Ex

359 46 86
                                    

***Advertencia*** 

Este capítulo contiene narración de escenas que pueden ser inapropiadas para algunxs lectorxs. Por favor, sean responsables y discretxs con la lectura.

Y que no lxs cache su mamá. 👀

Recuerden que si  no les sale mi despedida de al final, deben recargar el capítulo para leerlo completo.

Disfruten. :)

***


-¿Qué quieres decir?

-Fui amable y paciente contigo solo para que tú quisieras estar conmigo. Todo este tiempo he estado salvándote el trasero para que me pagues como deberías.

-Entonces... -Decía un tanto desconcertado. –¿Entonces tu amistad era falsa? ¿Todo este tiempo me ayudaste por interés?





Las manos de Miroku sudaban, la garganta de Sesshomaru era víctima de un nudo espeso. No tenían tiempo para los juegos de su padre, no tenían un año para resolverlo, tenían apenas unas semanas para evitar que Sesshomaru cayera en quiebra. Y no podían hacer nada, todos esos términos eran inamovibles.

-¿Es todo? –Sesshomaru exclamó disimulando su enojo.

-Sí, está todo listo para su boda, mi señor, todo al alcance de su firma. –Afirmó el abogado.

-Entonces vámonos. –Les indicó a Rin y a Miroku.

-¿Tan rápido? –Reprochó Rin. Pensó que estando todos reunidos podían pasar tiempo juntos.

-Continuaremos con lo de en la mañana. –Le dijo firmemente mirándola de reojo.

-Adiós abuelo. –Rin se despidió de Jaken con un rápido abrazo. Ese argumento la había convencido. –Adiós a todos. –Lanzó una cálida sonrisa y salió corriendo tras Sesshomaru, quien ya se había adelantado junto con Miroku.

Ninguno de los dos hombres habló durante todo el camino, en su lugar parecían irradiar una ira tan perceptible que incluso Rin sentía la tensión; todo les había salido mal, todo había sido en vano, ese matrimonio no sirvió de nada.

A menos que... La mente de Miroku era ágil, pues siendo de los mejores promedios en la facultad de derecho en sus tiempos, tenía una enorme capacidad de pensar en múltiples soluciones en cuestión de segundos, y la solución más viable se veía desde el retrovisor sentada en la parte de atrás al lado de su mejor amigo. De nuevo, Rin representaba una esperanza para la agobiante situación de Sesshomaru.

-Quiero helado. –Exclamó de repente girando en dirección a la heladería más cercana.

-Cierra la boca y conduce a casa. –Sesshomaru gruñó molesto.

-Un helado suena bien. –Rin secundó con un tono dulce, aliviada de que se hubiera liberado un poco de fricción entre esos dos. –Vayamos por un helado, ¿sí señor? –Le rogó clavando su brillante mirada castaña en los ojos dorados de su prometido, quien maldijo en sus adentros por no tener suficiente fuerza de voluntad para negarle algo a esa expresión.

-Como sea. –Exhaló cansado y de mala gana cruzó los brazos aceptando la petición de su novia y su mejor amigo, ese par era demasiado irritante algunas veces.

-¿Tiene problema en conseguirlo usted misma, señorita Hayashi? –Le preguntó Miroku una vez estacionó el auto.

-Para nada. –Sonrió bajando. Del auto –¿Quiere que le traiga uno?

Llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora