Capítulo 12:4 - Alfileres negros

50 18 0
                                    

—¡Maldición! —. Cerca de mí se despierta Thyar notablemente alterado, observa sus alrededores con una desesperación notable, hasta que se percata de mi presencia. —¿¡Dónde estamos!?

—Pues en nuestra mente idiota, donde más podemos vernos la cara mutuamente —, le respondo con seriedad mientras continúo con lo que estaba viendo, un mapa del mundo con algunos alfileres clavados en diversas islas en medio del océano. A mi lado está Adlaremms, quien tiene una bandeja con té y está sentada en el suelo al igual que yo.

—¡Estamos en problemas, me cortaron la cabeza, no llegaremos a tiempo al campamento donde está mamá, el mundo va a arder! —. Thyar se agarra el cabello y se tironea antes de ponerse de pie y empezar a correr dando círculos sobre un eje imaginario.

—¡Cállate maldita sea! ¡Estamos bien!

—¿¡Pero cómo que estamos bien!? ¡No podremos regenerarnos hasta dentro de tres días o más! —. Ante la alteración de Thyar, Adlaremms se pone de pie y le da con la bandeja en la cabeza, dejándolo tendido en el suelo al instante, y bajándole la temperatura corporal al mismo tiempo.

—William cambió de cuerpo contigo un décima de segundo antes de perder la cabeza y utilizó la conjuración Negación de suceso, por lo que no hubo mayor complicación al respecto —. Ante las palabras serenas de la guía el pelinegro se tranquilizó un poco, antes de ponerse de pie y sentarse junto a mí, pero no le presto mucha atención.

—Si nada salió mal, entonces, ¿por qué está tan serio él? —. Le pregunta a Adlaremms, quien es la única que mantiene la soltura suficiente para mediar entre nosotros.

—Digamos que encontró un muro, no, mejor dicho dos muros demasiado altos como para dejarlos pasar. Tú ya conociste a Hardia, pero debido a tu inconsciencia te perdiste el resto del espectáculo —. La chica de melanina escarlata le sirve una taza de té a Thyar, mientras que yo muevo los alfileres alrededor del mapa, cambiando un poco las riendas que las cosas deben llevar.

—Hmmm, pues los muros que tenemos clasificados son Petermin Buckla y Ariadna Qwertyan, sumando a la desgraciada Hardia Softia ya serían tres, pero, ¿quién es el cuarto?

—Tarnakas Brosniia —, respondo seco mientras clavo un alfil negro en el reino de Koss, en todo el mapa tenía dos alfileres negros, ambos puestos en Lanihí, pero ahora tuve que anexar uno en Pacifae y otro en Koss, son peligros latentes para mi plan.

—¿No era ese el supuesto inmortal?

—Así es, y no solo es inmortal, también jodidamente poderoso. Según la visualización general de sus estadísticas está en nivel 1210, lo que lo pone en una liga muy superior a todas las otras, está incluso por encima de mamá.

Ante mis palabras por poco se le cae la mandíbula a Thyar, sabe reconocer muy bien cuando un ser es demasiado poderoso. Hemos aprendido a temerle a cualquiera que supere el nivel 150, porque literalmente nos puede partir el culo de alguna manera, un claro ejemplo era Dalila, que sin necesidad de estar rotísima no abofeteaba como le daba la gana.

Yo pensaba antes que el mayor obstáculo de mi vida sería Rytha, porque cuando no lo conocía correctamente era intimidante a decir verdad, pero en cuanto me empecé a meter en su vida se volvió un buen amigo. Y ni hablar de cuando empezó a travestirse, incluso hubo noches donde mojé pensando en él, pasó de ser un alfiler negro en mi tablero a un posible aliado, y a cambio de él están apareciendo sujetos con poderes mucho más devastadores.

—Una muestra clara de su poder es la facilidad con que destruyó al Slime Modificado, solo le bastó un simple ataque para desaparecerlo sin dejar rastros y aparentemente no fue todo su poder.

—Demonios, entonces verdaderamente es un problema en el culo que nos puede complicar las cosas.

...

Al volver a la realidad, se ve a Arthyr durmiendo en su tienda de campaña, en las lejanías se pueden escuchar unos aplausos demasiado intensos que provienen de la tienda donde se encuentran sus padres, definitivamente son muy fogosos en el sexo. Ahora comprende porqué insistieron tanto en dejar en casa a su hermana menor, no lo dejaría fornicar hasta el amanecer, pues la despertarían con la cantidad de ruido que hacen.

Mientras tanto, en la base secreta del reino de Pacifae, se pueden ver lo reyes y reinas reunidos en una cumbre, pues el ataque no es algo que se pueda tomar a la ligera. La tensión entre gobernantes es más que clara y deja en claro el hecho de que cualquier palabra que salga de los límites será establecida como sospechosa al instante.

—Un ataque así no pudo ser planeado por una sola persona, incluso si es el mensajero necesitaba información desde dentro o aliados que lo dejaran cruzar la barrera para ingresar al reino. La firma mágica de todas las personas está registrada, pero esa cabeza no tiene ningún tipo de relación con estas, lo que quiere decir que de alguna manera evadió nuestro sistema de seguridad más importante.

El rey de Pacifae habla con una seriedad extrema, este es un asunto muy delicado, pues da a entender las debilidades que hay en sus medios de defensa y lo deja expuesto a la posibilidad de que haya sido algo planeado por él.

—Es cierto que es una posibilidad, pero debemos contar con los hechos más contundentes hasta ahora, se trató de un ataque suicida —, quien está dirigiendo el otro discurso es la Orquídea Hardia, quien sostiene la cabeza decapitada del responsable de todo. Yrina observa curiosa la cabeza con el cuello cortado por un filo criogenizado, y no puede evitar preguntarse lo que se esconde detrás de la máscara.

—¿No es posible quitarle la máscara?

—Así es alteza, tiene un sello restrictivo muy poderoso, fuera quien fuera no quería que su identidad se revelara si era atrapado.

Y entonces, como un rayo de luz hubiera golpeado de repente su consciencia, la castaña recuerda la estatua que hay en el primer piso de la Pedalja en la que se educó en el reino de Lanihí. —"Cuernos, un rostro desfigurado y poder profano. No será que..."

Por muy loca que se planteó la idea en su cabeza, dos hechos siguen siendo pocas pruebas. Uno es cero, dos es uno y tres es seguro; hasta no asegurarse de las sospechas no puede revelar todavía lo que piensa al respecto, y en este conflicto deberá quemarse las pestañas para resolver el misterio detrás del ataque a Pacifae.

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora