Capítulo 11:5 -Primer combate

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Estoy extrañamente nervioso, es la primera vez que estoy en el foco de atención. La gente grita con emoción y aclaman los nombres de sus reinos favoritos para ganar, exclaman todos los nombres menos el de nuestro pueblo, eso es precisamente lo que nosotros debemos cambiar. No solo tenemos que hacerlo perfecto, sino que aparte es necesario lucirse para que el estatus de Dalila quede por todo lo alto.

La noche fue muy tranquila a decir verdad, y todavía me latía fuerte el corazón, por poco no duermo por la ansiedad de la responsabilidad que debía cargar hoy. Cuando arribamos ayer la gente se quedaba sorprendida por nuestras ropas ligeras, carentes de placas de acero, algo completamente fuera de lo común a decir verdad.

—"¿Qué tipo de caballeros viajan sin espadas?" / "Deben ser los principiantes de ese pueblo que está creciendo recientemente, creo que se llamaba Dalila" / "No sé en qué estaba pensando el gobernado Ricchie Riccón al independizarse del reino Lanihí".

Esos fueron los primeros comentarios que escuchamos, aun así fue nuestro deber hacer oídos sordos, por encima de intentar aplastarlos para sanar el orgullo, debíamos mostrar la profesionalidad que se nos ha inculcado durante la instrucción.

Ahora estoy en la arena, observando a mis siete contrincantes, cada uno representando un reino, esta fase individual es demasiado importante, porque mide el poder de batalla de un individuo por reino. Traigo conmigo el bastón policial tonfa modelo Thunder y la pistola Sig Sauer modelo Mágic, además del uniforme modelo ofensivo-defensivo.

—La suerte decidirá sus destinos —, dice un hombre calvo bastante flaco, mientras baraja una mano de cartas. Al cumplir con ello empieza a ofrecernos uno por uno las cartas, pues en estas se encuentran los números correspondientes.

Cuando fue mi turno de tomarla, me sorprendí al ver que tenía el número uno, lo que significa que el primer combate me correspondía. —Pase al frente y denme sus respectivos números.

El sujeto empezó a organizar los nombres de nuestros reinos en un cuadro enorme, donde se ve el orden de los combates. —¡El primer combate será entre E.S.D. Dalila y Fósim, el segundo combate entre Ysth y Hadianne, el tercero entre Pacifae y Venuem, por último un clásico de cada federación, Lanihí contra Crótalo Rojo!

La gente está exaltada en gritos que me hacen poner un poco nervioso, debo demostrar que soy mucho mejor de lo que todos creen que soy. —¡Con excepción de los representantes de E.S.D. Dalila y Fósim, todos los demás han de retirarse a esperar sus respectivos turnos de combate!

Con las indicaciones del hombre calvo que actúa como supervisor, los otros representantes se apartan de la arena y nos dejan a él y a mí. El caballero de Fósim porta una armadura negra, y es más alto que una persona promedio, se nota bastante robusto y lleva una espada larga de acero macizo.

Al ver hacia el público me llena un aire de inseguridad, todo grita el nombre del reino de este caballero; posee el total apoyo de la multitud, y yo estoy representando al pueblo que he visto crecer desde que me reclutaron. Si quiero ver progreso en el sitio donde vivo, es necesario darlo todo aquí en la arena, es todo o nada.

Ya sobreviví las peores condiciones cuando tenía la marca del mentiroso, ahora es mi deber pagar por todo lo que me brindó la formación como policía, soy alguien nuevo y también alguien más poderoso que antes.

...

En el centro de la arena, se hallan Marlov Yura y ese gigantón que representa Fósim, se están viendo cara a cara con una determinación inquebrantable. Es matar o morir por sus reinos, y ambos tienen lo necesario para cumplir con esa voluntad de acero.

—¡Comiencen!

Ante las palabras del hombre que dirige la federación, el caballero negro empieza a blandir su gran espada, ante lo cual el policía Dalilense retrocede con precaución, sin perderlo de vista por un solo segundo. Por esta forma de actuar, a ojos de la gente como cobarde, el caballero de la gran espada empieza a ser mucho más apoyado.

No obstante, Marlov ignora tal hecho y se centra en ganar distancia con su oponente, un solo tajo podría partirlo en dos al instante. —Maldito insecto, ¡deja de moverte! —. El caballero de Fósim pierde la paciencia con cada gramo de energía que pierde al esgrimir su poderosa arma, así que para terminar las cosas más rápido decide utilizar magia en el filo.

—Arma de fuego —, una visión terrorífica que tranquilamente podría acechar las pesadillas de los niños, es un gigante portando una espada de fuego, muy típico de las historias de fantasía. Sin embargo, Marlov mantiene la calma en tanto que gana distancia alrededor del campo.

—"Por muy fuerte que sea, mientras no me alcance tendré ventaja" —, piensa en tanto que planea una estrategia de neutralización, con cada golpe que evita aprende un nuevo patrón de movimientos. Puede ser intimidante, empero, sus golpes son torpes y lentos, su única cualidad especial es el poder destructivo.

—¡Ven aquí sabandija, de un solo golpe te mataré! —. Todos los espectadores están apoyando al gigantón, pero esto no desmotiva en absoluto al policía, quien simplemente sigue evaluando a su contrincante.

—"Es muy pronto para utilizar la pistola, y aunque podría dejarlo inconsciente con la tonfa en fase Thunder, no quiero revelar mis trucos tan rápido" —. Marlov saca su bastón policial y con él toma una postura defensiva con el centro de gravedad controlado. —"Si lo hago caer podré someterlo fácilmente, por su peso es probable no pueda ponerse de pie con rapidez".

Por primera vez desde que inició el enfrentamiento, el Dalilense toma una actuación más activa, arrojándose contra el enorme caballero, quien se mofa al instante y blande esa enorme espada. —¡Te tengo maldito! —. El filo desciende verticalmente, y el policía con un corto movimiento evade el daño, provocando que esa espada se estrellara con el suelo y levantar una capa de humo caliente que terminó cegando a su propio alborotador.

Entonces Marlov da un golpe seco al casco del caballero, mareándolo no solo por el golpe sino también por la vibración liberada en el acero. No obstante, el gigante no cae, por lo que el policía se ve obligado a impactarlo tres veces más antes de que la postura del caballero se tambaleara un poco, ante lo cual el Dalilense aprovechó para da un golpe preciso en un punto donde la armadura no alcanzaba a proteger correctamente, las articulaciones.

El tipo parecía que iba a caer por fin, pero antes de hacerlo se detuvo y empezó a flotar. —¿Creíste que caería tan fácilmente? ¡Eres un iluso! —. La gente que antes se quedó callada volvió a estallar en gritos hacia el caballero de Fósim.

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora