Capítulo 12:3 - El Sol Eclipsado

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Un rostro apuesto y joven, adornado por unos intimidantes ojos de tono escarlata. Porta un atuendo negro que parece hecho una fina tela, la cola de la gabardina le llega hasta las piernas y en su cintura hay una espada enfundada. Es alto, bastante a decir verdad, y su piel clara está acompañada por ese cabello azabache que le llega hasta los hombros.

El paladín solo puede observar desconcertado a este joven adulto, que mantiene la calma sin importar el enorme caos que ahora está viviendo la ciudad, su rostro estoico solo deja ver lo sereno que se encuentra. —Rápido, evacúen a todos sus hombres, yo me haré cargo de... —. Desde una de las esquinas entre las calles apareció Hardia, tras el combate se movió de inmediato para ayudar a las tropas del reino, resulta que la criatura ha provocado más desastres de los que logró hacer el mensajero antes de caer en sus manos. No obstante, su seguridad se detuvo en cuanto vio el rostro de ese hombre de aspecto oscuro. —¿¡M... Ma... Maestro!?

—¿Maestro? Pero creí que usted fue entrenada por... —. Fue entonces cuando el paladín se dio cuenta de la persona frente a la que se encontraba, cabello negro largo y ojos rojos, ropa oscura y aspecto joven. —No puede ser, ¿acaso usted es...?

Hardia de inmediato se puso de rodillas frente al hombre que le enseñó todo, el hombre al que no solo le debe su fuerza actual, sino también su vida y la de su hermana. —El último miembro de los Soles Eclipsados, aquel que carga el título del héroe más fuerte de la actualidad, y el único que ha ostentado el título de inmortal natural... Tarnakas Brosniia de Koss —. Dijo el miembro de los paladines casi en un trance, debido a la sorpresa de cruzarse con una leyenda viva, aquel que luchó codo a codo con la Cortesana del pináculo, el sujeto al que todos temen, sin importar el reino.

—Veo que están teniendo problemas con esa cosa, parece ser un slime, aunque nunca había visto uno de este tipo. Es demasiado fuerte para estar en este continente, pero es demasiado débil para pertenecer a la Isla de los deseos, supongo que es un limbo antinatural —. El inmortal empieza a caminar en dirección a esa criatura que solo ha repartido destrucción desde el momento en que apareció. —Esto será rápido...

Sin esperar más, él desenfunda su espada, una espada completamente ordinaria, sin características especiales que la hagan destacar en absoluto. —Me gustaba el burdel que destruyó, me acababa de acostar con seis prostitutas de allí, así que en agradecimiento por lo bien que lo pasé les ahorraré la pérdida de más hombres —, el filo de su espada se vio envuelto en llamas violetas, que empezaron a comprimirse hasta adoptar un brillo cegador semejante al magenta. —Línea de Estigia...

Tarnakas blandió de manera vertical su espada en dirección a la masa oscura, entonces la luz que rodeaba la espada desapareció y él enfundó nuevamente. Sin embargo, esto solo ocurrió desde su perspectiva, pues el resto de las cosas transcurrían increíblemente lento, cuando todo volvió a continuar con normalidad una gigantesca explosión se desató y la masa que antes repartía destrucción ahora está cortada en dos y las llamas magenta la consumen con una velocidad sin precedentes.

La onda del corte fue tan poderosa que el paladín y Hardia salieron volando un par de metros, mientras que el pelinegro permanece de pie, y la ráfaga de viento solo lo hace ver como un héroe, pues hace que la cola de su gabardina se levante en tanto que su cabello resalta. —¡De... De un solo golpe lo acabó! —. Es inaudito, el paladín no puede creerlo de verdad, cientos de sus hombres murieron y no parecía que pudieran hacerle frente a una criatura tan poderosa, pero este hombre que porta el último sello de los Soles Eclipsados la destruyó en un movimiento que ni siquiera pudo percibir.

Habiendo terminado su tarea, el pelinegro procede a retirarse, no sin antes dirigir una cuestión a su alumna. —¿De quién es esa cabeza? —. La castaña se percata de lo que quiere decir, y le da una mirada de reojo al manto blanco que cuelga de su cintura, reguardando la cabeza de su última presa.

—Era del hombre que convocó a ese monstruo, creo que era un mensajero, debido a que utilizó conjuraciones profanas al igual que usted.

—Ya veo, pero viendo que te ocupaste de él no tengo que preocuparme por eliminarlo, aunque no hubiera sido ningún problema, sus creaciones no le llegan ni a la suela a los monstruos que hay en la Isla de los deseos —. Tras esas palabras Hardia se sorprende mucho, pues eso solo le deja en claro la brecha de poder que hay entre ella y su maestro. —Esta cosa no representa ni la octava parte de un Slime Liquidador, no era la gran cosa para alguien como yo.

Sin más, él empieza a retirarse en dirección a un bar que se encuentra en perfecto estado, casi como si hubiera destruido a la cosa negra para evitar la destrucción de ese local. —"El maestro es increíble" —, piensa Hardia maravillada por el hombre al que tanto admira, a pesar de que le atraen sexualmente las mujeres, si su maestro le pidiera tener sexo accedería sin lugar a dudas.

Mientras tanto, en las rutas de evacuación se puede ver a los policías de Dalila notablemente sorprendidos por el despliegue de poder que tiene un solo hombre. —Ese sujeto sí que es de temer —, dice Marlov mientras se quita los binóculos con que observaba la situación a la distancia, ellos se dedicaron mayormente a la evacuación, pues su principal competencia es la preservación de las vidas, a pesar de que en la trifulca murieron muchos.

—Hicimos lo que pudimos comandos, pero es hora de retirarnos, supongo que falta mucho camino por recorrer antes de estar a la par de los héroes y guerreros de leyenda —, el exsargento Nicholas está fumando un habano mientras observa a todas las personas que lograron salvar con su guía. —Aunque no es como si hubiéramos perdido el tiempo...

Por otra parte, en las afueras de la ciudad, se encuentras los miembros de la realeza en la cima de una colina viendo que la situación de apuro ya culminó. —"¡Es un alivio!" —, La princesa Yrina está feliz de que todo acabara, no puede esperar a reunirse con su amante Hardia...

—"El plan no se concretó" —. Piensa Teddier con una mirada oscura. —"Es imposible que hayas perdido, Arthyr".

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora