Capítulo 3:4 -Té privado

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Dos tazas con té en una mesa alejada de la multitud, la zona privada de los jóvenes más ricos que pueden permitirse esos lugares, solo estar allí sentado en el descanso cuesta veinte piezas de plata. Este dinero es claro que sale de mi bolsillo, y me lo permito porque probablemente tendré más en las horas de la tarde.

Frente a mí está una sonriente pero intrépida Derrien, con su postura firme, como chica de nobleza pero al mismo tiempo suelta, como chica de cuna humilde.

—Muy bien, ya que tenemos este momento, permíteme iniciar la conversación.

—No hay problema con eso —. Un sorbo de té entra en mi boca, en un intento por mostrar la calma que tengo, y esto lo hago en función con mi tono de voz sereno. —Te pido una conversación concisa, tengo muchos asuntos que atender.

—Pareces más maduro de lo habitual —. Ella también bebe algo de su taza de té, puedo ver que su mano es algo tosca con los movimientos, pero realiza adecuadamente la técnica. —Como ya te lo había dicho antes, encontré muestras de tu cabello en el tercer piso de la mazmorra, un sitio en el tú no deberías poder llegar solo. Y por lo que sé, no tienes amigos que te acompañen.

Justo al terminar su frase, saca de su inventario un cabello muy pequeño, casi imperceptible ante la simple vista. Lo que me hace pensar en cómo rayos lo encontró en la oscuridad de la mazmorra.

—¿Qué te hace pensar que lo que sostienes me pertenece a mí?

—Mira, niño bonito, ¿por qué crees que mis dientes son afilados? —. Después de decir eso, ella me da una sonrisa abierta, que me enseña todos sus colmillos, los había olvidado por completo. —Pertenezco a la familia L'Boa, proveniente del Crótalo Rojo, ¿sabes lo que significa?

Ante la interrogativa, cerré mis ojos y bebí nuevamente de mi taza de té, se siente cada vez más tibia. Entonces observé cómo sus ojos variaban su tonalidad de color, algo de lo que apenas me doy cuenta. Y es entonces cuando me doy cuenta de que nunca he visto un color concreto en sus ojos, a veces son azules, a veces verdes y a veces amarillos.

—Disculpa mi ignorancia, pero ¿podrías explicarme qué tiene que ver tu familia con un cabello mío?

—Todas las personas que provienen del Crótalo rojo se ven influenciadas genealógicamente por Océana, la víbora magnánima o más renombrada como la diosa de la tempestad. Nuestras magias serpentinas son muy conocidas en el mundo y una de las mejores, es la lengua Bífida —. Derrien me enseñó su lengua, que de repente empezó a alargarse levemente antes de dividirse en dos y realizar movimientos serpentinos. —Ese cabello tiene tu aroma y esencia de forma extacta, así que negar el hecho de que te pertenece es inútil.

—Pudo llevarlo cualquier otra persona prendido en su ropa, muchas veces uno se choca con otros estudiantes.

—No, no, no. Lo habría sabido de inmediato, pero no hay un solo rastro de que haya sido manipulado por alguien más. —. La pelirroja de un último sorbo acaba hasta la última gota de té, y tras ello se pone de pie, casi subiéndose a la mesa para poner su rostro más cerca del mío. Para tratar de romper el contacto visual, empiezo a beber también mi té. —Además, te he estado vigilando desde el día que llegaste, y puedes llegar a tener aromas muy extraños en tu cuerpo, como el de súcubos.

Ante la sola mención de dicho tema, sentí cómo mi garganta se atoraba abruptamente, algo similar a una simulación de infarto, donde mi corazón sufrió un pequeño parón mortal.

—Tú creíste todo el tiempo que nos estabas engañando, y solo conseguiste librarte de sospechas porque yo me reservé tus secretos. Llevo casi un año completo entrando y saliendo de esas mazmorras, y conozco perfectamente el olor de casi todos los sub-pisos, pues constantemente me cruzo con estudiantes que llegar a lo más profundo.

Justo en ese momento, me sentí aprisionado, como un pequeño roedor siendo oprimido por una serpiente fría y calculadora. Justo cuando empezaba a pensar que la única que me apoyaba y se tragaba enteras mis mentiras era Derrien... es solo una niña y está jugando conmigo.

—Veo que estás sin palabras, es normal, después de todo desbaraté todo tu imaginario sobre mí. Meditar con la víbora magnánima provoca un desarrollo temprano de la mentalidad y eso me permite trazar planes complejos y manejar un razonamiento lógico elevado.

—Entonces... ¿por qué sigues en el primer peldaño? —. Si es tan lista, no debería tener ningún problema en escalar rápidamente, se supone que el avance es libre.

—Simple... No tengo la intención de destacar, mi cabeza podría convertirse en un blanco. Guardo muchos secretos que ni siquiera mis mejores amigas conocen, de hecho, cada familia y ciudad tiene sus secretos, ya te lo había dicho.

—¿Temes destacar demasiado?

—Claro que sí. Los príncipes o nobles pueden llegar a tener mucha envidia, ya lo estás viviendo tú con Liliam y su hermano mayor. Ellos son herederos al trono, la más alta cuna de los nobles y ante cualquier ofensa ven como la mejor opción ejecutar sus oponentes.

—Ya veo, entonces conoces perfectamente mi condición como el misterioso campeón. ¿Por qué reservas esa información para ti misma?

—¿Por qué? La respuesta es simple, de esa manera te tendré solo para mí. Así que, señorito Arthyr, ¿saldrías conmigo formalmente?... ya quiero presumirte con mi familia.

—Eres una niña demasiado lista. Pero te tengo malas noticias, mis padres ya me asignaron unas prometidas y solo puedo elegir entre esas tres.

—Ha, ha, ha, ha —. De la nada empezó a reír, como si un hongo raro de la risa le hubiera entrado directamente en el cerebro. —Eso ya lo sé, y por qué razón crees que nosotras tres somos tus compañeras de cuarto.

—No puede ser...

—Así es, nosotras somos tus prometidas, pero de todas solo yo lo sé.

Y entonces, observé la ambición en el rostro de esa niña, apenas un año mayor que mi cuerpo físico, pero desconociendo por completo su edad mental. Cada plan mío solo funcionaba por su complicidad constante, no tengo palabras para lo que ella ha ideado desde mi primera llegada al cuarto.

Si conecto cada hecho, puedo darme cuenta de que ella planeó cada suceso, con el propósito de que Liliam y Zullah me vieran con duda. Después de todo, fue Derrien quien mencionó el hecho de que el cuchillo de vegetales tenía sangre de dragón, peor aún, ella posiblemente sabía específicamente qué dragón era y se reservó todo.

La ambivalencia de repente carcome mi cabeza, pues ante mí están dos cosas por las que tengo sentimientos encontrados. Yo adoro a las chicas inteligentes... pero temo a las conspiradoras que desean acaparar todo para sí mismas. Caí en la telaraña de esta niña... o mejor dicho, en su abrazo de serpiente.

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora