ROMUGUVI [Vol. 1]

Capítulo 12:7 - Coito

En cuanto mi lengua entró en contacto con sus labios menores, ella reaccionó con un leve calambre, entonces continué entrando y a medida que me aventuraba mis oídos captaban el sonido emitido por su boca, ella cierra las piernas y me aprieta la cabeza, incluso me tironea del pelo, son reacciones muy adorables para ser la primera vez que le practican sexo oral.

Literalmente le estoy midiendo el PH con mis quimiorreceptores, y no dejo ningún rincón sin explorar, pero es entonces que en cierto punto aparece una reacción especial, una donde ella me tomó la cabeza y me sostuvo por unos segundos, entonces endurecí mi lengua y memoricé a la perfección ese pequeño rincón donde se sintió extremadamente bien.

Y sin darle tiempo para respirar empecé a estimular ese punto exacto, provocando que los movimientos de las piernas se hicieran erráticos y sus manos me tironearan el cabello con más fuerza. Solo con degustar su interior me doy cuenta de muchas cosas, los órganos reproductores hablan mucho de la persona, dejan saber si come sano o no, si te bañaste o no, si están enfermo o no.

Con mi mano izquierda empiezo a surcar su cintura, hasta llegar a sus senos, donde empiezo a jugar con los pezones; por otro lado, mi mano derecha ahora se sitúa en la parte superior de la vulva, y tras solo una ligera busca, doy con el clítoris erecto que intentaba pasar desapercibido entre sus labios menores.

La estimulación múltiple provoca que su espalda de curve y me aprete la cabeza con mucha más fuerza, el olor de su sexo se vuelve más intenso y eso provoca que yo quiera ir más allá. Mucho más veloz y específico con los movimientos, revolviendo su intimidad hasta hacerla enloquecer por el placer, y estimulando en mí un sentimiento de felicidad.

Todavía no me creo que esta chica me haya llegado a gustar tanto, si fuera una chica cualquiera me limitaría únicamente a la penetración y cachondeo, pero esto quiero disfrutarlo, quiero que se extienda con el tiempo y quede en su memoria como algo especial. —¡No aguanto más! —. Ella se levanta y usando mucha fuerza me separa de su entrada, por lo que dirijo mis ojos a los suyo y noto lágrimas que brotan.

¿Qué le sucede? ¿Hice algo malo? —¿Qué pasa? —. Susurré, mientras que la veo retomando el ritmo de su respiración.

—No es nada, es solo que estoy feliz por este momento... —. Entonces se pone de rodillas y me rodea, busca mi entrepierna y pretende asaltar, pero la confronto y le demuestro que no será tan fácil. —Así que lo notaste...

—Así es, como ya entraste en calor quieres empezar a dominar, pero no te será tan sencillo. Hagamos entonces que esto sea divertido —. Yo también me pongo de rodillas y la observo fijamente, puede que el sexo romántico sea algo disfrutable, pero hay algo todavía mejor, el sexo juguetón. —Tú y yo somos notablemente activos, de hecho, me parecía extraño que estuvieras tan sumisa, solo estabas adecuándote a la temperatura. ¿Acaso pretendías violarme si me mostraba muy pasivo?

—Lo adivinaste muy bien, pero resulta que no eres tan inocente como lo pensaba, como era de esperarse del estudiante que mató a un dragón con un cuchillo de vegetales. Esto será una batalla para saber quién será el dominante en la relación, es básicamente el amansamiento.

Ella se arroja hacia mí, por lo que con mis manos sujeto las suyas y entrelazamos los dedos, ante lo cual empezamos a ejercer fuerza de manera mutua, para intentar someter al otro. En un leve descuido me gana en fuerza y queda sobre mí, por lo que empieza a besarme ahora de una manera mucho más atrevida. Entonces la tomo de los hombros y giro para quedar sobre ella otra vez, entonces la beso y me corresponde, creo que ya está entendiendo la tónica de este sexo.

Sin mediar más con palabras guardo mi única prenda interior en el inventario, exponiendo el miembro viril que he estado conteniendo desde que inició este acto. Yo quería entrar por primera vez con suavidad, centímetro a centímetro, pero sí quiere jugar conmigo tendrá una buena partida. —¡Aquí voy...! —. Un puño se clavó en mi abdomen, y debido a que estoy disfrutando olvidé reprimir mis sentidos, por lo que el dolor se hizo evidente, lo que ayudó a que ella me diera la vuelta nuevamente.

—Tú no me quitarás la virginidad, me la quitaré yo misma usando tu pene —. Por el desconcierto del dolor no puedo evitar que ella agarre al mini Ary, y lo dirija a su entrada vaginal. —Está a punto, a punto de entrar... —. Su mano se siente muy bien, pero se siente mejor el glande acariciando sus labios, antes de que empiece a deslizarse dentro de ella. —Está entrando, está entrando, ¡Ohh! ¡Qué bien se siente!

El himen fue más delgado de lo que pensé, apenas si sentí una pequeña barrera antes de avanzar por completo, su interior es tan estrecho que no puedo evitar liberar un gemido extenso y fuerte, lo que convierte la cara de placer principiante de Derry en una expresión malévola. —¿Te gusta? Entonces toma un poco más de mí.

Al estar sobre mí empieza a mover su trasero, haciendo que mi pene acaricie sus paredes vaginales. Parece que no le fue tan difícil perder la virginidad, después de todo es una chica demasiado fuerte como para sufrir por un dolor así, supongo que la impresiona más el placer que está sintiendo que el dolor que pasó.

Todavía es algo tosca con el movimiento de sus caderas, así que le ayudaré un poco —Toma esto —, sin ningún tipo de advertencia empiezo a moverme con ferocidad, incluso estando debajo de ella arqueo mi cintura para tener espacio de movimiento, con el propósito de encestar estocada en su entrada como si yo estuviera dominando.

—¡Ah! ¡Ah! ¡No es justo! —. Ella me toma del cuello y empieza a ahorcarme, entonces yo hago exactamente lo mismo, pero le doy la vuelta y quedo sobre ella, la posición del misionero es el ámbito que mejor domino, y es momento de explotar.

—Te voy a dar tan duro que subirás seis niveles estadísticos —, sin más rodeos empecé a moverme con violencia, creando en el ambiente ese aplauso característico que tanto distingue el sexo, solo que es demasiado intento y la cordura de Derrien definitivamente no puede mantenerse a este ritmo, la diferencia entre una novata y un experimentado maestro.