¿Están ahí? Espero que sí. 💕
Creo... Que es hora de dejar ir a mi esposa...
¿Por qué...? ¿Por qué después de tanto tiempo la obscuridad no la dejaba en paz?
Dolía mucho, dejaba un ruido sordo en su cabeza, largo y agudo, muy agudo. La garganta le dolía por tanto gritarle que la sacara de ahí, sus piernas también, y su espalda, sus brazos, pues ya era muy grande como para que la encerrara en la alacena, había crecido... Y todo le dolía.
-¿Ya entendiste? –Esa voz... Tan parecida a la suya, casi igual, solo que un poco más madura y recia. La voz de su madre. –Ahora dime, ¿vas a volver a esconderme el dinero?
Pero es mi dinero. Pensaba encogida dentro del estrecho mueble. Yo me lo gané.
-¡Contesta! –Exigió en un desalmado gruñido pateando la puerta de la alacena, haciendo que Rin brincara del susto.
-Sí. –Lloriqueó desconsolada. –Ya entendí, ya sácame.
-No, te vas a quedar ahí hasta mañana. –Condicionó sin tocarse el corazón. –Si tienes hambre cómete las cucarachas que están ahí adentro.
-Aoi, por favor ya sácame. –Rogaba con la cara empapada de lágrimas, sorbiendo el llanto amargo al que estaba tan acostumbrada.
-Sal tú misma. –Fulminó.
Y luego de unos fuertes pasos no se escuchó nada más.
-Aoi... -Sollozaba. –Aoi... Sácame... ¿Aoi? -Sus piernas... No las podía mover aunque quisiera. –Papá... Papá Jaken. –Lo llamaba con voz bajita, pero era claro que nunca la escucharía. –Amo Toga... Amo InuYasha... Amo Sesshomaru...
Nadie podía escucharla.
-Amo Sesshomaru... Por favor venga por mí.
Ni siquiera él.
Amo... Sesshomaru.
-¡Amo Sesshomaru! –Gritó levantándose de golpe, con su cuerpo ardiendo de nervios, la respiración agitada, los ojos llorosos y su flequillo pegado a la frente por el sudor.
Tentó la cama con cierta desesperación para ubicarse en su realidad, palpó su rededor incluyendo el cuerpo de su esposo, quien también se había incorporado al verse sorprendido por el grito de su esposa.
-Rin. –La nombró con esa voz grave y pacífica que poseía. –¿Qué sucede?
-No es nada. –Farfulló entrelazando sus propias manos para intentar calmarse. –Perdón por despertarlo, lo siento.
-Tuviste pesadillas de nuevo. –Dedujo. –¿Qué fue esta vez?
-Aoi. –Respondió con un simple susurro.
-Entiendo. –Exhaló acercándose a ella para rodearla de la cintura con su brazo bueno. –¿Sientes eso? Es mi mano, en mi brazo abrazándote, en nuestra cama, en nuestra habitación, en nuestra casa, ella no puede tocarte, ella no existe más. –Explicó con calma.
Rin asintió trémulamente y se pegó más a su marido, encontrando en él su más grande consuelo, su lugar seguro, su paz y su cordura.
-Ya. –Le susurraba frotando su cintura para reconfortarla. –Aquí estoy contigo y no dejaré que ella ni nadie te haga daño, amor.
Él siempre le ayudaba a recordar que ahora estaba a salvo.
-Aquí estoy. –Musitó besando su hombro. –Nada va a pasarte.
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Llegar a ti
Fanfiction¿Cuántas veces tienes que ser golpeado en la cara por el amor para saber que estas frente a tu destino? Al parecer, a Sesshomaru Taisho todavía no le queda claro. Rin y Sesshomaru se conocen desde la infancia, al crecer juntos, cuando son adolescent...