En el aula de clase están acomodándose todos los alumnos, en los minutos que hay libres aprovechan para socializar entre amigos, jugándose unas cuantas bromas o charlando sobre qué chica o chico es más guapo, aunque no falta por ahí la pequeña disputa entre estudiantes. De esas trifulcas que empiezan con un pequeño empujón y están a punto de ir a los golpes, afortunadamente el conflicto se mitiga antes de encenderse demasiado.
—"La chica de esta mañana, era muy hermosa, y tenía nuestro uniforme. De qué grado será".
Dylan está sentado en su pupitre reflexionando sobre el choque que tuvo unos momentos antes de llegar al instituto, sin una sola palabra de por medio los dos se pusieron de pie y siguieron con su camino, aunque claramente ella estaba más apurada que él, por lo que retomó su propio ritmo.
Pocas chicas le hacen quitarle la imagen mental perfecta que tiene de su maestra de algebra, no obstante, esa belleza era tan abusiva que no lo deja pensar correctamente.
—¡Buenos días clase! —, los estudiantes de inmediato empezaron a acomodarse, pues había llegado la mujer que le provocaba sus suspiros al castaño, con un carácter resaltante y un cuerpo que está por cruzar la línea de lo pecaminoso. —Quería decirles que el día de hoy tenemos una nueva alumna, ya saben cómo son las normas conmigo, cien por ciento respeto y nada de preguntas incómodas.
—¡Sí maestra! —, contestan con entusiasmo los varones, en tanto que las chicas parecen un poco más neutrales con su situación, esto es debido a la desproporción de chicos y chicas que hay en el aula de clase. Por cada varón hay tres mujeres, la competencia por tener un amor de secundaria es muy alta, pues para treinta femeninas solo hay diez masculinos, y para rematar dos de ellos son homosexuales abiertamente.
Que llegue otra chica solo significa más competitividad, ya que al ser nueva tendrá unos cuantos días de atención que probablemente aprovechará para ligarse a uno que otro muchacho, esa es la selección natural. Esta presión hace que tarde o temprano un buen número de mujeres prefieran ser lesbianas, pues alivianan la tensión de tener que meterse en esa lucha por pareja, y tienen muchas más opciones vigentes.
—Puedes pasar.
Ante las palabras de la maestra una chica de cabello rubio ingresa en el aula de clase, su rostro no parece pertenecer a esos lares, ¿es acaso una extranjera? No se sabe pero su rostro parece tallado por los ángeles, está perfectamente diseñado, correspondiendo a los estándares estereotipados más altos de belleza.
—¡Mi nombre es Daphnée Durand! ¡Vengo de Francia como estudiante de intercambio para asimilar el mundo tercermundista con el propósito de completar mi proyecto de grados! —. De alguna manera, incluso siendo tan hermosa, logró que su imagen diosa esculpida se arruinara en un instante, pues prácticamente le escupió en la cara, no solo a la clase, sino también a todo el país, y eso es lo que más le duele a un país subdesarrollado. —¡Espero que nos llevemos bien!
El silencio se hubiera prolongado por mucho tiempo, de no ser por el cerebro de chimpancé que tienen los hombres, que para intentar ganar puntos de todas formas le hicieron un recibimiento emotivo, ante lo cual se tuvieron que sumar las femeninas incluso con el orgullo roto. —Muy bien Daphnée, puedes sentarte al lado de Arthyr, ya que ambos son extranjeros quizá se lleven bien.
—¡Sí maestra! —. La muchacha parisina fue de inmediato al sitio vacío al lado de ese muchacho de cabello negro y mirada rayada, no parece demasiado sociable pero deberá hacer el intento. —Mucho gusto, me llamo Daphnée —, ella mueve levemente la mano hacia él, pero parece que no tiene demasiado interés en la chica, pues no se molesta siquiera en verla cuando le habla.
—¿Dónde aprendiste a hablar español tan fluidamente? —. Ante la cuestión ella se queda callada por un segundo, piensa la respuesta y luego la dice sin problemas.
—Mi madre es colombiana, así que crecí en una casa donde debía hablar los dos idiomas, francés con mi padre y español con mi madre —. Creyendo que eso la haría más interesante ella le muestra su radiante sonrisa, pero el pelinegro simplemente la ignora olímpicamente mientras encuentra más interesante el jardín que se aprecia por la ventana.
—No te molestes con él, es bastante reservado, ni siquiera habla mucho conmigo, y eso que soy su amigo —. Ella gira la mirada la captar la voz de otro chico junto a ella, y se da cuenta de que se trata del mismo con el que chocó en la mañana.
—Eres tú, ¿no estás enojado por lo de esta mañana?
—Para nada, pero me pregunto la razón por la cual corría.
—Pensaba que me iban a robar una calle antes, mamá me dijo que vendría a un sitio peligroso, así que estoy muy asustada por todo mi entorno en el exterior —. Una vena se resalta en la frente de Dylan, pensando en lo fichados que pueden llegar a estar los países latinos por países desarrollados.
—Muy bien chicos, realicemos la oración del día. Representante, encárgate de ello mientras que yo pongo los temas en el pizarrón —. Ante las palabras de la profesora una chica de cabello castaño se pone de pie, se trata de Salomé, la hermana de Dylan, y por tanto la otra hija de Arthyr.
Todos se echan la bendición, y como buen país tercermundista, empiezan a profesar la religión católica, incluso si hay uno o dos que son evangélicos las cosas se generalizan, y ni modo de hablar de los que ya se creen ateos o agnósticos, terminan tachados como satánicos por las abuelas anticuadas que todavía conceptúan que un búho o lechuza es una bruja.
Al terminar la chica se sentó nuevamente y la clase continuó, pero había un problema, los estudiantes masculinos no se podían concentrar ni un poco. Es que ni siquiera lo intentan disimular, todos tienen la mirada clavada en la chica nueva, quien parece ajena a este sentimiento y se siente un tanto incómoda, mucho más viendo que el tema que van a enseñar en clase es algo que ya había aprendido dos años antes.
Arthyr por otro lado es uno de los más afectados por los comentarios de la chica, desde siempre ha sido un defensor radical de la educación, quisiera incluso pararse para abofetear a la muchacha que sin querer se está ganando una reservación en su lista negra... es un alivio que pueda contenerse.
ESTÁS LEYENDO
ROMUGUVI [Vol. 1]
FantasiaRenací en otro mundo con un gugoldúplex de vida, abreviado ROMUGUVI. Es una historia centrada en William Salinas, quien era un profesor de matemáticas muy respetado, con unas costumbres sexuales bastante activas. Este un día fue asesinado por uno d...