De lejos

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🌟Ese capítulo ha quedado un poquito largo, pueden tomarse su tiempo para leer.🌟



-Esto es tan adorable. –Rin no dejaba de dar saltitos de emoción durante la cena hasta casi terminar, mirando todo alrededor y disfrutando del exquisito postre y su jugo de uva servido en una elegante copa.

-Al menos espero que esté siendo mejor que la primera vez. –Resopló tomando de su copa. –Lamento que haya sido tan desastroso ese día.

-Fue incómodo. –Rio. –Y te veías tan molesto, como si no creyeras que una chica fue capaz de rechazarte. –Se burló de su esposo.

-Es que realmente no lo creía. En verdad pensé que aceptarías a la primera.





Desde el día del atroz incidente en la estación, InuYasha y Kagome se encargaban de la empresa en lo que Sesshomaru se recuperaba en casa y tomaba terapias y Rin se dedicaba a descansar mucho, mucho, mucho hasta reponer sus energías.

El proceso para liberar a Kagura de los cargos fue difícil y exhaustivo, pues la familia Asano quería hacerla pagar por la muerte de su inestable hija, sin embargo, el equipo que Miroku armó fue lo suficientemente habilidoso para dejarla en libertad; además las pruebas que Sesshomaru y Kagura habían reunido con anterioridad sirvieron de mucho. Yue también se recuperó rápidamente y se propuso a hacer más cercana su relación con Hiro y cuando fuera el momento, pedirle que fuera su novio.

Tapar el escándalo que merodeaba a la familia Taisho fue incluso más difícil que el juicio, pues que aquella prestigiosa familia se viera envuelta en un escándalo tan sádico era como carroña para los buitres de la prensa, pero nada que el dinero y las influencias no pudieran conseguir apaciguar.

Todo estaba apuntando a que las cosas se acomodaban a la perfección, todo comenzaba a girar a favor de los Taisho nuevamente. Todo iba tan bien que hasta para Rin se sentía extraño, haber estado tan ajetreada unas semanas atrás y ahora gozar de una paz tan amena... No parecía ser normal para ella.

Lo único que ahora parecía afectarle era el vacío de vivir con su esposo sin estar junto a él realmente.

La veía y la procuraba todo el tiempo, pero no la trataba más que con cortesía y amabilidad porque ella así lo había decidido, pero al menos, el comportamiento de su esposo ya no era el de un idiota.

Y si lo pensaba a detalle eso era lo menos grave de la situación de tener esa extraña y distante relación con Sesshomaru, porque por las noches, malos recuerdos se materializaban en la mente de Rin en forma de pesadillas que terminaban robándole el sueño de vez en cuando. Rin siempre terminaba imaginando a Sara persiguiéndola por las vías del tren, topándose en el camino con los cuerpos ensangrentados de Sesshomaru, Kagura, Hakudoshi y Yue.

Se despertaba en medio de la noche con la respiración agitada el sudor bajando por su frente, el corazón latiéndole y el cuerpo hirviendo en miedo. Y para escapar de eso buscaba un fuerte abrazo de su querido esposo, pero no podía tenerlo.

Y al paso de los días, Rin sentía que todavía tenía otro asunto que resolver más importante que sus pesadillas: Hakudoshi.

Por eso, en un fin de semana en el que se sintió mejor, le pidió a Irasue y a Jaken permiso para salir asegurando que se sentía de maravillas.

Terminó por convencerlos y fue llevada por Yue hasta el departamento de la familia de Hakudoshi. Tocó la puerta, llevándose una grata sorpresa al ser abierta.

-Rin, buenos días. –El muchacho recibió un poco sorprendido del mismo modo.

-¿Kohaku? –Ladeó su cabeza confundida.

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