Nuestra historia

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¡Uy, capítulo en domingo!
Perdón por no subirlo ayer, tuve que trabajar horas extras. :c
Pero aquí está el capítulo de esta semana. 💖

Quedó un poco largo, así que pueden tomarse su tiempo para leerlo. 

Este capítulo puede contener narración explícita e inapropiada para ciertxs lectorxs, por favor, sean responsables con la lectura. ✨









Estaba decidido, Kagome e InuYasha se quedarían a resolver el desastre en Osaka, Rin y Sesshomaru viajarían a Corea a terminar con el evento tan rápido como fuese posible para llegar a tiempo para la boda.

Pero más de uno lamentaría esa decisión y ni siquiera lo sabían.





Sesshomaru gozaba de una tranquilidad inigualable, podría jurar que nadie en el mundo era capaz de gozar de la paz de la misma manera que él porque nadie más tenía el privilegio de dormir al lado de Rin, su magnífica esposa. Ella irradiaba un aura cálida y bondadosa que velaba por su sueño sin siquiera estar consciente, lo acogía en sus brazos suavemente haciéndolo caer en un ensueño maravilloso, él podía perderse entre las curvas de su cintura y sus caderas, entre su aroma y su tacto, entre su calma y su pulcritud.

No podía pedir nada mejor.

Y eso era... ¿Un deja vú? Eso parecía.

Y de repente, esa paz fue interrumpida por un súbito golpe, algo ligeramente pesado cayendo sobre él sacándole el aire a la fuerza, pues había caído directo en su estómago. Cerró los ojos con fuerza, irritado y fastidiado, pero contento.

-Papá... –Le hablaba una dulce y tierna vocecita, parecida a la de Rin cuando era niña. –Papá. Papá. Papá. Papá. –Le repetía sin cesar castigando los tímpanos de Sesshomaru.

-Cariño. –Rin lo llamó somnolienta pegando su rostro a la almohada. –Tu hija te está hablando.

-Salió de ti, es tu hija. –Masculló negándose a abrir los ojos.

-¿Acaso yo la hice sola? –Inquirió incorporándose en la cama. –Despierta, de todos modos, debemos levantarnos.

-Papá. –Insistió. –Beso. Beso. Beso. –Repetía insistentemente.

Sesshomaru por fin abrió los ojos, topándose con su segundo gran amor, una pequeña niña albina de tres años, con los cabellos cortos y rebeldes, con ojos plenamente abiertos como los de su madre, de un peculiar y encantador rojo brillante. Al verlo despertar, la niña se abalanzó hacia él aferrándose de su cuello, él abrazó el pequeño cuerpecito tratando de trasmitir todo el amor que sentía por ella; Rin se unió al abrazo siendo sostenida de la cintura por su marido. De repente, una pequeña cabecita con rebeldes y cobrizos cabellos como los de su madre se asomaba por el marco de la puerta.

-Ven aquí. –Le dijo con voz grave extendiendo su brazo hacia ella.

La pequeña castaña sonrió y corrió a subirse a la cama junto a sus padres y su hermana mayor, metiéndose entre los brazos de Rin, regodeándose en el calor de la mañana.

Esa escena... era algo que Sesshomaru nunca antes se había imaginado, estar tan en paz, en un ambiente tan cálido, con las tres mujeres que más adoraba entre sus brazos, conteniendo todo su mundo en un solo instante.

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