por sí mismo de alguna u otra manera.

—"Oye Google, dime las estadísticas de ese toro".

[Afirmativo. Buscando... buscando... buscando. Encontrado. El toro salvaje tiene una salud de 290, posee una defensa física de 200 y una defensa mágica de 120; puede llegar a provocar daños superiores a los 100]

—"Este sí que es mucho más peligroso que la arpía".

Podría matarlo rápidamente y llamar a los otros para decirles que el camino está despejado, pero sería como quitarle la gracia a un show. Al mirar un poco más el entorno veo varios ojos en la oscuridad, se trata de más arpías que observan al toro con hambre, como si lo quisieran atacar de inmediato pero no tuvieran la fuerza para vencerlo.

Deben ser por lo menos unas diez arpías buitre, si se arriesgaran a atacarlo tendrían problemas en el inicio, no obstante, terminarían venciendo tarde o temprano, cosa que no saben. Tal vez ellas podrían ahorrarnos el problema del toro, ya sería cuestión de pensar acertadamente.

Solo somos doce niños y varios de nosotros debemos tener por lo menos una forma de ataque a distancia. Si nos posicionamos estratégicamente en el entorno y hacemos un impacto todos al mismo tiempo podremos dañar gravemente al toro, lo que podría desencadenar la furia de las arpías en su contra y terminarían haciéndolo su cena.

Con velocidad regreso rápidamente e informo de la situación a Liliam, quien asimila todo sin cuestionar siquiera. Los otros chicos aceptan el plan en labios de la pelinegra, si lo hubiese dicho yo seguramente lo habrían intentado refutar.

Avanzamos sigilosamente por el camino que señalé y nos estacionamos en la base de un árbol. Los que tenían un medio de ataque a distancia empezaron a preparar sus proyectiles. —Ahora —, tras la voz de la pelinegra, cinco de los estudiantes atacaron con hechizos o flechas, entre ellos estaba incluido Rytha con su arco y Joe con su hechizo bola de fuego.

El escándalo se armó rápidamente, pues el toro se levantó bastante mareado por todos los ataques a la vez. Fueron tres flechas y dos hechizos que le provocaron como mínimo 180 de daño al instante, es claro que su estado no es el mejor. La manada de arpías al ver a su presa agonizante se arrojó sin piedad para despedazarlo, a lo que nosotros aprovechamos para avanzar a la siguiente sala.

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora