Ambos regresaron a ese desastroso lugar, en donde Rin instaló a Sesshomaru en la sala y pusieron en la mesa la comida rápida que habían conseguido camino ahí, ninguno de los dos había comida desde la tarde y tal vez eso favorecía su mal humor.
-Le prometí que le contaría lo que pudiera por ahora. –Decía sosteniendo entre su mano un vaso desechable de café.
-No tienes que hacer si no quieres. –Enunció desviándole la mirada, prefería no seguir lidiando con los problemas de Rin, al menos no por ahora.
-Está bien, yo se lo prometí. –Dio un sorbo a su café y soltó los vestigios de vapor con suavidad. –Llegué a Kagoshima hace cuatro años, justo después de habernos encontrado, fue por eso que no pude regresar con usted.
El mismo día en que Sesshomaru partió con su familia, el día en que Rin declaró sus sentimientos a su amo, la vida de ambos cambió. No pasaron ni diez minutos desde que se habían ido, el nerviosismo de Rin aumentaba a cada segundo, había sido tan atrevida, pero su amo lo había tomado tan bien. De repente, el teléfono de servicio sonó, ese con el que se comunicaba todo el personal.
-Habla Rin. –Atendió identificándose.
-Rin... -Era uno de los guardas que custodiaban la entrada de la mansión. –Hay alguien que te busca.
-¿A mí? –Pensó. –¿Se trata de alguna de mis amigas?
-N-no. –Habló nervioso. –Es una mujer, ella dice que es tu mamá.
Jaló aire al abrumarse por las palabras del guardia. ¿Su madre? No podía ser cierto, ella estaba muerta, había muerto días después de ir a dejarla bajo los cuidados de su abuelo, al menos eso era lo que él le había dicho.
No lo pensó más, soltó el teléfono sin siquiera colgarlo y salió corriendo a la entrada tropezando un par de veces, pero eso solo la hacía ir más rápido. Corrió sin dejar que las lágrimas la detuvieran, corrió dejando escapar un par de sollozos mezclados con un aliento esperanzador. Cuando al fin estuvo frente a la reja, pudo ver a una mujer de aparentemente unos cuarenta años, de cabellos castaños y ojos cafés, no tan alta, con rostro delicado y tez pálida, podía asegurar que se parecía a ella.
-Rin. –La niña quedó boquiabierta en cuanto escuchó a la mujer llamarla por su nombre. –Soy mamá, regresé por ti, hija.
-¿Qué haces aquí, Aoi? –Jaken irrumpió apareciendo detrás de Rin.
-Papá...
-Abuelo, ¿quién es ella?
Jaken suspiró preocupado, ¿cómo osaba venir? ¿Cómo se atrevía a buscar a Rin y llamarla "hija" como si nada?
-Soy tu madre, Rin.
-¿Su madre? Ni siquiera me dijiste el apellido de su padre, ella lleva mi apellido, no es mi nieta, es mi hija y tú no puedes estar aquí.
-No me hagas esto, padre. –Le pidió con voz débil. –Yo he venido a verte a ti y a mi hija.
-¿Realmente eres mi mamá?
-Lo soy, soy tu madre.
-¿Y por qué me dejaste aquí? ¿Por qué no crecí contigo? ¿Por qué llegas ahora? –La cuestionó sin todavía comprender del todo la situación.
-Perdóname. –La mujer comenzó a llorar. –No tuve otra opción, tu padre había muerto, me quedé sin un centavo, sabía que con tu abuelo estarías bien. Nunca quise dejarte, pero prometí que en cuanto pudiera vendría.
ESTÁS LEYENDO
Llegar a ti
Fanfiction¿Cuántas veces tienes que ser golpeado en la cara por el amor para saber que estas frente a tu destino? Al parecer, a Sesshomaru Taisho todavía no le queda claro. Rin y Sesshomaru se conocen desde la infancia, al crecer juntos, cuando son adolescent...