Capítulo 13:8 - Ciudad de Fiouré

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Han caído las horas de la noche, y Daphnée ya les pidió permiso a sus padres para "salir con sus nuevas amigas a hacer tareas". Arthyr y ella están en un sitio muy alejado de la vista de las personas, un callejón abandonado a unas tres cuadra de la casa de la rubia. —Te ayudaré con la distracción general, que es un asunto que me compete por completo, pero tú debes ocuparte de tu propia venganza, a mí no me interesa lidiar con cosas personales, ¿entendido?

—Sí, eso ya lo sé, tú solo déjame en un sitio cercano a mi objetivo, después aclararemos el pago por este favor —, ella viste una prenda completamente negra, al más puro estilo de E-girl, mostrando una belleza algo exótica que no se acostumbra a ver todos los días.

—Solo no te vayas a morir, las sospechas caerían directamente sobre mí porque fui el último visto hablando contigo —, el portal entre dimensiones es abierto por el pelinegro, cosa que sorprende a la parisina, debido a que él no empleó ningún tipo de conjuración hablada para crearlo, lo que significa que tiene esa técnica mecanizada hasta la última fibra. —¿Estás esperando una invitación o quieres que te lleve cargada?

Las palabras del chico la sacaron de su atisbo, por lo que sin perder más tiempo ingresó en el portal, maravillándose por ese espacio entre dimensiones que de alguna manera le hizo experimentar una sensación de superioridad. Al otro lado aterrizó sobre una colina, y a la distancia se puede apreciar la Ciudad de Fiouré, capital del reino de Hadianne.

—Lo que para mí es imposible, para ti es un simple salto, eso me hace pensar en la cantidad de poder que posees —, ella voltea a mirar al pelinegro, y nota que este está masticando algo, y entonces parece que su cuerpo madura varios años, diez exactamente.

—No te cuestiones tonterías como esa, hay muchos medios para obtener poder aquí en Siradel, ya es decisión de cada quien llevar al extremo su propia disciplina —. Dice justo antes de ponerse la máscara blanca ahora lo caracteriza como el mensajero, posteriormente se saca a sortija que restringe su poder, y la gigantesca aura que se mantenía oculta nació en forma de un torrente inconmensurable que incluso hizo que la rubia se cayera de espalda, aterrizando sobre su trasero. —Tú espera aquí, vendré a recogerte cuando considere que ya puedes actuar.

Él empezó a flotar, mientras eleva más y más su poder profano. —Almas que sufrís en el Oasis del cambio, cobrad venganza por aquello que todavía viven a costa de vuestra ausencia, alzaos y devorad sin compasión la carne de mis enemigos y pululad hasta que yo os ordene perecer, peones de Lilith —. Una gigantesca explosión se liberó desde el cuerpo del azabache en forma de aura roja, entonces el cielo empezó a teñirse de rojo y una lluvia de sangre inició repentinamente encima de la ciudad de Fiouré.

La confusión se desató al instante entre los habitantes que estaban comerciando o paseando todavía por las calles nocturnas, pues era realmente inusual presenciar aquello. Y entonces, de la tierra empezaron a brotar cadáveres, que sin previo aviso empezaron a atacar a todos los ciudadanos que se cruzaran por el camino, las alarmas se dispararon y el pánico colectivo estalló, para cuando los guerreros reaccionaron las calles la estaban atiborradas de cuerpos reanimados sedientos de la carne de los vivos.

El despellejamiento en vida y la pérdida de extremidades de manera dolorosa empezó a protagonizar aquella noche de horror, la que nadie sabía cómo actuar. Los caballeros más poderosos, ante esta situación decidieron resguardarse en el interior de los muros del castillo, deshaciéndose de cualquier caminante que apareciera en este espacio, priorizando a la familia real por encima del pueblo.

Los muerto empezaban a contarse por cientos y las familias más pobres eran las víctimas más recurrentes, al no tener una vivienda lo suficientemente resistente donde pudieran resguardarse del peligro. Las conjuraciones de batalla en manos de los civiles, inexpertos en el combate mortal, terminaron siendo inútiles ante aquellos cadáveres, que carecían de cualquier tipo de sentimiento o restricción mostrada por los humanos.

Sin dolor, y sin remordimiento, máquinas perfectas de destrucción con una tasa de salud alta y una defensa a la altura de una criatura del sub-piso 14 en cualquier Pedalja. En medio de su desesperación, muchos se suben a los techos de sus hogares, esperando que no los detecten por alguna razón; otros optaron por el refugio bajo tierra, pues la magia tipo fe permite crear sitios cerrados en cuestión de segundos.

Con el total abandono de sus monarcas, no quedaba más que esperar a que llegara algún héroe dispuesto a defenderlos de tal desgracia. Mientras tanto, el pelinegro surca el cielo, muy cerca del castillo. —"Me pregunto dónde estarán las princesas" —, tras estar merodeando y revisando los sitios más obvios, se percató de un lugar muy similar a un refugio antibombas, solo que este no soportaría tanto.

Comió una hierba de camaleón del cielo y utilizando el portal entre dimensiones se inmiscuyó sin hacer algún tipo de sonido que lo delatase, allí dentro no solo estaba la familia real, sino también nobles bastante influyentes en las proyecciones que la corona tenía. —"Si no estoy mal, la chica que acabó con el clan Yura fue una chica que para entonces tenía trece años, así que ahora debería tener aproximadamente diecinueve años, eso me confunde, ¿acaso significa que la reencarnación de esa chica si tuvo una distorsión espacio-tiempo? ¿O acaso es cosa del Color para que su deseo se pudiera concretar con mi ayuda? Realmente acomoda todo a su antojo".

Mi aura empezó a crecer, y junto a ella mi nivel de peligrosidad, lo que alertó de sobremanera a estos egoístas refugiados que abandonaron sus habitantes a su suerte. —¿Qué es esta presencia? —. Pregunta la reina notablemente asustada, ante lo cual no se halla una respuesta, por mi parte lo que hago es poner la palma de mi mano en la superficie de una de las paredes, y con una combustión espontánea profana le hice un agujero de tamaño humano.

—¡Estamos en peligro aquí, tenemos que huir! —. Con suma velocidad los muy cobardes empezaron a correr, pero en cuanto identifiqué a la princesa que se acomodaba a la edad, la agarré de la mano y me la llevé por un portal.

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora