Reunión

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***Advertencia***

Este capítulo hace mención de algunos temas sensibles. Por favor, sean discretxs y responsables con la lectura. 

***Es todo, disfruten. :)***






-No te uso... -Se defendió. –Al principio... al principio así era. –Confesó apenado. –Pero ahora estoy seguro que siento algo por ti. Y tú también... Sé que tú también me quieres, Rin. Nada es falso ahora, te lo juro.

-¿Fue porque Kagura te usó a ti? ¿Estás tratando de desquitarte de eso conmigo?

-¿Qué?

-¿Crees que porque ella se burló de ti puedes hacer lo mismo conmigo? ¿Crees que soy igual de estúpida que tú? –Sesshomaru no podía creer la crueldad con la que le hablaba. –Suéltame. Me voy a ir, me iré lejos a donde nunca puedas encontrarme otra vez.

-No. –Susurró. –No me dejes.

-Te odio, Sesshomaru.





La promesa que su amo le hizo cuando eran unos niños... Saber que la recordaba a pesar del paso de los años la conmovía de sobremanera.

-Es verdad. –Sonrió con nostalgia. –Realmente quiero explicarle lo que pasó ese día, creí que podría hacerlo en cuanto lo viera, pero ahora que al fin lo tengo enfrente, hay un montón de cosas que quiero decirle antes de eso.

-Entonces regresemos. –Acotó sin más. –Te llevaré a casa.

-Te lo digo en serio, Kagome, debes venir aquí, es ella realmente, es Rin. –Le decía por teléfono. –No sé cómo ni por qué, justo ahora voy a buscarla para preguntarle. Pero no puedo ni imaginar lo feliz que se pondrá mi hermano en cuanto la vea, ahora no tardes... Sí, yo la cuidaré... Entiendo... Pero conduce con cuidado, siempre te pones como loca al volante... Eh, perdón cielo... Sí, también te amo. –Y colgó el teléfono.

Ahora, ¿dónde se habrá metido ese idiota? Pensó.

Pero sus dudas se despejaron cuando vio a su Sesshomaru cruzando el pasillo con Rin tras él, ya se habían encontrado. Esa escena le trajo recuerdos, el ver cómo Rin seguía a su hermano mayor sin poder dejar de hablar mientras este fingía no escucharla con ese gesto de amargado, pero que en realidad prestaba atención cada palabra.

Se vienen días mejores.

Miroku esperaba a su jefe en la oficina, no podía aguantar las ganas de contarle a su amigo que en cuanto tuvo a la bendita Rin Hayashi frente a sus ojos, su magnífica mente maquinó un glorioso plan en segundos. Además, quería saber si su plan de juntarlos en la cafetería había funcionado.

-Sesshomaru. –Lo llamó cuando este iba entrando a su despacho, siendo seguido por la castaña. –Veo que la encontraste. –Le dijo contento. –El destino juega muy sucio a veces.

-Secretario, he traído el café, lo comenzaré a repartir, pero... -Volteó a ver a Sesshomaru.

-Haz lo que tengas que hacer. –Le indicó. –Ahora que estás aquí, tendremos tiempo de sobra. –La voz grave de Sesshomaru pareció confortarla.

Rin asintió y salió cargando el montón de vasos de café, no sin antes dar un último vistazo a su amo Sesshomaru, brindándole una mirada cálida y sonriente, dejando a los dos hombres en la oficina de presidencia.

Llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora