Ímpetu

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🌟Antes de leer, debo decir que habrá una constante aparición de Yue y Hiro, por si no les gusta leer sobre mis OC, pueden saltarse a las partecitas Sessrin si gustan. u.u




-¿Qué haces aquí, Kagome?

-Vine a detener esta barbaridad. –Aclaró plantándose bien frente a las dos mujeres.

-¿Con qué derecho lo dices tú? –Kagura reclamó dejando de lado la libreta de sus bocetos para mirar a Kagome a los ojos.

-Soy la mejor amiga de Rin. –Declaró autoritaria. –Crecimos juntas, la conozco mejor que tú.





Si hablamos de palabras dolorosas el tiempo se queda corto, siendo esta la primera de la lista. Tiempo, a veces era doloroso su paso, ya fuera rápido o lento, en los momentos precisos, escuchar el tiempo puede llegar a ser peligroso. Amor también es una de ellas, algo contradictorio, que la palabra del amor duela y a la vez se sienta tan placentera, pero al final, cuando no se ama con cuidado podría llegar a lastimar bastante.

Hubiera. El hubiera también dolía, el hubiera se clava en la mente con ayuda del mazo del arrepentimiento, una palabra igual de dolorosa, y ambas se quedan ahí, atormentando los recuerdos, escurriendo en el corazón; el hubiera y el arrepentimiento siempre van de la mano y a ratos, sino es que todo el día, todos los días, esas dos palabras eran las que más rondaban la mente de Sesshomaru.

Sentado en el escritorio del estudio de su difunto padre, reclinado en la cómoda y elegante silla, acuñado por el aroma a roble y quizá, si prestaba demasiada atención, al de su padre, su querido padre que de un segundo a otro ya no estaba.

Si su padre no hubiera muerto, ¿qué pensaría de todo lo que estaba pasando ahora? Seguro lo regañaría igual o peor que Irasue, pero al final de cuentas, lo alentaría para volver con Rin. Si su padre no hubiera muerto quizá... Quizá Rin no se habría ido para empezar, porque así no tendrían que viajar a ver esos asuntos de la familia lejana y él no hubiera dejado ir a la niña con esa horrible mujer. Si su padre estuviera vivo, hubiera hecho algo cuando ocurrió lo del desfalco, seguro él lo habría averiguado pronto y así no tendría que engañar a Rin para casarse con él. Si su padre no hubiera muerto... Las cosas estarían bien, ¿no es así?

Quién sabe, no podría saberlo. Y esa era la peor parte del hubiera; la incertidumbre, la impotencia de querer saber qué otras posibilidades había fuera de su destruida realidad.

De inmediato dejó de pensar en su padre cuando unos suaves golpes llamaron a la puerta del estudio. Sesshomaru se despabiló y acomodó en el asiento dando permiso para pasar.

Era Yue, quien mordía un poco su labio inferior en señal de timidez y nerviosismo. Reverenció su cabeza para saludarlo y Sesshomaru lo miró con calma.

-¿Qué sucede? ¿Pasa algo con Rin? –Le preguntó pacientemente.

-Nada de eso... Solo quería saber si puedo hablar con usted. –Confesó tímido jugueteando con sus dedos, entrelazándolos torpemente.

Sesshomaru hizo un ademán para que el muchacho tomara asiento frente al escritorio, Yue se sentó y clavó su mirada en la madera y el cristal del fino mueble, formulando en su mente las oraciones que necesitaba para poder hablar.

Sesshomaru lo miró con una ceja arqueada, pues habían pasado un par de minutos y el chico aún no decía nada, solo parecía removerse incómodo en su lugar y entreabría la boca en busca de hablar, pero al final no sacaba nada.

Llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora