Capítulo 5:9 -Bella y bestia

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Fue impresionante, no tengo más palabras para describir lo ocurrido, fue como si un monstruo hubiese poseído temporalmente el cuerpo de Teddier, pues desde el momento en que inició la devastación no se detuvo hasta haber culminado con su objetivo.

En la arena están los cuerpos magullados de esos dos sujetos que antes lo fastidiaron, no les quedan fuerzas ni siquiera para arrojar un insulto más; mientras tanto, el comerciante está rugiendo y se golpea el pecho como si se tratara de un gorila desenfrenado.

—"No aguantaron ni siquiera diez minutos en su contra".

Estaba a punto de comer una hierba de Senectud zafral para intervenir en la situación, pero una chica de cabellera castaña y ojos verdes se arrojó a la arena sin pensar ni un poco. En cuanto la vio Teddier se le arrojó como un monstruo hambriento de sangre, pero a escasos metros de poder atacarla con su furia disoluta se detuvo como una hoja de sauce cuando encuentra suelo pulcro y bello.

Quedó congelado cual Adán después de probar la fruta del árbol prohibido en brazos de su esposa, qué bella e insustituible imagen, en la que la dama se acerca al monstruo para acariciarlo incluso a sabiendas de que puede ser perjudicial. ¿Quién es ella y por qué se arriesga por él?

Teddier acerca su cuerpo encorvado hacia la señorita y deja que ella acaricie su cabeza, mientras que su respiración empieza a ser nuevamente humana y calma, la dama lo abraza y él cae dormido en sus brazos como un inocente bebé que no teme al mundo por estar en brazos de quien le brinda seguridad a su corazón temeroso.

—"¿Quién es ella Google?"

[Afirmativo. Buscando... buscando... buscando. Encontrado. Se trata de Laila Softia de Lanihí, una compañera de clase de Teddier]

Qué interesante escena ahora captan mis ojos, la bestia arrullada por una señorita de casa noble, las cosas de la vida. Tras unos segundos, ella se retiró en huida, dejando allí a un Teddier durmiente y manso cual cordero en un bello prado de flores en primavera.

Minutos después, el comerciante despertó, y no quedaba nadie más que yo para contarle lo que ocurrió.

—¿Qué pasó?

Me pregunta con el rostro asustando y casi temblando, pensando que algún tipo de caos se habría desatado en los segundos donde su ser estuvo nublado. Casi al compás de la cuestión su cuerpo se levantó de su posición, quedando sentado en la arena, con su rostro a la altura del mío. No obstante, antes que seriedad lo que halló en mí fue una mirada de picardía y leve burla.

—Pero miren nada más, si es el galán.

Ante mis palabras él se quedó pensando por unos segundos, hasta que cayó en cuenta de lo que había pasado, como si ya lo hubiese vivido antes y ahora le avergonzara enormemente.

—Por tu reacción debes saber a lo que me refiero, ¿verdad?

—N... No... No sé de qué me hablas.

El tono nervioso, la desviación de mirada y el sudor de la frente lo delatan, ya sabe qué es lo que ocurrió, o por lo menos tiene una esquema general de lo que pudo transcurrir en el tiempo en que su consciencia estaba fuera de cuerda.

—Ho, ¿acaso es la chica que te gusta?

—C... Cla... Claro que no. A mí me gusta o... otra chica, pero no sé qué ocurre con la señorita Laila.

—¿Y por qué dices su nombre si yo no lo he dicho aún?

Está entre la espada y la pared, no tiene una escapatoria posible conmigo como interrogador. Pero creo que no lo voy a molestar más al respecto, es suficiente con que lo haya presenciado una gran cantidad de personas, aunque ahora mismo no hay nadie que pueda fastidiarlo.

—No te voy a molestar más, así que mejor prepara tu inventario.

Aprovechando que no hay nadie, saco todos los elementos que hay en mi inventario y los dejo al lado del comerciante, quien de inmediato recobró la postura para iniciar negocios.

—Tú ya sabes de qué va esto. Haces el inventario, vendes y pasas las ganancias, no hace falta explicar más. Vamos por esa cuarta tanda de ventas exitosas.

—Por supuesto que sí.

Se puso firme, como un soldado cuando está a punto de recibir órdenes. Tras ello partió con velocidad, rumbo a su tienda, dispuesto a generar más ganancias en su botica, y también para evitar que yo lo siga molestando con esa chica.

—Veo que te estabas divirtiendo con tu amiguito.

De repente mi espalda sufrió un brutal escalofrío justo en el momento en que una voz se escurrió por mi oreja en modo de susurro, posteriormente salto con velocidad hacia el frente y doy la vuelta, hallando a una Derrien con una sonrisa divertida mirándome con malicia.

Mi pulso se aceleró varias veces ante esto, además, un calor intenso me cubrió todo el rostro, debido a la forma tan poco convencional de aparecer ante mí. Probablemente me vio entregando la mercancía y también me vio molestándolo, así que aprovechó para atacarme de la mejor manera que tiene, dándome sensaciones excitantes que ella no sabe que son excitantes... o al menos eso quiero creer.

—"Ahora que me fijo, debo aprovechar. Google, ¿qué nivel tiene Derrien?"

[Negativo. El nivel no está disponible en infantes menores de diez años, reintente dentro de tres años]

—"Vaya, lo había olvidado".

Aun así, dejando que la intuición me guíe, puedo afirmar sin mucho temor que esta niña es por lo menos nivel 15 o 16, debido a todas las facultades que posee en sus artes mágicos únicos.

—¿Qué... Qué quieres Derrien?

—¿Yo? La verdad nada, solo quería recordarte que tenemos una cita pendiente, y ya que estás libre por qué no vamos para el restaurante, quiero darte mi obsequio de compromiso.

—¿Obsequio de compromiso? Yo no tengo uno para ti.

—No te preocupes lindo, en mi clan las mujeres son las encargadas de hacer eso. Cuando seamos adultos asegúrate de recompensarme muy bien.

Eso último lo susurra en mi oreja mientras pasa a mi lado, agarrándome de la mano y guiándome hacia el restaurante. Sigo pensando que esta niña tiene una mente mucho más desarrollada de lo que yo puedo creer, y lo malo es que es una lolita que no puedo profanar todavía, incluso con la hierba de Senectud zafral seguiría siendo ilegal.

—Y por cierto, no me digas Derrien lindo, llámame de un modo romántico y cariñoso. Recuerda que estamos comprometidos.

—Jummm... ¿Qué te parece Derry?

—Está bien, me gusta como suena. Yo a ti te diré Ary, ¿te parece?

—Sí, me gusta también.

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora