Arreglo

322 40 109
                                    

***ADVERTENCIA***

Este capítulo contiene narraciones explícitas de escenas que pueden resultar inapropiadas para algunxs lectores, seamos discretxs y responsables. 😇
Pido perdón de una vez por cómo me quedó. 😓 Igual espero que le guste. c:



-Vete al diablo, Hakudoshi. –Fuliminó con fastidio y siguió su camino hasta salir del edificio.



-¡Vicepresidenta! –La puerta se abrió de golpe, haciendo que Sesshomaru se levantara de inmediato para cubrir a su esposa. –Señor presidente. –Se trataba de Yuki, uno de los mensajeros de la compañía. Se veía agitado, por su respiración palpitante y su cabello despeinado parecía que había corrido. –Que bueno que los encuentro a los dos, fui a su oficina primero, pero...

-¿Qué pasa? –Sesshomaru lo interrumpió incitándolo a ir al grano.

-En la recepción... un grupo de personas está haciendo un desastre, golpearon a Ayumi, los guardias están tratando de retenerlos.

-¿Qué mierda? –Farfulló para sí mismo. –¿Qué es lo que quieren?

-Eran empleados del hotel del centro, comenzaron una manifestación esta mañana en la entrada, pero ahora algunos vinieron hasta aquí.

-Desde en la mañana... ¿y por qué recién me informan de esto?

-¿Qué? La directora Asano dijo que usted ya sabía. –Respondió confundido.

-Maldición... -Frotó su rostro con las palmas de sus manos para despejarse, respiró profundo y se forzó a recuperar el porte severo de siempre. –Rin, quédate aquí. –Indicó con tacto. –Volveré apenas lo resuelva, ¿sí? –Le avisó acariciando su cabello suavemente. –Tú. –Se dirigió al mensajero con autoridad. –Llama a la policía, es ridículo que se hayan atrevido a golpear a una de mis empleadas. Vamos. –Fulminó determinante y los dos salieron de ahí a tratar de resolver ese escándalo.

En la recepción había todo un alboroto, los guardias trataban de retener a los manifestantes que iban determinados con todas las intenciones de destrozar el lugar y de arremeter en contra de todo sujeto con traje que se les atravesara por enfrente.

-Por favor, cálmense. –Miroku hablaba con respetuosa voz alta, tan alto como podía para no ser maleducado, pero estaba comenzando a exasperarse. –No podré escuchar sus quejas si todos gritan y destrozan todo.

-¡Queremos al presidente! –Gritó uno de los bulliciosos.

-Él tiene que arreglar todo. –Añadió otro.

-¿Qué maldito escándalo es este? –Sesshomaru apareció junto a Miroku.

-Al fin llegas. –Masculló el secretario. –Estas personas no entienden razones, solo gritan por gritar y no saben ni lo que quieren.

-¡Queremos que se nos trate con justicia! –Reclamaron.

-No atenderé a nadie hasta que lo pidan como forma civilizada, están agrediendo a mis empleados. –Sesshomaru se posó con los pies bien plantados en el piso, acomodando el nudo de su corbata, mirando fijamente al frente.

-Si tanto se preocupa por sus empleados... ¿por qué despidieron a todo el personal del hotel sin aviso? –Reprochó un hombre de al menos unos cuarenta años, de apariencia menuda y portando un overol de mezclilla.

-¡Sí! Resuelva lo que su estúpido gerente hizo. –Agregó otro.

-No haré nada hasta que dejen de causar desorden. –Sesshomaru exigió con voz grave.

Llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora