Capítulo 10:7 - Blando

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Mi mente se volvió extremadamente fuerte, y cada reto que debía superar solo se convertía en un peldaño más para mi vida, todo cambió radicalmente. Antes solo era el joven llorón y tímido que apenas si pudo superar el haber matado a una persona, ahora era enérgico, tanto mental como físicamente.

Tras culminar el periodo instructivo de tres meses me encontré con la sorpresa de que muchas chicas querían ir detrás de mí, en un principio lo asocié con el hecho de ser un policía, pero luego me di cuenta de que yo era realmente atractivo y mi forma de ser era la ideal para muchas mujeres. Ahora no sé cuántas relaciones tuve en los nueve meses restantes del servicio, no sé si eso es una buena o mala señal.

Las horas de ejercicio y el fortalecimiento constante cubrieron mis penas con los músculos reforzados que ahora cubría mi cuerpo. Realmente en ese año superé todo mi pasado, los psicólogos se quedaron cortos en comparación con el tratamiento que se recibe en el servicio. No más drogas, no más peleas, mantener la calma siempre y nunca dejarse llevar por las emociones, así es como funciona el mundo en la instrucción militar o policíaca.

Es por eso, que me siento como un maldito puñado de mierda al estar sufriendo por una simple decisión que debí dar desde el inicio, frío y tajante, sin la mínima intención de empatía, ¿por qué no pude?

—Simple... —. Mi relato se ve interrumpido por Google, quien bebe su té pacíficamente, mostrando una calma triunfal. —Tu alma está fragmentada, la parte más fuerte de tu carácter lo tiene Thyar, y tú tienes lo más emocional y humano. Nunca puedes olvidar eso, en ocasiones creo que lo subestimas y es mi deber recordarte que él podría reemplazarte en cualquier momento.

Todo encajó, ¿cómo pude olvidarlo? Ese parásito que vive en mi interior como una parte de mi alma. No obstante, él es un problema que puedo eliminar después, el presente es lo que me está fastidiando; si no fui capaz de rechazar al instante a Zullah es porque le tengo aprecio, ha sido mi compañera de cuarto por estos siete años y verla triste me afecta de alguna manera. De hecho, estaba muy orgulloso cuando la vi alzarse como la campeona de la carrera de mazmorras.

Empero, solo se trata de un sentimiento fraternal, como un padre o un hermano; ella nunca ha desatado de mí un pensamiento sexual o indecoroso, pues para mí es la chica más pura que he podido conocer, y tener que ver su rostro afligido no es algo que me apetezca ver. —Debo arreglar las cosa —, digo en voz baja antes de ponerme de pie y empezar a alejarme de las dos chicas.

Adlaremms me sonríe antes de desvanecerse y Dalila simplemente me da una frase que me proporciona la fuerza necesaria para afrontar el peligro. —Ve, tú puedes hacerlo —, con una nueva energía brotando de mi interior desaté mi poder y abrí el portal entre planos de existencia, llegando nuevamente a mi cuarto.

Con rapidez abrí la puerta y salí corriendo en dirección a las puertas de la mazmorra, donde pude apreciar nuevamente a esa gran cantidad de gente reunida. Muchos al verme arrojaron la mirada más fría que pudieron, pero no me importaron demasiado y antes de llegar a ser detenido por uno o dos chicos rudos, llegue frente al director Petermin.

—¿Dónde está Zullah? —. Cuestioné al hombre viejo, quien me dio una mirada seria al inicio, pero al notar mi expresión mostró nuevamente ligereza en su expresión. —Salió corriendo al interior de la mazmorra en cuanto huiste, sus compañeras de cuarto la acompañaron de inmediato.

De inmediato crucé las puertas de la mazmorra y empecé a correr a toda velocidad, como si mis pies fueran un motor de energía eólica con híper-aceleración. —"¿Qué soy? ¿Por qué no puedo estabilizar mi mente ahora? Todo era más fácil cuando este mundo me importaba poco y solo era mi parque de diversiones, ahora me afecta incluso el llanto de una niña que sufre por un sentimiento no correspondido, me he vuelto blando.

Incluso he dejado de tener sexo constantemente, pues de alguna manera me llenaba la culpa de serle infiel a mi prometida, tales sentimientos se intensificaron desde que voy a la Tierra cada ocho días y paso los domingos con mis hijos, el sábado con Salomé y el domingo con Dylan, aunque obviamente debo hacerme por un simple amigo que aprecia mucho su amistad.

Me fue incluso más fácil rechazar los sentimientos de Salomé, pues yo le estaba empezando a gustar y tuve que decirle que era gay para que no se le ocurriera continuar con las ilusiones. De eso ya va un año y ahora solo me pide consejos, salimos de compras o pasar pijamadas con sus otras amigas, donde debo resistir la tentación de promulgar una orgía pecaminosa. Ella quiere estudiar astronomía para ir más allá de las estrellas, pues sus sueños se ocultan con ellas.

Con mi hijo juego tanto deportes como videojuegos, le gusta mucho la franquicia de G*d of W*r así que constantemente estamos practicando, aunque hemos tenido también épicas batallas en Drag*n B*ll Z. Es un excelente atleta que a su edad ya tiene muchas metas como corredor profesional, incluso me confiesa que le encantaría correr en los juegos olímpicos, ante lo cual tiene mi total apoyo como padre y amigo.

Interactuar con ellos constantemente me ha sensibilizado y ahora noto las consecuencias, siete años después de haber empezado esta rutina. —Google, ¿dime dónde están?

[Afirmativo. Buscando... buscando... buscando. Encontrado. Las tres chicas yacen en el sub-piso número cuatro, justo en las escaleras para el quinto]

Acelero el paso de inmediato, empleando magia de hielo para patinar por la superficie y llegar más rápido, varias criaturas se cruzan por mi camino y simplemente las salto al ser ajenas a mis objetivos. Cuando las veo por fin, aprecio la imagen con cierta incomodidad, las tres están abrazadas mientras gimotean y liberan lágrimas...

¿Por qué? No lo sé, sin embargo, de alguna manera hacen que mis ojos se nublen también y no puedo evitar querer correr hacia ellas. Al escuchar mis pasos me observan con detenimiento y se ponen de pie, y a tan solo dos o tres metros de alcanzarlas me detengo en seco, quería pronunciar una frase de disculpa, empero, volví a quedarme mudo.

Y cuando menos lo esperé, me vi rodeado de un abrazo grupal...

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora