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***Advertencia***

Este capítulo contiene narración explícita de escenas que pueden ser inapropiadas para algunxs lectorxs. Por favor, sean responsables y discretxs con la lectura.

¡Que no lxs cachen leyendo esto en público!





-No es necesario. –Sesshomaru espetó con voz grave. –Nos bajamos aquí. –Decretó tomando a Rin de la mano haciéndola salir y caminar entre los pasillos, desapareciendo de la vista de los dos muchachos, quienes, sin más que hacer, subieron al elevador.

Un filoso silencio pretendía ser abrumado por la música del elevador, los dos muchachos tenían la boca casi seca, miraban al frente sin querer flaquear, pero el moreno no pudo hacerlo. A pesar de que sabía que nunca tendría oportunidad contra el presidente, la última capa de ilusión en su corazón se escarchó.




Amar a Rin... Quién sabe. La quería, sí; estaba enamorado de la energía de esa chica, estaba hechizado por su delicado cuerpo, la calma que su pecho sentía estando con ella era innegable.

Amor. ¿Y si el amor volvía a dolerle?

-Señor Sesshomaru. –Jaken lo llamó evitando que respondiera. –¿Puede permitirme bailar con mi hija?

Sin decir nada, Sesshomaru le entregó a la mano de Rin a Jaken y se dispuso a ir a sentarse, pero antes de que pudiera hacerlo, Kagome lo interceptó.

-Baila conmigo, amargado. –Le dijo tomándolo de los brazos.

-Déjame, loca. –Hizo un burdo esfuerzo por soltarse.

-¿Qué? ¿No le concederás a tu cuñada una pieza? Solo quiero avisarte algo. –Giró su cabeza a ambos lados para asegurarse de que nadie escuchara. –Su habitación ya está lista. –Susurró con una sonrisa maliciosa. –De nada.

-¿Habitación? –Inquirió confundido dando una vuelta.

-No te hagas el inocente conmigo si andan haciendo sus cochinadas en las oficinas. –Se burló picándolo de las costillas con una mirada cómplice.

Maldito Miroku soplón. Dedujo con desdén.

-En un rato se irán a casa y todo estará listo para ustedes. –Le guiñó el ojo, lo hizo girar a la fuerza y luego se fue en busca de un trago más.

Sesshomaru chasqueó la boca. Ni siquiera sabía si Rin estaba de humor para hacer eso después de haberse decaído tanto antes del vals. Y luego estaba ese asunto del "Te amo". Tenía claro que sus sentimientos hacia Rin eran fuertes, pero... ¿amor? Parecía que esa palabra lo ponía nervioso.

-Como sea. –Volvió a blanquear los ojos y siguió su camino. Pero de nuevo alguien lo detuvo, esta vez, era su madre.

-Si vas a cometer la grosería de no invitar a bailar a tu madre lo tendré que arreglar yo. –Dijo con elegancia mientras extendía su mano hacia su hijo. Sesshomaru no tuvo más remedio que tomarla.

El resto de la noche fue ligera para Rin, no volvió a toparse con Sara quizá gracias al vino que Kohaku había derramado sobre su vestido; solo esperaba no haberlo metido en problemas, Sara era quien estaba a cargo de Kohaku en la empresa y la directora claramente era una mujer rencorosa.

-Ya me quiero ir. –Se quejó cual niño. Una vez que su madre lo dejó libre, se sentó a su mesa junto a Miroku.

-Seguro que sí, ahora solo te queda gozar de la noche de bodas, pillo. –Se burló su amigo.

Llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora