En una mesa redonda dentro de la mansión gubernamental se pueden ver a varias personas reunidas, ante ellas hay tazas con diferentes tipos de bebida de acuerdo a la edad. Por ejemplo, el curandero bebe un té, el rey bebe vino de la mayor calidad, Ricchie tiene a su disposición un café, la princesa un jugo de frutos rojos y el miembro de las Orquídeas solo quiso agua.
—Ya veo, la princesa padece esta maldición por culpa de un demonio. Ciertamente tendría que analizar el tipo de conjuración, aunque estoy seguro de que el poder que me han encomendado los dioses podrá sanar cualquier tipo de maleficio que la moleste sin inconvenientes al respecto —. El papel que interpreta el pelinegro es preciso, cambió su tono de voz por uno más sereno y casi afeminado.
También sus movimientos demuestran tal hecho, ya que camina con una elegancia solo atribuida a las damas más refinadas de la alta categoría y sus gestos son bárbaramente agraciados. —Quiere decir que podrá curar, ¿verdad? —. Alvanir tiene todas sus esperanzas en el curandero, pues ya probó de todo y nada fue efectivo. Aunque lo oculte del mundo, incluso le pidió ayuda a los demonios, pero estos negaron conocer un método diferente a la anulación por mano propia de quien hizo el hechizo... el problema es que este se quitó la vida.
—Solo deben acompañarme al altar, ahí ungiré a la princesa con el conocimiento superior y será sana de cualquier maleficio —. La extraña elección de palabras hizo que el monarca de Lanihí se cuestione inmediatamente el tipo de poder que ostenta, si no es proveniente de los dioses entonces, ¿de dónde es?
—No se extrañe rey Alvanir, en este pueblo adoramos más el conocimiento más que a los mismos dioses, es por ello que hemos llegado a erigir maravillas tan lujosas, pues el saber nos ha llegado casi como una revelación divina —. El monarca encuentra esto extraño, pero no al nivel de la herejía, le parece más bien curioso.
—Síganme —. El Heraldo del cielo se dispuso a caminar fuera de la sala, a lo que la princesa lo siguió con esmero y por consiguiente, el rey se vio obligado a seguirlos para no perder de vista a su pequeña.
...
—A partir de este punto solo puede avanzar la princesa, de lo contrario puede romperse el equilibrio del conocimiento —. El altar al conocimiento es un pasadizo estrecho con forma de grita en la pared de una montaña, allí difícilmente entra la luz del sol, por lo que es muy difícil siquiera ver desde fuera lo que sucede dentro.
El rey Alvanir entonces tuvo que permanecer en la entrada, rezando a sus dioses que la maldición de su hija se desvaneciera tal y como lo promete el curandero. Tiene su completa fe en ello, tanto que incluso se pone de rodillas con los brazos abiertos hacia el cielo, una pose de plegaria. —"Por favor dioses, permitid que mi pequeña Marie sea salva del maleficio".
Mientras tanto, en el interior los dos adolescentes caminan por el estrecho pasadizo, siendo guiados únicamente por una antorcha que sostiene el curandero, lo que obliga a la niña a andar lo más cerca posible de él para no ser engullida por la oscuridad. —Estamos a poco, no te despegues de mí, princesa.
—Sí —, susurra mientras permanece tan cerca como puede. Tras un par de minutos de camino incómodo salen a un espacio un poco más abierto, desde donde se puede ver al fondo un gigantesco altar con la forma de un obelisco.
—Ponte las prendas de pureza, ayudarán a que la energía blanca se canalice mejor en tu ser —. Tras sus palabras señala un lugar donde se encuentra un vestido conformado por una tela de tono alabastro, que emana inocencia en todos los sentidos posibles. Ella obedece sin reprochar ni un instante, en tanto que lo hace él sube las doce escaleras que separan la tierra del obelisco, y se arrodilla arriba.
—"Cuánto teatro, deberían darme un premio en H*llyw*od por mi actuación" —. Solo unos minutos después la princesa se acercó a él, mostrando su ingenuidad se arrodilla de la misma forma en que él lo hace. —Prepárate, cuando me quita la venda, deberás verme directamente a los ojos y por nada del mundo deberás desviar la mirada.
Ella asiente, ligeramente asustada por lo que podría suceder a continuación, sabe que su curiosidad le podría jugar una mala pasada así deberá reunir tanta voluntad como le sea posible. —Avísame el momento en que te sientas lista, ya que no es fácil superar este proceso si te distraes, podrías incluso perder la vida en el caso de que llegues a ver el proceso de sanado, sería demasiado impactante para tu mente.
...
—¿Hay algún tipo de riesgo en el método de cura? —. Cuestiona el rey, ante lo cual el gobernador recuerda el discurso que preparó en conjunto con Arthyr y Vicaria hace ya varios años.
—Sí, hay un riesgo minúsculo. La fe que posee el curandero es extremadamente alta, lo que quiere decir que su revelación hacia la verdad de los dioses, o sea el conocimiento mismo, afecta directamente su forma de pensar. Pero él estará a salvo de la luz que da cuenta de la realidad misma, será tu hija la que no deberá mirarla o de lo contrario podría enloquecer, o incluso morir en el proceso.
La preocupación del monarca de alguna manera se disparó a un nivel altísimo, pero ya no había vuelta atrás, es un riesgo, un todo por todo, si sale mal solo se adelantará lo previsto... pero en el caso contrario, su hija estará salva de la maldición. —Confío en que mi hija podrá controlarse y no verá la luz de la realidad de la que hablas.
...
—Estoy lista —. Ella se sienta entonces frente a él, ante lo cual él también se sienta, pues estar arrodillado no es lo adecuado. Él entonces se saca la venda, y tras activar un sutil truco mágico empieza a transmitir un aura sacra en su iris, dotándolo de un aspecto angelical.
—No desvíes la mirada en ningún momento —. Él lleva sus manos hacia el vientre de ella, y posiciona las yemas de sus dedos con cuidado, antes de iniciar el trabajo. —"Tercer ojo".
En la palma de su mano derecha se abre una pequeña brecha espacio-tiempo, desde la cual la mente de Arthyr puede ver directamente. —"System" —. Así es, el truco detrás de la maravilla, es su magia profana de máximo nivel.
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ROMUGUVI [Vol. 1]
FantasíaRenací en otro mundo con un gugoldúplex de vida, abreviado ROMUGUVI. Es una historia centrada en William Salinas, quien era un profesor de matemáticas muy respetado, con unas costumbres sexuales bastante activas. Este un día fue asesinado por uno d...