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Flores.
Tenían que ser flores.
Todo indicaba que ella pertenecía ahí, a la frescura de vidas coloridas floreciendo ante el sol. Cualquiera diría que su belleza combinaba con las flores, pero él sabía que las opacaba, los brillantes pétalos no eran competencia alguna para sus ojos castaños.
Unos ojos que ya no lo miraban.
En la sala de la mansión Taisho, Rin y Sesshomaru estaban tomados de la mano parados frente a casi todos los empleados de la casa, encabezados por Irasue y Jaken. La mujer los miraba con severidad, con punzante reproche y forzándose a no torcer la boca de disgusto; Jaken solo miraba con angustia.
-Seguro los dos tienen mucho que decir. –Habló Irasue. –Los escucho.
-Lamento haberlos preocupado. –Rin se reverenció de inmediato. –No debí solo irme de mi casa sin avisarle a nadie, no debí evitar sus llamadas, no debí causar tanto alboroto.
-Levanta la cabeza, eres una Taisho. –Irasue espetó con desdén, Rin se incorporó y apretó el agarre de su esposo.
-El señor Sesshomaru no me hizo nada, todo fue un malentendido, todo fue mi culpa.
-Todo fue su culpa. –Agregó sin emoción alguna en su voz en su gesto, todo para zafarse de las garras de su mamá. Rin contuvo una risita alcanzando a solo resoplar ligeramente, Irasue frunció el entrecejo.
-¿Estoy hablando con un par de niños? –Luego suspiró para guardar la compostura. –Taisho Rin, si vuelves a hacer eso te castigaré sin... sin salir con tus amigas por dos semanas. –Propuso autoritaria, estaba en desventaja, hacía años que no amenazaba con un castigo a alguno de sus dos hijos y nunca había pensado en un castigo para una hija, así que solo dijo lo primero que se le ocurrió. –Y tú, Sesshomaru. Si vuelves a hacer sentir insegura a Rin... te molestaré en la oficina todos los días, ¿entendido?
-Hump. Como sea. –Sesshomaru masculló desviando su mirada. Rin asintió apenada.
-Pronto serán padres y tienen que ser mucho más maduros que esto. Son adultos, si hay un problema deberían hablarlo antes de siquiera...
-¡Es verdad! –Rin interrumpió a su suegra, causando en ella un gesto de desaprobación. –No les hemos contado. –Decía pegando sus ropas a su vientre para hacerlo resaltar. –Miren esto. –Presumió su estómago con orgullo, apenas crecidito y firme. Los empleados miraban con ternura, la pancita de Rin apenas y había crecido ligeramente, pero era notorio y adorable.
-Sí, estás bien embarazada, chamaca. –Jaken refunfuñó con jactancia bien oculta, estaba sobradamente feliz por su nieta, pero aún debía pretender estar enojado por su comportamiento.
-No es solo eso, papá Jaken. –Dejó unos segundos de suspenso. –El señor Sesshomaru yo estamos esperando gemelos. –Anunció con una enorme sonrisa brillando en su rostro. Sesshomaru se permitió elevar sus comisuras levemente. –Conseguimos bebé al dos por uno. –Añadió risueña.
-¡Sí! –El primero en celebrar fue Yue, quien sonreía dando pequeñas palmaditas. –Es una gran noticia, mi señora.
-¡Dos bebés! –Jaken quedó con la boca abierta y casi se va para atrás de no haber sido detenido por Rin, quien solo reía nerviosa.
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Llegar a ti
Fanfiction¿Cuántas veces tienes que ser golpeado en la cara por el amor para saber que estas frente a tu destino? Al parecer, a Sesshomaru Taisho todavía no le queda claro. Rin y Sesshomaru se conocen desde la infancia, al crecer juntos, cuando son adolescent...