Mariposas

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***¡Hola! Soy Aika, la autora. Recuerda que Wattpad es kk y últimamente no pone los capítulos completos, así que si no ves mi despedida de al final, por favor, recarga la página o el capítulo para poder leerlo completo. 

Espero que les guste, por favor, disfruten la lectura. 💖 ***



-Por favor sé responsable, Rin. Pero sobre todo sé feliz y cuida de ti misma, sé libre, fuerte e independiente, justo como te veo ahora; y no dejes de ser tan amable y alegre como lo eres todos los días. No importa si te conviertes o no en esposa de Sesshomaru, no importa si te vas de la casa o no, sigue tus sueños, sigue sonriendo, sigue siendo como eres, nuestra brillante Rin. –Concluyó la carta.





Cuando se dio cuenta ya la tenía prisionera entre sus brazos, pegando su cuerpo al suyo todo lo que podía. Solo aguardaba, solo esperaba a que Rin le indicara qué era lo que quería hacer con él para cumplirlo. Su cuerpo ya había empezado a acalorarse, los blancos mechones de cabello que se pegaban a su frente a causa de la humedad estaban comenzado a ponerse tibios. Los dos eran adultos, no importaba cuánto tiempo tenían en su extraña relación, ambos estaban preparados para lo que venía.

Sí, la complacería si ella se lo pedía. Si ella le pedía besarla lo haría, si ella le pedía tocar su cuerpo la tocaría de la forma más delicada que pudiese, si ella le pedía quitarle la ropa lo haría lentamente disfrutando cada segundo, si ella le pedía acostarse con él...

-¿Yo puedo...? –Inquiría mordiendo un poco su labio inferior, cosa que a Sesshomaru le parecía apetitosa. –¿Yo puedo ayudarlo a secar y peinar su cabello?

-¿Q-qué? –Soltó desconcertado.

-Si lo incomoda no tenemos que hacerlo. Es que su cabello siempre me ha parecido precioso, cuando éramos pequeños usted me dejaba acomodárselo. Ahora que está mojado y enredado, ¿puedo ayudarlo a peinarlo?

Sesshomaru no se apartó de ella un milímetro ya que se encontraba paralizado. Lo único que pudo hacer fue tensar la mandíbula en señal de frustración sintiéndose enormemente tonto por adelantarse a la situación. Él ya se había imaginado un montón de cosas indebidas con ella cuando solamente quería peinar su cabello; qué patético.

-Por favor. –Pidió con voz suplicante pasando sus manos del pecho de su prometido hasta detrás de su nuca, provocándole un placentero cosquilleo.

Esta mujer. Pensó con rencor, él trataba de escapar de sus sentimientos por ella para no salir herido como la última vez que amó a alguien y justo ahora comprobaba que si ella le pedía algo bastaba con una leve caricia de sus diminutas manos y mirarlo con esos preciosos ojos cafés para convencerlo.

-Haz lo que quieras. –Carraspeó accediendo. Sintiéndose enormemente derrotado por haber cedido ante ella, decepcionado por no tratarse de otra cosa e irritado por no haber podido negarle algo.

En un segundo, Sesshomaru terminó sentado en la orilla de la cama con Rin tras él hincada en el colchón, con un peine y una secadora en mano. Ella dividía el cabello en mechones para cepillar y secar uno a uno, pasando delicadamente el cepillo por el largo cabello de su futuro esposo, trayéndole a la mente hermosos recuerdos del pasado, añorando más a cada segundo poder conectar con él nuevamente para enamorarse de aquel engmático joven.

-Mi señor... ¿Qué fue lo que hizo en mi ausencia? –Preguntó de repente, no pudiendo contener su parlanchina personalidad.

-Extrañarte. –Masculló con fatídica obviedad, tenía que seguir fingiendo interés y cariño por ella, como lo hizo desde que se le propuso por primera vez. Pero, parecía que decir esas palabras podría volverse peligroso, podría llegar a costarle más trabajo mentir, puesto que de ahora en adelante todo parecía ser real.

Llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora