Capítulo 13:9 - La represalia

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Al abrirse el portal, arrojé a esa princesa contra el suelo con fuerza. Ella miró hacia todos los lugares, pero no alcanzó a verme de ningún modo, así que me dispuse a cerrar todas sus salidas posibles, ya que nos encontramos en una de las habitaciones de todo el castillo. —Escuche que fuiste una persona muy mala hace varios años, y alguien quiere cobrar venganza por ello.

Posteriormente abrí un portal, y por este apareció Daphnée con una expresión de completo odio. En su mano hay un cuchillo de cocina ordinario que agarró de su casa en la Tierra, yo por otro lado conjuré un sello en la habitación, bloqueando por completo las convocaciones para cualquiera con una aura inferior a la mía. —Es toda tuya, no te tardes demasiado.

Sin más, creé un trono de cristal en el que me senté, estando todavía invisible, lo que solo provocó la confusión por parte de esa princesa. —¿Quiénes son ustedes? ¿¡Qué quieren de mí!? —. Se nota realmente violenta por la forma en que grita descontrolada. —¡Me las van a pagar muy caro! ¡Me oyen malditos!

...

¿Acaso esta maldita no comprende la posición en que se encuentra? Está a nuestra completa disposición y todavía cree que una amenaza de ese tipo va a provocar algún tipo de efecto en nosotros. Mi agarre sobre el mango del cuchillo se afianza, pues me irrita de sobremanera estar viéndola y escuchándola de nueva cuenta. Estoy enojada al extremo, pero también estoy feliz, porque mi deseo se cumplirá de la mejor manera posible, por mis propias manos.

—Definitivamente me voy a deleitar cuando te corte el cuello de puta que tienes —. Empiezo a acortar mi distancia con ella, y a medida que la distancia se aorta, se nota que su mirada se vuelve más y más afilada.

—No creas que será tan fácil matarme con un simple cuchillo. Calienta mis manos y enciende a mis enemigos, bola de fuego —. Todas las frases las pronunció perfectamente y la palma de su mano estaba en la posición adecuada para provocar quemaduras a su objetivo, empero, no ocurrió absolutamente nada. —¿Por qué...? ¿Por qué mi magia no funciona?

Incluso me llegué a asustar un poco cuando conjuró, realmente fue muy rápida con sus palabras, pero entonces me percaté de que mi magia también tenía una restricción, eso solo puede significar que Arthyr es el responsable de todo esto. —"No sé cuál es el límite de su poder, pero verdaderamente es gigantesco su poder, eso de alguna manera me llega a excitar un poco".

Me arrojo con velocidad contra ella al tener una mayor seguridad de mi éxito, no obstante, muy a pesar de tener ventaja en el ámbito de las conjuraciones, ella sigue teniendo una buena velocidad de reacción, por lo que es capaz de esquivar mis cortes. —"Teniendo en cuenta la rapidez de sus movimiento, puedo determinar que tiene una destreza entre quince y dieciocho, no es demasiado, pero se pone un poco por encima de mi nuevo cuerpo".

Con obstinación continúo intentando cortarla, sin embargo, todo se detiene en el momento en que ella salta sobre sí misma y me da una patada en el rostro, incluso con su puto vestido de baile. —"Maldición, he perdido mi forma mientras me relajaba en casa y chateaba con el celular, pero juro que a esta perra la mataré cueste lo que cueste".

De un encaje de mi vestido saco tres clavos de acero, de esos que se utilizan para colgar cuadros o para unir una tabla a una viga. —"Este será el momento decisivo, esa chica no se escapará de mí" —, corro de nueva cuenta hacia ella y empiezo a atacar, solo que ahora debo cubrirme también de sus patadas, así que me mantengo con los ojos muy abiertos, casi como si recordara otra vez esos tiempos hace tantos años.

Aunque, ahora que me fijo, parece que la princesa no ha envejecido casi nada, por el contrario, parece que solo ha pasado la mitad del tiempo para ella. Bueno, eso no importa en lo más mínimo, sigue siendo la misma zorra que nos mató solo por celos, así que no hay ninguna diferencia con aquel entonces.

Tras un nuevo intercambio, ella me patea con mucha fuerza el estómago, lo que me arrojó al suelo y me hizo dar un par de vueltas. No obstante, pude reponerme lo suficientemente rápido para evitar el remate que intentó hacerme al saltar sobre mí. Aprovechando su movimiento perdido, intento cortarle el pie, cosa que pudo evitar con un salto corto.

Lo que no esperó fue el clavo que le arrojé hacia el rostro, su ojo derecho se vio atravesado por el elemento de punzante, lo que provocó que ella cayera al suelo revolcándose por el intenso dolor. Es entonces cuando me muevo rápidamente y me siento sobre su abdomen, agarro su mano derecha y la clavo al suelo al atravesarle la palma con el cuchillo.

Un nuevo grito de dolor surgió de sus labios, ante lo cual respondí con otro clavo en la otra mano que seguía libre, solo que esta la tuve que seguir sujetando con la rodilla para invalidarle el movimiento. Solo me quedaba un clavo en la mano, y con este empecé a apuñalar repetidamente el rostro de la muy perra, haciéndola sufrir como siempre quise.

Mientras me mancho con su sangre fresca, recuerdo la sensación de ser quemada en la hoguera, el día en que asesinaron a mi madre en un intento de robo, los constantes accidentes que nos llenaron de miedo, todo vino a mí y se convirtió en la nueva polea que tiraba y aflojaba de mi mano para que continuara con la carnicería.

Inevitablemente perdí la noción del tiempo, y cuando me di cuenta, solo podía ver el cadáver mutilado de la princesa, su rostro estaba irreconocible, solo era una masa sanguinolenta que manchaba su propio cabello. Me paralicé ante esta nueva visión de mi presa, ya no sentía satisfacción, todo lo contrario, empezaba a sentir una fuerte repulsión hacia mí misma por lo que acababa de hacer. —Yo... ¿Yo hice esto?

La imagen de ese rostro desfigurado se empezó a grabar en mi cabeza, como una cicatriz imborrable o un tatuaje, no es algo que podría borrar de mi mente. —¿Estás satisfecha? —. El horror solo se acrecentó cuando aquel cadáver empezó a hablarme, por lo que me aparté aterrada, hasta que choqué con alguien.

—¿Estás satisfecha? —. Repitió la misma pregunta, y entonces empecé a llorar a gritos.

ROMUGUVI [Vol. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora